El alcohol al volante mata, pero si el azar evitó semejante daño y ese conductor sigue manejando después de un primer siniestro, es de una gravedad superlativa.
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El alcohol al volante mata, pero si el azar evitó semejante daño y ese conductor sigue manejando después de un primer siniestro, es de una gravedad superlativa.
Ayer, poco después de las 10, un conductor de 31 años, que estaba en evidente estado de ebriedad, se subió con su automóvil a la platabanda de la avenida Reyes Católicos al 1500, en una maniobra descontrolada.
En ese preciso momento, el pediatra Manuel Granados -reconocido profesional en toda Salta- circulaba en su bicicleta, como lo hace habitualmente, por la bicisenda que está construida sobre la platabanda.
Tanto el auto como la bicicleta iban en el mismo sentido: de sur a norte.
El descontrolado vehículo que conducía Emanuel Benjamín Herrera Claure, impactó al doctor Granados y lo arrastró por unos treinta metros sobre la platabanda.
En cuestión de segundos, el médico quedó tendido sobre la cinta asfáltica entre el cordón de la vereda y el paragolpes del vehículo, con sus piernas debajo del automóvil. Fue un accidente provocado por una imprudencia y solo la suerte evitó un mal mayor.
Varios llamados al 911 hicieron que en minutos llegara una patrulla y una ambulancia del Samec.
Mientras los policías identificaron al conductor del automóvil, el doctor Granados fue atendido por personal del Samec. Sufrió lesiones en el brazo y codo izquierdos, en el tobillo derecho y un importante hematoma en la pierna derecha.
Luego, todos se trasladaron a la comisaría 3, en Tres Cerritos, donde el médico radicó una denuncia. Lo llamativo es que, según una fuente fidedigna, cuando la víctima acababa de terminar de radicar su denuncia, el conductor ebrio ya tenía a disposición el auto para retirarse manejando.