Horas antes de una de las peores goleadas de la historia que recibió la Selección, el entrenador aseguraba que la lista para el Mundial estaba en un 80%. A revisarla de nuevo, maestro.
La terquedad de Sampaoli o su poca convicción fue una de las razones por las que Argentina la pasó tan mal. Después, siempre hay malas noches que exceden los planes.
Había discusiones que ya estaban enterradas, y Mascherano volvió a jugar de 5. El ex-River solo iba a jugar atrás cuando el DT asumió. ¿Se acuerdan? Sampaoli perdió la memoria, o la convicción. Es un puesto clave para un equipo que pretende mirar más el arco ajeno que el propio. Pero esta es otra premisa que el DT también olvidó rápidamente.
Y por supuesto que hay otros razones que se atribuyen directamente a lo que cada jugador debe aportar. Demostrar. Y Biglia, por ejemplo, al igual que Masche, volvió a defraudar. Banegas, ni hablar. Los arqueros e Higuaín también fueron parte de un todo equivocado. Se siguen equivocando los mismos y no se tolera. No hay confianza, no hay fe ni paciencia.
Sampaoli también habló de pruebas y no estaba mal. Pero el discurso del técnico, cada vez menos comprendido, nos lleva a lo mismo. ¿Qué quiso probar con Mascherano otra vez en el medio? Banegas no necesita más pruebas para saber si puede jugar de Messi. A veces, ni siquiera puede jugar de Banegas. Y las verdaderas pruebas, esta vez, fueron pésimas. Pero había que hacerlas: Marcos Rojo de segundo central, lejos de lo que Otamendi necesita a su lado; Bustos y Tagliafico con continuidad en los laterales. Todos fueron arrollados con el alto vuelo de los europeos. Eso mismo que se vendrá en poco más de dos meses. Y lo mismo que a Lautaro Martínez, Pavón o Pablo Pérez, quienes entraron con un partido ya sentenciado. La actuación de Meza y algunas pinceladas de Lo Celso fueron las únicas notas buenas.
La lista ya está armada en un 80%. Ok, perfecto, pero hay pruebas que ya no hacen falta y entonces estamos destinados a jugar como punto ante las potencias, a no ser candidatos si no se consigue una idea, una identidad fuera de cualquier terquedad.
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Horas antes de una de las peores goleadas de la historia que recibió la Selección, el entrenador aseguraba que la lista para el Mundial estaba en un 80%. A revisarla de nuevo, maestro.
La terquedad de Sampaoli o su poca convicción fue una de las razones por las que Argentina la pasó tan mal. Después, siempre hay malas noches que exceden los planes.
Había discusiones que ya estaban enterradas, y Mascherano volvió a jugar de 5. El ex-River solo iba a jugar atrás cuando el DT asumió. ¿Se acuerdan? Sampaoli perdió la memoria, o la convicción. Es un puesto clave para un equipo que pretende mirar más el arco ajeno que el propio. Pero esta es otra premisa que el DT también olvidó rápidamente.
Y por supuesto que hay otros razones que se atribuyen directamente a lo que cada jugador debe aportar. Demostrar. Y Biglia, por ejemplo, al igual que Masche, volvió a defraudar. Banegas, ni hablar. Los arqueros e Higuaín también fueron parte de un todo equivocado. Se siguen equivocando los mismos y no se tolera. No hay confianza, no hay fe ni paciencia.
Sampaoli también habló de pruebas y no estaba mal. Pero el discurso del técnico, cada vez menos comprendido, nos lleva a lo mismo. ¿Qué quiso probar con Mascherano otra vez en el medio? Banegas no necesita más pruebas para saber si puede jugar de Messi. A veces, ni siquiera puede jugar de Banegas. Y las verdaderas pruebas, esta vez, fueron pésimas. Pero había que hacerlas: Marcos Rojo de segundo central, lejos de lo que Otamendi necesita a su lado; Bustos y Tagliafico con continuidad en los laterales. Todos fueron arrollados con el alto vuelo de los europeos. Eso mismo que se vendrá en poco más de dos meses. Y lo mismo que a Lautaro Martínez, Pavón o Pablo Pérez, quienes entraron con un partido ya sentenciado. La actuación de Meza y algunas pinceladas de Lo Celso fueron las únicas notas buenas.
La lista ya está armada en un 80%. Ok, perfecto, pero hay pruebas que ya no hacen falta y entonces estamos destinados a jugar como punto ante las potencias, a no ser candidatos si no se consigue una idea, una identidad fuera de cualquier terquedad.