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Sergio Berensztein: “El aumento de las tarifas es un costo político que el Gobierno está dispuesto a dar”

Miércoles, 25 de abril de 2018 01:20

Sergio Berensztein llegará a la provincia para disertar en una conferencia en el marco de los 55 años de la Universidad Católica de Salta el viernes, a las 19.30 (con cupos limitados). Adelantando su visita, el prestigioso analista político dialogó con El Tribuno y consideró que Argentina arrastra problemas históricos que nunca pudo resolver.
Sobre el tema de las tarifas, Berensztein afirmó que “puede tener algún costo pero forma parte de la inversión de capital político que el Presidente está dispuesto a hacer para modificar hábitos de consumo que eran insostenibles”. 

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Sergio Berensztein llegará a la provincia para disertar en una conferencia en el marco de los 55 años de la Universidad Católica de Salta el viernes, a las 19.30 (con cupos limitados). Adelantando su visita, el prestigioso analista político dialogó con El Tribuno y consideró que Argentina arrastra problemas históricos que nunca pudo resolver.
Sobre el tema de las tarifas, Berensztein afirmó que “puede tener algún costo pero forma parte de la inversión de capital político que el Presidente está dispuesto a hacer para modificar hábitos de consumo que eran insostenibles”. 

El título de su conferencia es “Los viejos problemas de la Argentina de Mauricio Macri”. ¿Cuáles son esos problemas que arrastra el gobierno de Cambiemos?
La actual agenda política es una situación bastante interesante porque es una síntesis de problemas históricos que la Argentina no logró resolver, empezando por la inflación, el déficit fiscal, una cuestión de competitividad sistémica, problemas de administración pública y de mal gasto público. Son problemas que no son nuevos, sino que se fueron agravando, muchos de los cuales se acentuaron durante la última gestión del kirchnerismo. Al margen de la herencia del populismo, Argentina ya venía con las consecuencias estructurales de la crisis 2001-2002 que el kirchnerismo no solucionó. Ahí, la verdad que perdimos un tiempo enorme para que la Argentina vuelva a reconstruir, dentro y fuera del país, la confianza de los inversores. Macri todavía está lidiando sobre eso. Cuando mirás el largo plazo, la balanza en Argentina está acumulando una cantidad de problemas en los últimos 70 años. La Argentina suele acomodar distorsiones muy profundas con crisis macroeconómicas severas. Todo eso, opera hoy porque después de los costos que ha tenido eso para Argentina el Gobierno decidió un camino gradual para no volver a sufrir las consecuencias de semejantes episodios de correcciones macroeconómicas tan severas y condiciona la política actual. 

¿El gradualismo es la forma de resolver esos problemas?
Yo tengo una visión un poco diferente del consenso, porque yo creo que es más que discutir gradualismo o shock. El shock era imposible de implementar en Argentina, ya que hoy la sociedad no tolera esa clase de sacrificios. Si ya tenían un 30% de pobreza y una amplísima marginalidad, imaginate lo que hubiese implicado una política de shock. Yo creo que gradualismo es un método más que una política en sí misma. Es cómo implementas políticas públicas, no qué implementas. Acá la pregunta es si lo que está implementando el Gobierno es lo adecuado, no es cómo lo hace sino qué hace el Gobierno.

¿Y es lo adecuado?
Se discute gradualismo si o no y no se discute ¿qué gradualismo? Esa me parece que es pertinente porque ahí te fijas en la caja de herramientas que el Gobierno está utilizando y no cómo las utiliza. Por ejemplo, el Gobierno define como suficiente un método de acción política caracterizado por acuerdos mínimos que tienen costos de rupturas bajos. En diciembre supuestamente había un acuerdo con los gobernadores, cada uno hizo lo que quiso, subieron ingresos brutos y no le dieron importancia.

¿Por qué no hay costo?
¿Cuál es el costo de ruptura de un acuerdo en Argentina cuando es un papelito firmado? Cero. Ahora viene de vuelta una discusión por el asunto de las tarifas. No hay un acuerdo marco que genere influencia real en el comportamiento de los actores. Es un gobierno que se maneja con acuerdos minimalistas que como tales tienen costos de ruptura bajos, entonces muchos actores los rompen sin ninguna consecuencia. El Gobierno no cree en los grandes pactos, pero al no conformar un gran acuerdo sobre la cuestión energética que incluyera la recomposición tarifaria quedó trabado primero con la cuestión de las audiencias, el despelote de la Corte. Hicieron las audiencias, llega el momento de hacer los aumentos y todo el mundo protesta.

¿Piensa que las tarifas pueden ser el talón de Aquiles de Cambiemos?
No creo que sea un talón de Aquiles porque esto afecta básicamente a sectores medios y altos, a la parte importante del votante de Cambiemos, que hasta ahora no tiene ninguna otra opción electoral. Puede tener algún costo, pero forma parte de la inversión de capital político que el Presidente está dispuesto a hacer para modificar hábitos de consumo que eran insostenibles. Me parece que el aumento de las tarifas es un costo político que el Gobierno está dispuesto a dar, porque está aumentando el apoyo en los sectores más bajos, pierde en los sectores medios y altos pero nadie capitaliza en la oposición eso. No hay ningún candidato del peronismo o de la oposición que tenga la capacidad de capitalizar estos errores o los costos de la reducción del déficit fiscal vía reducción de subsidios.

¿Le sorprendió el apoyo de María Eugenia Vidal al quitar los impuestos provinciales a las tarifas y que los demás gobernadores de Cambiemos no estén tan de acuerdo con este pedido de Macri?

Me parece que el esfuerzo fiscal tiene que ser compartido. Una cosa era poner impuestos provinciales y municipales a una tarifa que era relativamente acotada. Ahora que sube tanto la tarifa esto tiene consecuencias obviamente más significativas. Dicho esto, María Eugenia Vidal es la principal aliada del Presidente, es la figura política con mejor imagen en el país y si la Provincia de Buenos Aires está dispuesta a hacer un sacrificio obviamente condiciona y presiona al resto de los gobernadores. Yo creo que fue inteligente por parte del Lilita Carrió, junto al radicalismo con Alfredo Cornejo, tratar de desplazar a la oposición en términos de canalizar la demanda de la ciudadanía y de buscar una solución con las cuotas. Obviamente no hay mejor crítico que alguien de tu coalición porque estás desplazando o evitando que la oposición pueda capitalizar esto y sacar ventajas político-electorales.

¿Por qué el peronismo o la oposición no pudo capitalizar el tema de las tarifas y terminó, en un espectáculo casi bochornoso, insultándolo a Alfredo Olmedo?

En primer lugar, me parece que había una situación particularmente compleja. La oposición está fragmentada, no hay una unidad de criterio de cómo enfrentar a Cambiemos. Hoy la oposición sufre los mismos problemas de coordinación y de heterogeneidad que sufrían Macri, el radicalismo, la Coalición Cívica y el socialismo en la época de Néstor o Cristina. Es tan poderoso el presidencialismo que obviamente es muy complejo para la oposición lidiar y coordinar estrategias. Al margen de Olmedo, eso fue un episodio anecdótico.

¿Qué opina de lo que dijo el interventor del peronismo, Luis Barrionuevo, de que Emilio Monzó y Rogelio Frigerio pueden ser aceptados en el peronismo?

Fue una chicana de Barrionuevo con Fantino.

Pero se refiere a la salida de Monzó ante un eventual segundo mandato de Cambiemos...
La salida de Monzó es reveladora de un desgaste de los sectores más políticos del Gobierno, no solamente de Monzó, el diputado Massot o el propio Frigerio, que está un poco relegado, porque predomina esta visión no política de la política, lo cual es muy inusual, cuando vos sabés que esto ya fracasó en México con Fox o en Chile con Piñera y Macri repite sistemáticamente los mismos errores de los dos empresarios anteriores que gobernaron países importantes en la región. Hay negación a mirar la historia, a entender que las prácticas del sector privado pueden ser interesantes, útiles en algún aspecto pero de ninguna manera reemplazan a la política. Pueden alimentarla pero no sustituirla.

¿Por qué piensa que pasa esto?

En Argentina, no solamente en este gobierno, hay un poquito de soberbia de pensar que en el fondo las cuestiones son de personas que tienen la intención de hacer las cosas bien; cuando en Argentina hay problemas estructurales y el gobierno es ineficiente y lo fue siempre, no es que este es un gobierno que no logra resultados. En general, ningún gobierno logró los resultados que se propone, porque hay disfuncionalidades inherentes a cómo se gobierna, que este gobierno no solamente no resuelve sino que profundiza. Por ejemplo, el hiperpresidencialismo. Han armado un mecanismo de gobierno centralizado en el Poder Ejecutivo, en la figura del presidente, en el jefe de Gabinetes y los dos vicejefes. Los ministros hoy son personas muy respetables, eficientes en su función, pero en la práctica son parte de un mecanismo de poder donde ellos tienen relativamente poca autonomía. Son empleados del presidente. Macri refuerza el hiperpresidencialismo cuando eso implica una centralización de la autoridad y del poder que puede tener lógica en el sector privado, pero en la política pública lo más importante es la descentralización.
 

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