Desde la Secretaría de Ambiente y Servicios Públicos de la Municipalidad de Salta dieron a conocer que planean extender la recolección diferenciada de residuos reciclables, que se aplica en 16 barrios, a 45 más. La iniciativa implica disminuir la frecuencia con la que pasa el camión de la basura.
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Desde la Secretaría de Ambiente y Servicios Públicos de la Municipalidad de Salta dieron a conocer que planean extender la recolección diferenciada de residuos reciclables, que se aplica en 16 barrios, a 45 más. La iniciativa implica disminuir la frecuencia con la que pasa el camión de la basura.
La reducción de la frecuencia se aplicará en principio en los 16 barrios que tienen el servicio de Separemos Juntos, donde se destinarían cuatro días a los residuos húmedos y dos, a los secos; en lugar de seis y tres, como sucede ahora.
Según explicaron, esto permitirá extender la recolección diferenciada a 45 barrios más, comenzando en la primera zona a mediados del mes próximo.
Separemos Juntos es un programa por el cual los vecinos arrojan los materiales como plástico, cartón y vidrios en bolsas naranjas, que recoge un camión diferenciado tres veces por semana. Se trata de un plan piloto que se lanzó en 2011 en un número reducido de barrios y debía extenderse progresivamente al resto de la ciudad.
Este año la recolección diferenciada pasaría de funcionar en una zona habitada por unas 60 mil personas a una donde viven más de 136 mil ciudadanos.
El tema se planteó ayer, en la primera reunión de la comisión de Medio Ambiente, Higiene y Seguridad del Concejo Deliberante, con el flamante secretario de Ambiente y Servicios Públicos, el exconcejal Gastón Galíndez.
El funcionario contó que buscan empezar a ejecutarlo el 15 de abril próximo, en una primera zona, con concientización, educación y difusión, que realizan casa por casa promotores ambientales de manera voluntaria.
El encuentro de ayer se hizo para que analizar cómo se aplicará la ordenanza 15.415 de gestión integral de residuos urbanos (GIRU), sancionada por el cuerpo legislativo a fines de 2017.
Para sorpresa de los ediles, esta norma aún no ha sido reglamentada. "Vamos a tratar de hacerla operativa en lo que no haya que reglamentar pero la idea es empezar a ejecutarla", explicó Galíndez a El Tribuno, quien fue uno de los impulsores de la ordenanza, mientras era concejal.
Desde el Concejo informaron que el año pasado se conformó una comisión de trabajo especial para reformar la ordenanza 3.276 de higiene pública. Durante tres meses, concejales, junto a profesionales del ámbito público y privado, elaboraron un proyecto al que denominaron GIRU, que luego fue tratado y aprobado por el cuerpo durante la última sesión ordinaria del pasado año.
Esta ordenanza establece medidas y acciones para reducir la generación de residuos, recuperar y reciclar los desechos reutilizables, compostar y disminuir la toxicidad de la basura.
"Nuestro objetivo, según la ordenanza, es bajar el paso del camión. El camión también genera impacto ambiental y eso permite seguir ampliando el Separemos Juntos en la ciudad", manifestó Galíndez.
Primero, la separación
El secretario de Ambiente y Servicios Públicos consideró que "la primera solución es avanzar en Separemos Juntos", a pesar de que una auditoría ambiental elaborada a pedido del Concejo Deliberante reveló que se recupera menos del 5% de los residuos que se recolectan con este programa.
"El desafío es generar volumen y compradores", señaló sobre la venta del material recuperado por tres cooperativas. El secretario ponderó que hay fracciones que son más rentables, como el papel blanco, el cartón y el plástico, pero que el negocio está subexplotado y hay que mejorar el proceso de industrialización, por lo menos, de las fracciones más importantes.
"Queremos avanzar rápido porque esto es material recuperable. El crecimiento que le podemos dar a las cooperativas no tiene nombre. Que tengan volumen para comercializar y negociar", expresó.
El crecimiento de Separemos Juntos, además, permitiría aumentar la expectativa de vida útil de dos años de la trinchera IV del vertedero San Javier. El funcionario dijo que el módulo IV se empezó a construir y pretenden que esté listo antes de fin de año. "Nos tiene que dar vida por mucho tiempo, si avanzamos en una adecuada gestión de residuos", expresó.
Inversión conflictiva
Para habilitar la trinchera IV se debe colocar una geomembrana de impermeabilización, que cuesta 24 millones de dólares. Según expresó Galíndez, la comprará la Municipalidad con fondos de Nación. Sin embargo, esta decisión fue criticada por la concejal Cristina Foffani, del Partido Obrero, quien manifestó que esta debería ser pagada por Agrotécnica Fueguina: "La compra de la membrana fue cuestionada porque el contrato dice que la obligación de impermeabilización es de la empresa bajo la forma que sea. (Desde el municipio) no obligan a la empresa a que cumpla con sus obligaciones".
"Lo que hay que generar es menos desperdicio. El sistema de relleno sanitario en Salta en los próximos dos años termina su posibilidad de extensión en el territorio que tenemos. Habrá que pensar en un vertedero nuevo. Aparte de la educación ambiental, se necesita una disposición final que sea correlativa con este criterio, no la que hace hoy la empresa", afirmó.
Los otros residuos
Con respecto a las pilas y baterías, desde la Secretaría de Ambiente reconocieron que no hay un plan concreto para manejarlas. La ordenanza 15.415 dice que "el Departamento Ejecutivo municipal deberá establecer el lugar físico con las condiciones de prevención y seguridad para el almacenamiento transitorio de los residuos peligrosos domiciliarios hasta su disposición final".
El subsecretario de Servicios Públicos de la Municipalidad, Normando Zúñiga, presente en la reunión, mencionó el artículo 105 de la ley 7.070, según la cual "el tratamiento de los residuos y/o sustancias, excluyendo los peligros patológicos y radioactivos, son de competencia de los municipios correspondientes (...)", y que deben hacer convenios con la Provincia.
"Lo que más contamina es lo orgánico. Los desperdicios de alimentos son los que generan los líquidos lixiviados y los elementos contaminantes en un relleno sanitario", expresó Zúñiga. Contó que cada día entran 150 toneladas de desperdicios de alimentos al vertedero.