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28 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
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A 50 años de la muerte de Yuri Gagarin, el primer hombre que surcó el espacio

Falleció trágicamente el 28 de marzo de 1968 cuando su avión cayó a tierra, a 250 kilómetros al noroeste de Moscú.
Sabado, 21 de abril de 2018 23:16

El 28 de marzo de 1969, el mundo se conmovió cuando se enteró que el astronauta soviético Yuri Gagarin, “el Cristóbal Colón del siglo XX”, había fallecido trágicamente. El accidente ocurrido cuando el avión supersónico MIG 15 que piloteaba, se precipitó a tierra a unos 250 kilómetros de Moscú.

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El 28 de marzo de 1969, el mundo se conmovió cuando se enteró que el astronauta soviético Yuri Gagarin, “el Cristóbal Colón del siglo XX”, había fallecido trágicamente. El accidente ocurrido cuando el avión supersónico MIG 15 que piloteaba, se precipitó a tierra a unos 250 kilómetros de Moscú.

La noticia difundida en nuestro país en la tarde de aquel jueves 28 de marzo, fue realmente impactante, especialmente para quienes venían siguiendo la apasionante y maravillosa carrera espacial que, desde el 4 de octubre de 1957, protagonizaban la Unión Soviética y los EEUU.

En Salta

En nuestra ciudad, no bien se difundió la noticia, la gente se agolpó ante las pizarras que el El Tribuno comenzaba a instalar en el entrepiso de Zuviría 20. En ellas se podían leer los cables transmitidos por la agencia internacional de noticias AFP. El primero de ellos decía: “Yuri Gagarin, el primer cosmonauta de la historia espacial, pereció hoy en pleno día, cuando el avión militar de entrenamiento en que se hallaba, se estrelló 250 kilómetros al noroeste de Moscú. Así se supo esta tarde por fuentes soviéticas”.

Al día siguiente, en la edición de papel de El Tribuno (29/03/1968), reiteró en tapa la información adelantada la tarde anterior y agregó: “Yuri Gagarin, el primer hombre que surcó al espacio a bordo de la nave Vostok 1, el 12 de abril de 1961, falleció ayer a los 34 años de edad cuando efectuaba un vuelo de práctica con el ingeniero coronel Sereguin, a bordo de un caza supersónico MIG 15. El objetivo del vuelo -según la fuente soviética- era mantener físicamente en forma al hombre que había realizado la primera revolución orbital de la Tierra.

El caza MIG 15, estaba provisto de un doble sistema de comando y todavía no se sabe -agregaba el cable- quien piloteaba la nave cuando se produjo el accidente. Las causas del siniestro que enluta hoy a la URSS y conmueve a la humanidad entera, serán determinadas por una comisión especial investigadora.

La torre de control del aeródromo militar del que dependía la máquina de Gagarin, perdió contacto con el navío veinte minutos después del despegue. La búsqueda se inició de inmediato y los restos del MIG 15 fueron descubiertos unas dos horas después. Tanto el astronauta Yuri Gagarin como el coronel Sereguin, comandante de una unidad de la Fuerza Aérea de la URSS, habían perecido.

El lugar de la catástrofe se sitúa -decía la fuente soviética- a unos cuarenta kilómetros del aeródromo militar del que dependía la nave siniestrada, cerca de la ciudad de Vladimir, y a unos 250 kilómetros al noroeste de Moscú.

Pionero del espacio

Yuri Gagarin, el primer hombre que circunvaló la Tierra a través del espacio exterior, era uno de los hombres más queridos en la Unión Soviética. Lamentablemente falleció joven, y luego de haber hecho una carrera coronada por la emoción de ser el pionero del espacio”, concluye el cable internacional.

Desde los valles del río Ural hasta el espacio sideral

“Es bella la Tierra vista desde el espacio”, decía Gagarín cuando se le preguntaba sobre su vuelo en el Cosmos, del 12 de abril de 1961. Tuve el privilegio -contó en 1968 el periodista francés Serge Berg- de encontrar varias veces a Gagarín en congresos de astronáutica y, en particular, en los numerosos viajes que efectuó a Francia. En especial, recuerdo el de octubre de 1963, cuando vino a París a recibir el premio internacional de astronáutica “Gallabert”. Lo acompañaba el profesor Leonid Sedov, el padre de los primeros “Sputnik”.

El primer europeo del espacio poseía un atractivo particular. Era alegre, espiritual, respondía con simpatía las preguntas, aunque solo pudiera dar respuestas imprecisas. Cuando llegó a París por primera vez, con uniforme de coronel de la Fuerza Aérea Soviética, con la orden de Lenin, en su chaqueta, el público se sorprendió por su baja estatura, pero quedó seducido de inmediato por su aire de niño bueno.

Este hijo de koljosianos, pequeños campesinos de la región de Smolensko, llevaba sin embargo un nombre prestigioso de la Vieja Rusia: el de los príncipes Gagarin. Pero cuando se le preguntaba si estaba emparentado con esa noble familia rusa, contestaba con humor: “Lo lamento por los príncipes, pero no tengo ningún lazo de parentesco con ellos”.

Se inscribió en el Aero Cub de Saratov donde concluyó en 1955 su primer curso para luego ingresar a la Escuela de Aeronáutica de Orenburg, en los Urales. En 1957 se graduó como piloto de caza, justo cuando fue el lanzamiento del primer satélite artificial del mundo, el “Sputnik 1”. Para entonces, los rusos ya pensaban en los vuelos del hombre por el cosmos. Y así es que Gagarin fue uno de los primeros en aspirar entrenarse de cosmonauta. Su esposa, Valentina Ivanovna, ignoró sus actividades hasta el mismo día de su primer vuelo al espacio -y primero del hombre- el 12 de abril de 1961. Hasta entonces él solo le decía sonriente: “Hago cosas importantes”.

“Del Ural a las estrellas”, así podría definir la carrera legendaria de Yuri Gagarin. Ese pequeño koljosiano convertido en el primer héroe del espacio, cuyo vuelo histórico, hace siete años abrió una nueva época en la aventura del hombre”, conluyó Serge Berg.

El Tribuno y su sentida despedida a Yuri Gagarin

Una pluma inspirada despidió al “Colón del siglo XX”.

 

La nota “Responso por Yuri Gagarin” no tiene firma pero se publicó en la contratapa de El Tribuno del 29 de marzo de 1968, y dice así: “Yuri Gagarin, has emprendido otro viaje a las estrellas; regresaste al cosmos, pero esta vez sin tu escafandra de navegante espacial y con los ojos fijos en esa eternidad que amaste y conosiste desde tu Vostok.

Si Dante pudo bajar en vida a los infiernos de la mano de Beatriz; si pudo regresar para describir las escalofriantes sombras que pueblan los antros de Plutón y los espectrales círculos de fuego; Tú, más osado, te atreviste a desafiar la pavorosa vastedad del cielo, con esos enormes zapatones con los que caminaste por el vacío, como Jesús por las aguas.

Yuri, subiste a ese mundo de cometas y estrellas guiado por la mano de la ciencia y solo, y si no supiste como Dante contar después tu historia, nos dejaste en cambio tu proeza escrita con la tiza de la vía Láctea y rubricada por la cola de fuego de algún cometa. Solo atinaste a decir: la Tierra es bella; y esa revelación resulta tan eterna y conmovedora como los tercetos inmortales de Alighieri.

Yuri, hiciste realidad a Julio Verne al convertirte en el primer cosmonauta de la humanidad, pero a esto lo dicen las fechas y las crónicas. Lo que no dirán es que el mundo no olvidará tu nombre junto al de Colón. Se escribirá solo tu historia y descenso al limbo de la nada, pues eras un niño demasiado bueno para traicionar el secreto que te habían confiado los planetas”.

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