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El luto de una mujer perseguida, golpeada y pocas veces escuchada

Lleva años enfrentando al sistema judicial salteño. Su denuncia fue escuchada por primera vez.Un análisis de sus quejas penales muestra que de 15 presentaciones 14 fueron archivadas.
Domingo, 22 de abril de 2018 00:00

La testigo protegida por el caso María Cash, Julia Leal, es una madre de 5 hijos que desde hace años soporta sobre sí el infierno de un sistema judicial caduco, lento e inoficioso, además de las amenazas de muerte, la ausencia de sus hijos y el peso de una historia que se atrevió a esbozar, cuyo final podría ser imprevisible.

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La testigo protegida por el caso María Cash, Julia Leal, es una madre de 5 hijos que desde hace años soporta sobre sí el infierno de un sistema judicial caduco, lento e inoficioso, además de las amenazas de muerte, la ausencia de sus hijos y el peso de una historia que se atrevió a esbozar, cuyo final podría ser imprevisible.

Los golpes propinados por su ex pareja, M. M, A., policía penitenciario federal, no terminaron con la resistencia de la mujer, en cuyo diario de vida se pueden leer historias descabelladas, miedos extremos y fugas cinematográficas junto a sus hijos, hoy en poder de su denunciado de siempre.

La pareja residió hace unos años en Campo Quijano, desde antes del 2011 hasta que la violencia los separó en el 2013.

Ella decidió vivir en San Miguel de Tucumán.

Esa paz duró apenas un tiempo. En marzo del 2016 el agente federal exigió en la Fiscalía Civil, a cargo de la jueza Claudia López de Tucumán, poder retirarlos cada fin de semana. Allí comenzó otra tragedia. Su ex con su actual pareja secuestraron a los niños y los trajeron a Salta.

Allí comenzaron a labrarse decenas de denuncias cruzadas.

Ante esta situación la mujer denunció estos hechos y por la desaparición tomó intervención la división de trata de Tucumán.

Según fuentes tucumanas, la mujer viajó a Salta buscando a sus hijos. Se dirigió a su antiguo domicilio en Campo Quijano y encontró al más pequeño, de tan solo 3 años, en un estado de abandono y al cuidado de otro niño desconocido. Inmediatamente se dirigió a la comisaría de Campo Quijano para denunciar el hallazgo de su hijo. En ese momento se hizo presente su ex con el uniforme puesto y golpeó a la mujer en las puertas de la comisaría -delante de los policías, pero estos no intervinieron-.

Se supo que el comisario de esa dependencia declaró las amenazas de muerte que recibieron la mujer y sus hijos en el episodio de la comisaría de Campo Quijano.

Los chicos estuvieron escolarizados en el Instituto Árabe Argentino.

Tanto la mujer como sus hijos y sus padres fueron víctimas de varios allanamientos para acreditar el domicilio, en los cuales se hacían presentes más de 10 policías y hasta fiscales.

En contraposición, 14 de las 15 presentaciones o más que hizo la mujer en distintos fueros de la Justicia de Salta fueron archivados de inmediato.

Sin embargo, de la misma cantidad de presentaciones penales y civiles que realizó su expareja solo una pasó a archivo, el resto está en vigencia.

Con ese desorden jurídico y de parcialidad manifiesta en contra de la mujer, la misma recorrió los pasillos de la ciudad judicial de Salta durante 9 meses sin que el expediente de restitución de sus hijos sufriera siquiera un solo movimiento.

El 17 de octubre del 2016 la mujer fue sorprendida por su ex, quien la golpeó de manera salvaje. Ella decidió huir de nuevo. La historia de su vida recuerda que finalmente la Justicia tucumana le restituye los hijos a su ex.

Estuvo en huelga de hambre en la puerta de Casa Rosada pero fue echada del lugar por la policía.

Recorrió todos los medios de comunicación y denunció todo. Vencida por la negación de justicia lloró en los pasillos judiciales de Salta y una mañana de febrero se atrevió a contar en una fiscalía de Buenos Aires tal vez el secreto más cruel que la unía a quien fuera de alguna manera su socio y pareja.

Denuncias por decena

El análisis de los antecedentes judiciales de la testigo protegida del caso María Cash muestran a las claras que la mayoría de su quejas penales terminaron archivadas.

En los Juzgados de Personas y Familia sus presentaciones por violencia familiar están todas archivadas. No así las que realizó su expareja.

En ese contexto, el defensor de la mujer, Sergio Chiericotti, dijo: “El sistema muestra a las claras el nivel de indefensión en el que se encuentran muchas víctimas de violencia familiar. Este es un caso testigo”, afirmó.

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