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Nació una beba cuyo embrión fue estudiado genéticamente

Se trata del primer caso en el noroeste argentino. El procedimiento acorta los tiempos de espera de un embarazo.
Lunes, 19 de marzo de 2018 00:00

Un par de semanas atrás nació en Salta una beba cuyo embrión había sido estudiado genéticamente antes de ser implantado en el vientre materno. Se trata del primer caso en el noroeste argentino, aunque ya son varias las mujeres embarazadas a las que se les ha hecho el mismo procedimiento. El trabajo se realizó en una clínica con una tecnología que implicaba mayores probabilidades de éxito para una pareja que buscaba un hijo desde hacía mucho tiempo.

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Un par de semanas atrás nació en Salta una beba cuyo embrión había sido estudiado genéticamente antes de ser implantado en el vientre materno. Se trata del primer caso en el noroeste argentino, aunque ya son varias las mujeres embarazadas a las que se les ha hecho el mismo procedimiento. El trabajo se realizó en una clínica con una tecnología que implicaba mayores probabilidades de éxito para una pareja que buscaba un hijo desde hacía mucho tiempo.

Según explicó el médico especialista a cargo del procedimiento, Juan Aguilera, la pareja no podía lograr un embarazo viable luego de un tiempo considerable y de varios intentos de fecundación "in vitro".

Entonces decidieron analizar genéticamente el material de los embriones para aumentar las probabilidades de implantación en el útero materno y llegar al nacimiento de un bebé sano.

El estudio genético preimplantacional (PGS, por su sigla en inglés "prenatal genetic screening") permite identificar anomalías genéticas, que son las responsables de la mayoría de los abortos (cerca de un 80 por ciento).

Así se transfiere el embrión libre de alteraciones al útero materno, donde este se desarrollará normalmente hasta el nacimiento.

Este procedimiento es recomendado cuando hay una edad reproductiva avanzada (37 años o más), abortos repetidos o fallos de implantación, entre otras situaciones.

En este caso, además de la edad avanzada de la mujer, los espermatozoides del varón tenían una alteración y se habían realizado entre tres y cuatro fertilizaciones "in vitro" sin resultados.

Si bien el PGS no garantiza el embarazo, aumenta mucho la probabilidad de lograrlo y disminuye el tiempo de espera. El estudio se hizo en mayo del año pasado y la beba nació unas semanas atrás.

"Es histórico y es revolucionario porque cambia un montón de situaciones de mujeres que tienen muy pocas chances de éxitos. Mientras más una mujer se acerca a los 40 años, menos chances tiene. Esto aumenta las probabilidades de embarazo y, sobre todo, de tener un niño sano", explicó a El Tribuno Juan Aguilera, director de un centro médico especializado en reproducción.

A pesar de que la Ley Nacional 26.862 garantiza desde 2013 el acceso integral a los procedimientos y técnicas médico-

asistenciales de reproducción médicamente asistida, el PGS no es cubierto aún por las obras sociales.

Cómo es el estudio

Aguilera explicó que el PGS consiste en hacer una biopsia al embrión, cuando este tiene cinco días de evolución en un laboratorio de fertilización "in vitro".

Con un láser, se hace un agujero pequeño al embrión, se extraen cuatro o cinco células y se las analiza genéticamente para ver si es sano desde el punto de vista cromosómico. Esto permite prevenir enfermedades genéticas y también conocer el sexo del embrión.

"A medida que aumenta la edad de la mujer, el riesgo de tener un hijo con enfermedades genéticas aumenta. Entonces a las mujeres de más de 35 años, que se hacen tratamientos de fertilización "in vitro", les indicamos este tipo de procedimiento para disminuir las chances de tener un niño con alguna enfermedad cromosómica, para aumentar las probabilidades de embarazo pero, sobre todo, para acortar la búsqueda del embarazo", comentó el médico.

"Cuando yo transfiero un embrión sin estudiarlo, no sé si está normal o no. Entonces transfiero un embrión y no se queda. Le transfiero otro y no se queda... En cambio, si tengo los embriones estudiados, le transfiero en el primer intento un embrión genéticamente sano. De esa manera, acorto el tiempo de búsqueda porque en la primera transferencia ese embrión tiene muchas chances de implantarse", aseguró el especialista.

No se modifica el embrión

Juan Aguilera aseguró que desde la bioética no hay críticas a este procedimiento porque se estudia el embrión sin hacer ninguna modificación sobre él.

"Se identifica al embrión genéticamente sano para colocarlo en el útero de la mamá", remarcó y explicó que la mayoría de las fallas de los tratamientos de fertilización "in vitro" ocurren porque los embriones tienen errores genéticos que son incompatibles con la vida. "Entonces, con el PGS se ahorra un montón de abortos", aclaró el médico y comentó que los embriones que no se implantan se congelan.

El profesional expresó que, si bien un embrión debe tener un cuidado y un tratamiento especial, no es un bebé.

"No hay ninguna duda de que (el embrión) no es un bebé. Un bebé es un individuo que ha nacido y que tiene viabilidad, que tiene posibilidades de tener vida de manera autónoma. En cambio, un embrión tiene que pasar por un montón de etapas para ser un bebé", manifestó Aguilera.

"Esto (lo digo) desde un punto de vista médico. No es una cuestión de opiniones personales", agregó el profesional.

Sobre el PGS

El estudio genético preimplantacional (PGS) permite identificar anomalías genéticas, que son las responsables de la mayoría de los abortos (cerca de un 80 por ciento). 
Así se transfiere el embrión libre de alteraciones al útero materno, donde este se desarrollará normalmente hasta el nacimiento. 
Este procedimiento es recomendado cuando hay una edad reproductiva avanzada (de 37 años o más), abortos repetidos y fallos de implantación, entre otras situaciones. 
Si bien el PGS no garantiza el embarazo, aumenta mucho la probabilidad de lograrlo y disminuye el tiempo de espera para la paciente.


 
 

 

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