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28 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
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Salta se sumó a la jornada nacional por la memoria

Organizaciones de derechos humanos y sociales marcharon con consignas y reclamos.
Domingo, 25 de marzo de 2018 00:00

Ragone y Palomitas son dos nombres que la historia reciente más negra y dolorosa quiso poner para siempre en el recuerdo colectivo de los salteños y formar parte del infinito número de muertos por la barbarie a lo largo y ancho del país.

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Ragone y Palomitas son dos nombres que la historia reciente más negra y dolorosa quiso poner para siempre en el recuerdo colectivo de los salteños y formar parte del infinito número de muertos por la barbarie a lo largo y ancho del país.

El 11 de marzo de 1976 Salta se conmovió con el secuestro y desaparición del exgobernador Miguel Ragone, el único mandatario provincial del que nunca más se tuvo noticia. El 6 de julio de 1976, 11 presos políticos fueron sacados del penal de Villa Las Rosas y los masacraron en un paraje de General Gemes.

Son los dos casos más resonantes y difundidos -lamentablemente no los únicos- en estos últimos 46 años cada vez que de dictadura o de derechos humanos se trata. Lo son, como símbolos de un tiempo atroz bañado de sangre y mentiras que comenzó el 24 de marzo de 1976, fecha que el país, con marchas, discursos, proclamas y el recuerdo de los que ya no volverán pero están y estarán siempre en la memoria .

Ayer en las calles

Organismos de Derechos Humanos no gubernamentales de Salta, junto a organizaciones sociales, gremiales, partidos políticos, vecinos y estudiantes, se concentraron ayer en la plaza 9 de Julio a partir de las 17 y desde allí, pasadas las 18, arrancó la marcha que recorrió calles céntricas hasta retornar a la plaza donde se realizará el acto central.

Con fuertes críticas a las políticas de ajuste que llevan adelante el Gobierno nacional y los gobernadores, los organizadores señalaron que "sobran los motivos para salir a la calle". Y, entre otros puntos, desde la tribuna los oradores exigieron:

-Cárcel común, perpetua y efectiva para los genocidas. -Restitución de la identidad a los más de 400 jóvenes apropiados.

-Basta de gatillo fácil: justicia por Nahuel Salvatierra y Facundo Ferreira (el niño de 12 años asesinado por la Policía en Tucumán).

-Nulidad de la ley antiterrorista.

-Fuera las bases militares de Estados Unidos de la Argentina.

-Libertad inmediata y desprocesamiento a los luchadores sociales presos y perseguidos. -No a la criminalización de la protesta social y basta de despidos.

 

Ellos ya no están; siguen sus hijos

Mariana Gamboa y Elia Fernández recordaron a familiares arrebatados.

La dictadura les arrebató a los suyos. Hoy los recuerdan y apelan a que los derechos humanos no sean un enunciado vacío en el país. Mariana Gamboa y Elia Fernández, hijas de víctimas de la dictadura, dieron su testimonio.

Mariana tenía poco meses de vida cuando un grupo armado de la policía secuestró a sus padres en su vivienda de barrio Santa Lucía, el 24 de septiembre de 1976. A la pequeña la dejaron abandonada en el jardín de una casa vecina. Héctor Gamboa y Gemma Fernández Arcieri están desaparecidos.

“Este año tenemos la doble tarea, de seguir luchando por el atraso en los juicios por crímenes de lesa humanidad y para contrarrestar un discurso que pone en duda el terrorismo de Estado y que apunta a poner en libertad a los genocidas”, expresó la militante de Hijos.

La sobrina de Ragone

Cuando asesinaron a su madre, Elia Fernández tenía7 años. Era hija de la arquitecta María del Carmen Alonso, sobrina carnal del exgobernador Ragone. Fue una de las 11 víctimas de la masacre de Palomitas, el 6 de julio de 1976.

“Este 24 de marzo nos encuentra, como siempre, al pie del cañón”, señaló. Dijo que “para nosotros la dictadura no ha terminado porque seguimos viendo resabios de lo que fue el terrorismo de Estado”. A su juicio, “la libertad de Etchecolatz o de Astiz representa un retroceso para nuestra lucha, por tratarse de reconocidos genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad”.

“En Salta mismo -continuó- estamos viviendo una nueva modalidad de impunidad, como el fallo que dejó sin efecto la condena al empresario Levín o la excesiva demora en los juicios que tiene pendiente el exjuez federal Lona”.

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