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Inundaciones en La Merced: falta de decisión política y de control sobre las áreas rurales

Jueves, 01 de marzo de 2018 07:05

La problemática de los anegamientos en La Merced no es nueva, pero en los últimos años se agravó notablemente. Las aguas que invaden la ruta nacional 68 y bajan como un verdadero torrente desde tierras altas por el Camino a Finca Berruezo hasta el sector urbano del pueblo, no solo son producto de las precipitaciones, sino que tienen mucho que ver con las aguas de riego y la falta de control sobre las áreas rurales. Aquí reside una problemática que una y otra vez plantean las autoridades locales a los responsables de Recursos Hídricos de la Provincia, pero que no avanzan más allá de “reuniones protocolares”. Esto evidencia una verdadera falta de decisión política de los funcionarios provinciales, para tomar el toro por las astas. No hacen falta grandes tormentas para que a la altura de finca El Colegio, entre Cerrillos y La Merced, en el sector de El Algarrobal y en San Agustín se formen lagunas sobre la cinta asfáltica. Es más, no hace falta ni siquiera que llueva. En muchas jornadas soleadas y de buen tiempo, los conductores deben realizar peligrosas maniobras en los puntos anteriormente mencionados para evitar toparse de lleno con los bancos de agua. 
Es al menos curioso que los expertos de Recursos Hídricos y de Ingeniería Hídrica no hayan agendado esta situación, que atenta contra la integridad de las personas y sus bienes, y que van aún más allá destruyendo las vías de comunicación pública. 
La localidad de La Merced padece un profundo aislamiento cada vez que caen dos gotas y la situación no da para más. Se trata de una tarea que deberán apuntar también los legisladores departamentales e hilar fino sobre este tema. El taponamiento de las alcantarillas del ferrocarril y de los desagües naturales, la falta de planificación urbana en los departamentos Cerrillos y Rosario de Lerma, la ausencia de controles sobre las aguas de riego y de penalizaciones a los infractores, van socavando la paciencia de los vecinos. 
Un comerciante, apelando al sentido común, expresó: “No queremos ver más fotitos de los responsables de Recursos Hídricos con los legisladores charlando sobre el tema. Necesitamos que se tome la decisión de solucionar el tema. Todos sabemos que algunas fincas desvían las aguas hacia los caminos nacionales y provinciales convirtiéndolos en ríos que arrasan con nuestras pertenencias y quiera Dios que no se cobren una vida”. 

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La problemática de los anegamientos en La Merced no es nueva, pero en los últimos años se agravó notablemente. Las aguas que invaden la ruta nacional 68 y bajan como un verdadero torrente desde tierras altas por el Camino a Finca Berruezo hasta el sector urbano del pueblo, no solo son producto de las precipitaciones, sino que tienen mucho que ver con las aguas de riego y la falta de control sobre las áreas rurales. Aquí reside una problemática que una y otra vez plantean las autoridades locales a los responsables de Recursos Hídricos de la Provincia, pero que no avanzan más allá de “reuniones protocolares”. Esto evidencia una verdadera falta de decisión política de los funcionarios provinciales, para tomar el toro por las astas. No hacen falta grandes tormentas para que a la altura de finca El Colegio, entre Cerrillos y La Merced, en el sector de El Algarrobal y en San Agustín se formen lagunas sobre la cinta asfáltica. Es más, no hace falta ni siquiera que llueva. En muchas jornadas soleadas y de buen tiempo, los conductores deben realizar peligrosas maniobras en los puntos anteriormente mencionados para evitar toparse de lleno con los bancos de agua. 
Es al menos curioso que los expertos de Recursos Hídricos y de Ingeniería Hídrica no hayan agendado esta situación, que atenta contra la integridad de las personas y sus bienes, y que van aún más allá destruyendo las vías de comunicación pública. 
La localidad de La Merced padece un profundo aislamiento cada vez que caen dos gotas y la situación no da para más. Se trata de una tarea que deberán apuntar también los legisladores departamentales e hilar fino sobre este tema. El taponamiento de las alcantarillas del ferrocarril y de los desagües naturales, la falta de planificación urbana en los departamentos Cerrillos y Rosario de Lerma, la ausencia de controles sobre las aguas de riego y de penalizaciones a los infractores, van socavando la paciencia de los vecinos. 
Un comerciante, apelando al sentido común, expresó: “No queremos ver más fotitos de los responsables de Recursos Hídricos con los legisladores charlando sobre el tema. Necesitamos que se tome la decisión de solucionar el tema. Todos sabemos que algunas fincas desvían las aguas hacia los caminos nacionales y provinciales convirtiéndolos en ríos que arrasan con nuestras pertenencias y quiera Dios que no se cobren una vida”. 

Muchos lugareños tienen claro el por qué de los anegamientos, solo resta que los expertos de la provincia tomen nota.


 

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