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Qué tener en cuenta para elegir bien

Por Bernardo Stamateas
Domingo, 15 de abril de 2018 15:19

Todos tomamos decisiones desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, aun cuando no nos demos cuenta. Decidimos cosas simples y complejas. Pero, ¿cómo podemos lograr tomar las mejores decisiones, sobre todo cuando se trata de aquellas que tendrán alguna consecuencia en nuestra vida? Comparto algunas ideas prácticas:
- Desarrollar una mentalidad orientada al éxito. Las personas exitosas jamás declaran que “no se puede” o que algo “es imposible”, porque su mente está orientada a resolver problemas y avanzar, a pesar de los obstáculos, para llegar a la meta.
- Desarrollar una mentalidad orientada a la mejora continua de uno mismo. Para tomar buenas decisiones, no sirve compararse y competir con otros. Tenemos que romper nuestros propios récords y mejorarnos a nosotros mismos cada día un poco más. La superación personal es la clave del éxito en todas las áreas, la cual consiste en ganarse a uno mismo y no en intentar ganarles a los demás.
- Desarrollar una mentalidad orientada a la paternidad. Esto se relaciona a la búsqueda de un mentor. Un mentor es aquel que puede convertirse en una especie de “padre/madre espiritual” porque es alguien que está delante de nosotros en la carrera para brindarnos consejo, si se lo pedimos. Intentar aprender de quien está detrás de nosotros en la carrera es inútil. Hacerlo de quien ya cumplió nuestro sueño nos permite adquirir sabiduría para tomar decisiones que luego no tengamos que lamentar.
Tener la suficiente humildad como para aprender de alguien que de verdad sabe sobre un tema nos permite romper paradigmas mentales que no nos dejan avanzar. Cuando cambia nuestra manera de pensar, nuestra manera de vivir es transformada. 
- Desafiar las dificultades. Cuando vemos una dificultad como una oportunidad para aprender y crecer, tenemos la tranquilidad suficiente para tomar buenas decisiones. Resolver un problema eleva nuestra estima y nos otorga seguridad.
Recordá esto: los problemas son oportunidades de los que podemos extraer algún beneficio. Si se lo permitimos, las dificultades pueden desafiar nuestra manera de pensar y cambiar sistemas de pensamiento obsoletos que ya no nos sirven. Todos tenemos que atravesar problemas alguna vez en la vida. Por eso, necesitamos tener presente que “siempre” la vida nos traerá las herramientas para resolverlos con eficacia.
Y aquí llegamos al último punto para tomar las mejores decisiones: se trata de adoptar una buena actitud frente a la vida en todo momento. Mi actitud es la forma en que “elijo” reaccionar frente a lo que me sucede. La actitud depende enteramente de uno mismo. Mucha gente prefiere echarle la culpa a algo o a alguien más, es decir, al afuera. De ese modo, eluden la responsabilidad que les toca para actuar. “Mi pareja me hizo enojar”, “nadie me entiende”, “mis padres no me dieron amor”, son todas frases que revelan la actitud de la persona.
Todos tenemos una determinada actitud porque todos reaccionamos a la gente, a los estímulos, a las situaciones, etc. La actitud, que es un sentimiento interno, se manifiesta en el cuerpo físico y en la conducta. Ante un mismo acontecimiento, dos personas pueden reaccionar de manera diferente. ¿Solés ser consciente de tu actitud? Si querés minimizar al máximo los errores al decidir, es preferible escoger en todo momento una actitud positiva, independientemente de lo que hagan los demás. A tu actitud la llevás puesta todo el día y, si esta es buena, siempre vas a terminar eligiendo a favor de la vida y a atraer la excelencia en todo.
 

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Todos tomamos decisiones desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, aun cuando no nos demos cuenta. Decidimos cosas simples y complejas. Pero, ¿cómo podemos lograr tomar las mejores decisiones, sobre todo cuando se trata de aquellas que tendrán alguna consecuencia en nuestra vida? Comparto algunas ideas prácticas:
- Desarrollar una mentalidad orientada al éxito. Las personas exitosas jamás declaran que “no se puede” o que algo “es imposible”, porque su mente está orientada a resolver problemas y avanzar, a pesar de los obstáculos, para llegar a la meta.
- Desarrollar una mentalidad orientada a la mejora continua de uno mismo. Para tomar buenas decisiones, no sirve compararse y competir con otros. Tenemos que romper nuestros propios récords y mejorarnos a nosotros mismos cada día un poco más. La superación personal es la clave del éxito en todas las áreas, la cual consiste en ganarse a uno mismo y no en intentar ganarles a los demás.
- Desarrollar una mentalidad orientada a la paternidad. Esto se relaciona a la búsqueda de un mentor. Un mentor es aquel que puede convertirse en una especie de “padre/madre espiritual” porque es alguien que está delante de nosotros en la carrera para brindarnos consejo, si se lo pedimos. Intentar aprender de quien está detrás de nosotros en la carrera es inútil. Hacerlo de quien ya cumplió nuestro sueño nos permite adquirir sabiduría para tomar decisiones que luego no tengamos que lamentar.
Tener la suficiente humildad como para aprender de alguien que de verdad sabe sobre un tema nos permite romper paradigmas mentales que no nos dejan avanzar. Cuando cambia nuestra manera de pensar, nuestra manera de vivir es transformada. 
- Desafiar las dificultades. Cuando vemos una dificultad como una oportunidad para aprender y crecer, tenemos la tranquilidad suficiente para tomar buenas decisiones. Resolver un problema eleva nuestra estima y nos otorga seguridad.
Recordá esto: los problemas son oportunidades de los que podemos extraer algún beneficio. Si se lo permitimos, las dificultades pueden desafiar nuestra manera de pensar y cambiar sistemas de pensamiento obsoletos que ya no nos sirven. Todos tenemos que atravesar problemas alguna vez en la vida. Por eso, necesitamos tener presente que “siempre” la vida nos traerá las herramientas para resolverlos con eficacia.
Y aquí llegamos al último punto para tomar las mejores decisiones: se trata de adoptar una buena actitud frente a la vida en todo momento. Mi actitud es la forma en que “elijo” reaccionar frente a lo que me sucede. La actitud depende enteramente de uno mismo. Mucha gente prefiere echarle la culpa a algo o a alguien más, es decir, al afuera. De ese modo, eluden la responsabilidad que les toca para actuar. “Mi pareja me hizo enojar”, “nadie me entiende”, “mis padres no me dieron amor”, son todas frases que revelan la actitud de la persona.
Todos tenemos una determinada actitud porque todos reaccionamos a la gente, a los estímulos, a las situaciones, etc. La actitud, que es un sentimiento interno, se manifiesta en el cuerpo físico y en la conducta. Ante un mismo acontecimiento, dos personas pueden reaccionar de manera diferente. ¿Solés ser consciente de tu actitud? Si querés minimizar al máximo los errores al decidir, es preferible escoger en todo momento una actitud positiva, independientemente de lo que hagan los demás. A tu actitud la llevás puesta todo el día y, si esta es buena, siempre vas a terminar eligiendo a favor de la vida y a atraer la excelencia en todo.
 

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