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Las mujeres salteñas ganan un 30 por ciento menos que los hombres

Según el Indec, las trabajadores locales cobran en promedio mucho menos que la media nacional, que es del 20 por ciento. A pesar de que hay más mujeres que hombres en la provincia -el sector femenino es el 52,5% de la población- tienen menos empleo. 
Jueves, 08 de marzo de 2018 00:00

Las mujeres padecen desventajas en el ámbito laboral en todo el país, pero en provincias como Salta las condiciones de desigualdad son peores. Según se desprende del análisis de datos del Indec, las trabajadoras locales cobran en promedio casi un 30% menos que los varones, mientras que la media nacional la diferencia es del 20%. La asimetría en los salarios por cuestiones de género, que es un fenómeno mundial, es uno de los puntos que se busca visibilizar en el paro internacional de mujeres que fue convocado para hoy, en el Día Internacional de la Mujer.

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Las mujeres padecen desventajas en el ámbito laboral en todo el país, pero en provincias como Salta las condiciones de desigualdad son peores. Según se desprende del análisis de datos del Indec, las trabajadoras locales cobran en promedio casi un 30% menos que los varones, mientras que la media nacional la diferencia es del 20%. La asimetría en los salarios por cuestiones de género, que es un fenómeno mundial, es uno de los puntos que se busca visibilizar en el paro internacional de mujeres que fue convocado para hoy, en el Día Internacional de la Mujer.

La brecha salarial en el aglomerado de la capital salteña y municipios colindantes es del 29,3%, con referencia al primer trimestre del año pasado. En ese período, en los hogares donde una mujer estaba a cargo de la manutención económica el ingreso medio fue de $15.200, mientras que si un hombre cumplía esa función el monto llegaba a $21.500.

Existe también una brecha en las posibilidades de acceso a los trabajos. A pesar de que hay más mujeres que hombres en Salta, el sector femenino (el 52,5% de la población) tiene menos empleos.

Radiografía en Salta: En el último informe del Observatorio de Violencia Contra las Mujeres (OVcM), se brinda un diagnóstico sobre los aspectos que generan desigualdad en la provincia. 
Uno de ellos, en el ámbito laboral, es que a las mujeres se las discrimina y que muchas veces las empresas no las contratan para eludir licencias por embarazos.

De acuerdo a un reciente estudio de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), en septiembre de 2017 había 90.691 empleadas formales en Salta, sin contar a las trabajadoras domésticas. En el mismo mes, había 129.790 varones en el mercado laboral formal local, un 30% más que el otro género. La relación es similar a la media nacional, que es del 29 por ciento.

En Argentina, el mercado laboral formal comprende a 9,5 millones de personas de las cuales el 41% son mujeres.

En cuanto a las trabajadoras de casas particulares, que es el sector laboral con menor ingreso y, probablemente, con mayor carga horaria, en la provincia hay 7.366 con aportes patronales. El estudio de la SRT da cuenta de que la participación de hombres y mujeres en el mercado laboral está estructuralmente condicionada por el género.

"Mientras que los hombres se concentran en sectores como la construcción, la minería, las manufacturas, el transporte y el agro, las mujeres que trabajan están sobrerrepresentadas en una serie limitada de sectores y ocupaciones. Tienden a concentrarse en el sector servicios, fundamentalmente en sanidad y educación, donde el trabajo en muchos casos representa una prolongación de las tareas asignadas tradicionalmente a ellas: cuidado de personas, socialización de los menores, confección de prendas de vestir, provisión de alimentos o tareas domésticas”, resalta el documento. La descripción coincide con un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el que se indica que en la Argentina el 54% de la brecha salarial “es directamente sexista”. 

El último informe del Indec sobre el mercado laboral da cuenta de que en Salta el 9,6% de las mujeres en edad de trabajar está desocupado, mientras que entre los varones la tasa de desempleo es del 7,6%. Las mujeres de hasta 29 años son las más afectadas por la falta de trabajo: el 19,1% no puede acceder a un empleo.

A esos factores, se suma lo que en los conceptos de economía feminista se denomina “techo de cristal”, para reflejar las barreras sociales que impiden que las mujeres asciendan a puestos jerárquicos. 
Según un relevamiento realizado por la consultora Glue Consulting, en Argentina sólo el 4% de las empresas está dirigido por mujeres. 

En lo que es representación política, las mujeres también corren con desventajas en el país. En la Cámara de Senadores de Salta, por ejemplo, hay solo tres bancas, de un total de 23, ocupadas por legisladoras. En Diputados la situación es similar: de los 61 escaños, 12 están representados por mujeres. Para corregir esa situación, en 2016 se promulgó la ley de paridad en la provincia, que tiene como objetivo equiparar el acceso a cargos electivos entre los géneros.

La carga de la casa

Otro condicionante laboral es la cantidad de horas que están dedicadas las mujeres a las tareas del hogar no remuneradas. Ese factor, según estudios especializados, influye directamente en las oportunidades de trabajo que pueden conseguir, en la promoción a puestos directivos y en el tiempo del que pueden disponer para el ocio. 

La Encuesta de Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo realizada por el Indec en 2013, la única disponible, marca que las mujeres salteñas dedican 6,7 horas por día en promedio a los quehaceres domésticos, el doble que los hombres (3,5 horas), aun cuando menos de la mitad de este grupo, el 46,6%, se involucra en esa actividad. 

Otro punto que resaltó el OVcM en su informe es que faltan propuestas de salida laboral para mujeres. En los talleres que realizó el organismo con funcionarios gubernamentales, no se mencionaron articulaciones entre asistencia a mujeres en situación de violencia y las áreas de empleo, municipales o provinciales.

A nivel nacional, las mujeres ocupan 6,4 horas diarias en ese tipo de labores y entre los varones un 57,9% declara haber realizado trabajo doméstico por un total de 3,4 horas. 

Sería una argumento falaz recurrir a la desigual repartición del trabajo remunerado para explicar la asimetría en el uso del tiempo. El hecho de que, en general, las mujeres empleadas dedican más tiempo al hogar que los varones desocupados derrumba esa teoría. 
La razón más lógica hay que buscarla en los arraigados estereotipos de género. 

La desocupación como factor de la violencia de género

El Indec publicó ayer el primer Registro Único de Casos de Violencia contra las Mujeres (RUCVM), en el que se compilaron los aportes de los distintos organismos de todo el país que brindan asistencia a las víctimas de violencia de género. Se analizaron datos correspondientes al período que va de 2013 a 2017, en el que hubo 260.156 casos de agresiones. 
Uno de los aspectos que toma en cuenta el informe es la situación laboral de las víctimas, que expresa su grado de vulnerabilidad y sus posibilidades económicas para salir del contexto de violencia. La mitad de las mujeres agredidas, el 50,4% dijeron tener un empleo formal o informal. El porcentaje restante estaba desocupada.
El documento del Indec resalta que “contar con algún recurso económico representa para la víctima un grado de independencia que le permitiría salir de la situación de violencia y constituye una ventaja en contraposición con las mujeres que dependen económicamente del agresor. Así, la falta de autonomía económica de las mujeres condiciona o limita la posibilidad de independizarse o alejarse de la situación de violencia”.
En cuanto a la situación laboral de los agresores, las víctimas dieron a conocer que el 76,5% de ellos tenía trabajo, a diferencia de lo observado al analizar la condición de las mujeres.

Formas de violencia

El Indec relevó cinco tipos de violencia: psicológica, física, simbólica, económica y patrimonial y sexual. El 19,4% de los casos incorporados al registro nacional incluyó la violencia económica y patrimonial, que tiene que ver con el deterioro o quebranto en los recursos económicos o patrimoniales de la mujer, aspecto en el que desempleo es un factor clave. En el período relevado hubo, además, 86,9% de denuncias por violencia psicológica; 67,4%, por maltratos físicos y 25,1%, por violencia simbólica. 

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