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La emboscada contra todos

Domingo, 29 de abril de 2018 00:00

El desenlace de la vida del colectivero Leandro Alcaraz, truncada por el accionar de unos delincuentes, jóvenes de 17 y 18 años según las investigaciones hasta el momento, indigna a todo el país.

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El desenlace de la vida del colectivero Leandro Alcaraz, truncada por el accionar de unos delincuentes, jóvenes de 17 y 18 años según las investigaciones hasta el momento, indigna a todo el país.

La situación de los acusados, la del delincuente que viajó gratis durante alrededor de cuarenta minutos, tiempo que utilizó para armar la emboscada fatal, y la del otro asesino que lo esperaba más adelante para ejecutar al trabajador, es el fiel reflejo de lo que suele suceder con quienes delinquen, tienen a su favor un sinfín de factores y herramientas jurídicas que le facilitarán su evasión, de hecho uno de ellos ya está en libertad.

Es precisamente esa circunstancia, la de una impunidad casi segura para los delincuentes, lo que viene a agravar el dolor que representa la pérdida de una vida humana, la de un joven trabajador y hombre de familia que deja una esposa y una hija de cinco años huérfana, arruinando la vida de esas personas, privándolas de su presencia, sustento y las incontables consecuencias que causan semejante tragedia.

Existe un enunciado legal que dice: "un delito impune abre el camino de la delincuencia no solo al mismo autor, sino a todos aquellos que tengan la oportunidad de transitarlo", conclusión que refleja con exactitud lo que estamos viviendo.

No hay dudas de que hoy en día quien delinque no tiene presión psicológica alguna acerca de lo que serán las consecuencias de su accionar. De parte del sistema no hay una prevención intimidatoria que tienda a inhibir o apartar de decidirse a cometer un ilícito a alguien, por el contrario, y gracias al garantismo mal entendido que invadió el pensamiento de muchos jueces, advertimos que muchos delincuentes transcurren su vida sin experimentar el significado de sus actos, arruinando vidas sin tener una leve noción del respeto por el otro, por sus bienes y sobre todo por su vida.

Existe un universo, si cabe la expresión, para quienes el delito forma parte de su medio de vida habitual, y por otro lado se encuentran simples ciudadanos como Leandro Alcaraz, quienes se desenvuelven con esfuerzo y lícitamente, trazando a pesar de muchos obstáculos un proyecto de vida, dos realidades que demuestran que la ideología garantista no dio resultado y debemos empezar a revertirla.

 

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