Las calles de Santa Lucía, barrio ubicado en la zona oeste baja de la ciudad de Salta, siguen siendo parecidas a un área bombardeada durante un conflicto bélico.
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Las calles de Santa Lucía, barrio ubicado en la zona oeste baja de la ciudad de Salta, siguen siendo parecidas a un área bombardeada durante un conflicto bélico.
El boulevard de la calle Santa Marta, el que une el puente nuevo y el viejo, está destruido. Aún no se puede entender si taparon alguna zanja, si parcharon el pavimento o si lo rompieron a propósito y lo intentan reparar.
El caso es que es muy peligroso para todos transitar por esas tres cuadras por la gran cantidad de escombros, carteles, baches y delimitaciones de obras. Los automovilistas de la zona saben, pero el problema es para los que llegan por primera vez y se topan con un escenario que parece de guerra.
La gente dice que Santa Lucía tiene una "colección de baches". Hay de todos los diámetros, profundidades y orígenes.
El barrio tendría la posibilidad de salida rápida del centro hacia la autopista Circunvalación oeste. Sin embargo, el tránsito por el barrio se vuelve tan lento que no es conveniente esa salida.
El potencial de la calle Santa Oliva y su combinación con Santa Gabriela es importante porque conecta rápidamente con Solís Pizarro y Atocha. Sin embargo, estas dos calles tienen tantos baches que los autos circulan a 20 por hora con precaución de rotura de tren delantero.
La avenida Solís Pizarro, el otro boulevard que desemboca en el puente viejo, también tiene una sucesión de obras inconclusas, carteles de obras, parches y obstáculos por donde muy pocos valientes se animan a transitar.
El que sigue siendo atracción para fotografiar es el bache que está ubicado en la calle Santa Inés y la rotonda de acceso al viejo puente de Santa Lucía.
Los vecinos dicen, irónicos, que se trata cenote a cielo abierto (un pozo gigante que deposita agua) digno de los paseos turísticos de la Península de Yucatán en México o Nueva Zelanda.
Es un cráter en el pavimento de al menos un metro de diámetro y que, por debajo del cemento, está hueco. No se ve dónde puede llegar a concluir. La grieta se abrió en los primeros días de 2018 y los vecinos no lograron nunca que alguien vaya ni siquiera a verificar la peligrosidad de lo que ya parece un accidente geográfico.
La abertura está sobre la margen derecha de la calle, casi justo en la parada del Corredor 4D que apenas logra pasar.
Los vecinos de la cuadra dicen que tiembla todo cuando circula el colectivo y que ya están esperando una tragedia en cualquier momento.
Ahora, tras la temporada de lluvias, el "cenote de la calle 2" agrega un nuevo condimento. Las cloacas aparentemente colapsaron y afloran libres por esa hendidura.
El olor es insoportable, especialmente cuando el sol calienta y la humedad se dispersa por el ambiente.