¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

23°
19 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Maravillas de la vida animal: la golondrina

Es un ave de campo abierto y se ha diseminado con la expansión humana.
Martes, 03 de abril de 2018 17:10

Por Walter Octavio Chihán, médico veterinario.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Por Walter Octavio Chihán, médico veterinario.

Las golondrinas tienen el privilegio de ser entre todos los pájaros los más amados por el hombre. Este fenómeno se apreciará mejor si hacemos referencia a la leyenda relativa a estas aves. En tanto que los búhos, cuervos y águilas se los mira como pájaros de mal agüero, la golondrina parece ser portadora de buenas noticias, consuelos y alegrías.
Precisamente, fue una golondrina la que trató de consolar a Jesucristo en la Cruz. No hay, desde luego, texto bíblico en que se apoye esta ingenua leyenda cristiana, pero en ella se pone de manifiesto el cariño que encierra el corazón del pueblo por este dulce pajarillo.
Casi todas las variedades de golondrinas de Europa y América habitan cerca de la vivienda humana. Hay golondrinas europeas que anidan en chimeneas. En el oeste de los Estados Unidos, la golondrina verde violeta hace su nido debajo de los puentes, como lo hace su coterránea la golondrina de plumaje castaño y robustas alas. Hay golondrinas que han cambiado sus primitivas cuevas por las oscuras vigas de madera del granero, entre todas, es esta variedad la que se lleva la palma de la belleza, por su cola ahorquillada, su dorso de azul metálico y su pecho rosado. Las golondrinas, en la época del celo, se lanzan la una hacia la otra en vuelos entrecruzados, como en el más animado juego de niños. Después, y a medida que los instintos de apareamiento se hacen más exigentes, el coqueteo cobra más intensidad, hasta que, por fin, macho y hembra juntan los picos amorosamente, a la vez que se asientan en el nido.


Por lo común, ambos trabajan juntos en preparar el nido de barro, en forma de taza, ya sea rehaciendo el de ayer o construyendo uno nuevo: a veces el problema no se resuelve hasta después de una larga discusión, en la que la ‘señora‘ dice casi siempre ‘el último trino‘. En seguida, ella vuela presurosa al lago o arroyo más cercano, toma primero un traguito de agua, zigzaguea buscándose el bocado de un insecto y después, sin posarse ni pausar en el vuelo, recoge una pizca de barro. Llevándola en la boca, la mezcla con su saliva pegajosa, la amasa hasta hacerla una sustancia blanda y con ella desaparece bajo el dintel del pajar. Inmediatamente, se lanza afuera el macho para emular la operación.


Migración
Llegado el otoño, la pareja emprende el viaje a su residencia de las regiones subtropicales o tropicales. Allí gozarán del verano, mientras las tierras norteñas sufren el azote del frío y la nieve. Algunas variedades de golondrinas se trasladan desde Europa a la India.
Estas aves tienen la particularidad de que vuelan únicamente de día, y lo hacen despacio, a pesar de ser capaces de volar a velocidades mucho mayores. Pero lo más notable es que, en general, vuelven al mismo nido que tuvieron, al menos, uno de los cónyuges, porque las golondrinas raras veces se aparean para toda la vida. Estas aves devoran gran número de pulgones, gorgojos, abejorros, gusanos, alevillas, orugas y otras innumerables especies de insectos nocivos para las hojas, las flores y los frutos. El labrador precavido, durante la primavera, acostumbra a amontonar alrededor de sus graneros bastante cantidad de lodo, con el fin de estimular a las golondrinas a construir los nidos en los muros y heniles de la hacienda, para que así le defiendan los sembrados de insectos perniciosos.

Características
Las alas de las golondrinas son muy largas, en relación con su cuerpo, lo que explica su capacidad para mantenerse mucho tiempo en el aire. Las extremidades del ala son acanaladas, lo que permite al ave frenar, girar o fluctuar, descender o remontarse con las más exactas evoluciones, como por ejemplo cuando se mete rápidamente en su nido debajo de un puente o en un agujero. Las estructuras de sus alas permiten también a estas aves elevarse casi verticalmente.
Las golondrinas pueden revolverse con toda rapidez para atrapar cualquier insecto volador que trate de esquivarlas, o pueden descolgarse del cielo y, antes de tocar la tierra o la superficie de un estanque o arroyo, cambiar instantáneamente el vuelo vertical en horizontal.
El punto flaco en la anatomía de la golondrina son sus patas, tan pequeñas que apenas le permiten posarse. Los alambres parecen ser el sitio más cómodo para hacerlo, y es frecuente ver a los polluelos colocarlos sobre los alambres. Las crías permanecen en el nido unas tres semanas, mucho más tiempo que casi todos los demás representantes del mundo de los pájaros.
Los campesinos consideran a estas aves buenas pronosticadoras del tiempo. Si vuelan bajo anuncian frío y lluvia, si lo hacen alto: sol y calor. Esas tradiciones no carecen de fundamento, porque los insectos acomodan sus correrías a las variaciones atmosféricas y por donde van los insectos, por allí vuelan las golondrinas.
A tal punto forman las golondrinas parte natural de nuestro escenario humano, que no nos percatamos de lo mucho que las echaríamos de menos si no las tuviéramos con nosotros. Como ninguna otra ave, este animal es un eslabón que une a la naturaleza con nuestra civilización humana.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Temas de la nota

PUBLICIDAD