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Laurent Thevenot: “Las ciencias sociales confunden a la persona con el individuo”

Entrevista al sociólogo y ensayista. 
Domingo, 15 de abril de 2018 23:29

En su ensayo “La acción en plural”, que llega a la Argentina más de una década después de su publicación original, el sociólogo francés Laurent Thevenot analiza las razones que llevan a los individuos a vincularse con su entorno y establece tres niveles básicos de involucramiento que definen las interacciones sociales: el de justificación, el del plan y el de familiaridad.
Profesor en Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales -donde fundó el Grupo de Sociología Política y Moral- y exdirector del Institut National de la Statistique et des Etudes Economiques parisino (que en la Argentina tiene su equivalente en el Indec), Thevenot inauguró junto con su colega Luc Bontanski una nueva corriente dentro de su disciplina que se conoce como sociología pragmática.
El ensayista, por estos días de visita en la Argentina para presentar “La acción en plural” (Siglo XXI Editores), es también uno de los artífices de la economía de las convenciones -que propone un enfoque que se aparta de las doctrinas ortodoxas centradas en el mercado y el individuo- y se ha dedicado en los últimos años analizar la pluralidad de actores, entornos y disputas que tienen lugar en la sociedad.
Thevenot revisa la nomenclatura clásica de la sociología a través de la reinterpretación de categorías como colectivo/individuo, público/privado o global/local y recorre los tres regímenes elementales de involucramiento a través de los cuales las personas pueden vincularse consigo mismas y con otros sujetos e integrarse a una comunidad.

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En su ensayo “La acción en plural”, que llega a la Argentina más de una década después de su publicación original, el sociólogo francés Laurent Thevenot analiza las razones que llevan a los individuos a vincularse con su entorno y establece tres niveles básicos de involucramiento que definen las interacciones sociales: el de justificación, el del plan y el de familiaridad.
Profesor en Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales -donde fundó el Grupo de Sociología Política y Moral- y exdirector del Institut National de la Statistique et des Etudes Economiques parisino (que en la Argentina tiene su equivalente en el Indec), Thevenot inauguró junto con su colega Luc Bontanski una nueva corriente dentro de su disciplina que se conoce como sociología pragmática.
El ensayista, por estos días de visita en la Argentina para presentar “La acción en plural” (Siglo XXI Editores), es también uno de los artífices de la economía de las convenciones -que propone un enfoque que se aparta de las doctrinas ortodoxas centradas en el mercado y el individuo- y se ha dedicado en los últimos años analizar la pluralidad de actores, entornos y disputas que tienen lugar en la sociedad.
Thevenot revisa la nomenclatura clásica de la sociología a través de la reinterpretación de categorías como colectivo/individuo, público/privado o global/local y recorre los tres regímenes elementales de involucramiento a través de los cuales las personas pueden vincularse consigo mismas y con otros sujetos e integrarse a una comunidad.

¿Cuáles son las particularidades de la sociología pragmática, la corriente que impulsó junto a su colega Luc Boltanski y que desarrolla ahora en La acción en plural?
Es un movimiento que nació en Francia a fines de los 70 y que a pesar de su nombre no es esencialmente pragmático. La idea es volver a la acción, al actor que de alguna manera estaba subestimado en las corrientes sociológicas anteriores. Se da una constelación de investigaciones múltiples y diversas que siguen siendo plurales y donde el libro que escribí junto a Boltanski, “On justification”, tiene un papel fundador. 
En esta primera etapa trabajaba sobre cómo actúa el individuo cuando se encuentra en un espacio público con la perspectiva de una justificación de lo que hace. El espacio público ha sido trabajado obviamente por otras ramas de la sociología pero, en nuestro caso, las pruebas de justificación se apoyan solamente en el mundo material. En esta rama se trata de valorizar la manera de poner en acción lo material. A mí lo que me interesa sobre todo son las operaciones que producen generalidades. Lo que trata de hacer esta sociología es recuperar la enorme variedad de modos de hacer de los actores sociales: sus formas de interactuar, discutir, quejarse y acordar con los otros. 
 

¿Por qué los objetos son tan decisivos para esta concepción de la sociología? ¿El mundo material tiene hoy otra relevancia?
Nuestra sociología trabaja sobre lo cotidiano, sobre lo diario: allí los objetos desempeñan un rol más que importante. A propósito de esta idea, hay un relato de Julio Cortázar, “El diario a diario”, que ilustra muy bien la idea de lo que yo llamo involucramientos diferentes. El cuento trata sobre cómo un mismo periódico admite utilidades diferentes que van desde la lectura a la posibilidad de envolver con él un puñado de verduras. Alguien deja un periódico en el banco de una plaza, que se convierte en un montón de hojas hasta que otra persona lo toma y lo lee. Y luego lo toma una mujer que decide usarlo para envolver las verduras que ha comprado en el mercado.
El relato de Cortázar nos permite ilustrar lo que en la sociología pragmática hacemos con los objetos en los análisis: desarrollamos una sociología realista donde, siguiendo la idea del cuento, hay diarios y hojas y no solo actores que interactúan. Estas cosas tienen consecuencias que van a ser calificadas de manera diferente según el grado de involucramiento de los actores. Si yo con el papel envuelvo las verduras voy a estar muy lejos del primer involucramiento con el objeto que plantea el relato. Lo que quiero decir con esto, es que nuestro enfoque de la sociología pone especial atención al cambio de estado de los objetos según el modo de involucramiento.
La importancia de las cosas ya estaba presente antes en la antropología pero no desde esta jerarquía de involucramiento que hoy es importante para entender la tensión que existe entre los individuos y los objetos, que está en el corazón de las metamorfosis actuales de nuestro mundo. Hoy prevalece una ambición por certificar las cosas, por encerrarse en una sola calificación. 


En uno de los capítulos del texto habla de la crisis de representación política y de la necesidad de renovar las categorías de análisis para interpretar el surgimiento de nuevas identidades políticas. ¿Qué elementos se debería tener en cuenta en la sociología para comprender la irrupción de los nuevos movimientos sociales?
Muchas veces las iniciativas que son a priori consideradas demasiado pequeñas para convertirse en movimientos sociales, se inician en una temática particular y local y no en una gran causa pública. Desde esa irrelevancia las aborda muchas veces la sociología clásica y las desestima. Hoy estamos obligados a cambiar esa concepción más cerrada del movimiento social en función de algunas transformaciones políticas que se han producido.
La primera reformulación necesaria supone modificar el análisis para no partir de lo colectivo. Se trata de arrancar de una marca por lo general personal -un lugar, un video, una foto, un monumento, etc.- y ver ahí con los grados de acción que son diferentes. Nuestra herramienta de análisis que toma en cuenta lo familiar permite comprender y abarcar la base del movimiento populista.

¿Por qué es habitual que surjan las preguntas por la utilidad de la sociología como no ocurre con otras disciplinas? ¿En qué medida esto se relaciona con la objeción de algunos líderes políticos que a la hora de leer algunos fenómenos prefieren hacer hincapié en la responsabilidad individual antes que social?
En la sociología que desarrollamos hay un lugar muy claro para el individuo. El individuo es social, esto quiere decir que está preparado para la interacción social. Se trata de pensar las diversas maneras de hacer lo común. Entonces, no hay que anteponer el individuo a lo social. En una gramática de lo común como vemos en Durkheim, por ejemplo, lo común es solidario y colectivo y el individuo no es algo central, pero en ciertas construcciones que hoy se destacan más ahí podemos ver esta figura del individuo responsable y autónomo que se antepone a lo social. En el mundo liberal, el individuo opta entre diferentes opciones pero estas opciones tienen que ser conocidas por el resto de los individuos. El drama de las ciencias sociales es que muchas veces confunde al individuo con la persona.
 

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