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"El niño agresor también es víctima"

Analizan cómo se puede eliminar la violencia en las escuelas de Salta.
Domingo, 13 de mayo de 2018 00:00

Carina Salas es especialista en psicología clínica, terapeuta, supervisora y facilitadora EMDR, además se desempeña como docente en la Ucasal y dirige el Centro de Psicoterapias (CePsi). En diálogo con El Tribuno, destacó que el bullying no es una conducta violenta aislada. Tiene que haber un hostigamiento sostenido a lo largo del tiempo. Ya sea de un niño a otro o de un grupo. Incluso expresó que los ahora adultos también vivieron situaciones similares en la niñez.

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Carina Salas es especialista en psicología clínica, terapeuta, supervisora y facilitadora EMDR, además se desempeña como docente en la Ucasal y dirige el Centro de Psicoterapias (CePsi). En diálogo con El Tribuno, destacó que el bullying no es una conducta violenta aislada. Tiene que haber un hostigamiento sostenido a lo largo del tiempo. Ya sea de un niño a otro o de un grupo. Incluso expresó que los ahora adultos también vivieron situaciones similares en la niñez.

"Hay situaciones de violencia que se validan en la sociedad y que están presentes en la familia. Así los chicos aprenden a resolver situaciones de vida en forma violenta, sobre todo en la escuela que es una de las parte importante de su vida cotidiana", analizó Salas.

En cuanto a cómo resolver estas situaciones, Salas dijo que se deben identificar a los agresores, a las víctimas y a los testigos. "Hay que tener en cuenta que el niño agresor es también una víctima, porque es un niño que sufre. Aprendió a resolver sus situaciones de vida desde la violencia y la simetría de poder", expresó la profesional.

Detallando las formas en que se presenta la agresión entre los niños, Salas alertó que los docentes no deben creer que estas denuncias son bromas de niños. Comentó que se producen cuando está ausente el adulto.

En la actualidad, según lo destacan las estadísticas que presentó Aprender, siguen las agresiones a través de las redes sociales.

"No se puede dejar pasar estos momentos violentos por que lo que se genera es una naturalización de la violencia en la escuela", expresó Salas.

Como soluciones posibles, la psicóloga consideró que es fundamental trabajar con la familia y la comunidad escolar con todos sus actores.

Por su parte, el concejal Matías Cánepa adelantó que desde la Secretaría de Educación de la Municipalidad se solicitó una reunión con el Ministerio de Educación para promover la aplicación de acciones concretas y que se mantengan en el tiempo.

Cánepa destacó que en la actualidad el sistema educativo no cuenta con un esquema de trabajo. "Se presenta una que otra iniciativa y no se le da la importancia que tiene. El planteo es que se instrumente un programa antibullying y que se aproveche las experiencias que tienen otros países, y que se aplican en Salta y por otro lado poner dentro de la currícula educativa la enseñanza emocional", expresó el concejal.

El miércoles 18 de abril fue sancionada la resolución que solicita al Ministerio de Educación de Salta, de manera permanente y sistemática, ponga en marcha acciones para prevenir y evitar el acoso escolar. El pedido se extiende además a la secretaría de Gobierno, para que, a través de la Subsecretaría de Educación, coordine acciones con organizaciones de la sociedad civil y la mencionada área provincial para el logro del objetivo señalado.

En referencia a los programas de otros países que ya se aplican en Salta, el concejal destacó el Programa Kiva que se está desarrollando en dos colegios privados de la ciudad. "Se debería por lo menos empezar con planes pilotos en algunas instituciones", dijo.

Sobre ese punto, Salas explicó que se trata de un método de alto nivel de eficacia que se basa en la desnaturalización del comportamiento violento. En este proceso buscan que el niño aprenda a expresarse y denunciar los de casos de violencia tratando de desnaturalizar, las ideas como "si sos fuerte tenés que demostrarlo".

Sobre estos supuestos, Kiva trabaja la posibilidad de que la víctima pida ayuda, y además también suma a este proceso a los testigos.

"Este punto es muy importante, porque los testigos callan por temor a la situación de hostigamiento y también son víctimas porque quedan entrampados en esta situación violenta", detalló.

Salas reflexionó que los chicos deben aprender a denunciar por que son los adultos de mañana. Cánepa marcó la necesidad de incluir educación emocional en la currícula por les enseña a manejar la ira, las frustraciones y los educa en el saber vivir.

Irma Silva, presidente del Colegio de Psicólogos de Salta

“Hay que crear espacios donde se respete la diferencia”

¿Qué se entiende por bullying?
En primer lugar hay que plantear una revisión del acoso escolar que se ha instalado de manera errónea como una epidemia incontrolable que asola los establecimientos escolares. En los últimos tiempos se han difundido penosos casos de un fenómeno que en el mundo se denomina bullying (término proveniente del inglés bull, que significa toro, es decir que se lo podría traducir como torear). Es un término que adoptamos para definir estructuras de pares en edad escolar que se humillan, se maltratan de manera sostenida a lo largo del tiempo. Es la agresión, la humillación, la denigración discriminatoria con intencionalidad dirigida a un otro al que no se le reconocen los derechos, al que se quiere excluir de un grupo, al cual alguien determina que puede o no pertenecer. En esos casos, siempre hay alguien que dice “en mi grupo hay que ser” de tal manera, sea pobre, rico, negro, blanco, no importa qué. Pero alguien dice que hay valores de ese grupo en particular y decide que tal persona no puede entrar. Y a partir de eso, a esa persona se la va a tratar de excluir de todas las maneras posibles. En algún sentido, esas situaciones son como metáforas de la situación social, que tampoco fue inventada por los chicos, que “camuflan” los verdaderos disparadores del problema y retarda la búsqueda de soluciones.

¿Los comportamientos agresivos que se ve en los chicos en el ambiente escolar reproducen lo que se aprende o se vive en la familia?
La relación entre pares es determinante en la socialización y el aprendizaje. Sin embargo, a veces configura un juego perverso de dominio-sumisión. En las conductas de acoso se incluyen variables familiares, sociales y escolares. Todos coinciden que esta problemática no puede esperar y que resulta imperiosa la necesidad de un tratamiento interdisciplinario que dé respuesta y a la vez prevenga las conductas de hostigamiento en el colegio, en una plaza, en cualquier espacio habitado. Dos temas, que a su vez interactúan y que constituyen herramientas conceptuales para abordar el tema del acoso escolar son el lugar de la amistad y el poder de las comparaciones, como estímulo u obstáculo. Como señaló Giorgio Agamben: “La amistad es lo contrario a la no consideración del otro, a negarle su existencia, a la omisión de su presencia, como acontece precisamente en el acoso escolar. En éste, se mortifican y socavan a veces, hasta llegar al suicidio los cimientos sobre los que se erige el sentimiento de sí, el sentimiento de la propia dignidad del hostigado”. Es en la amistad donde se desactivan, en gran medida, las relaciones de poder. Y estas son las que pueden impedir su surgimiento y su preservación.

A veces los docentes afirman que son “cosas de chicos” y no toman medidas...
A menudo la escuela no proporciona suficiente contención como para evitar estas situaciones o asumirlas y remediarlas, por distintas falencias, cuando se producen. Los medios de comunicación tienen también su responsabilidad en estos conflictos.

¿Qué acciones concretas puede tomar?
Empezar por lo más simple, quizás para muchos lo más complicado por estos tiempos, como lo es la creación de espacios en las escuelas, en los clubes, en las familias, en las iglesias, en los que se dé lugar a la palabra de cada integrante, y al decir de Liliana Bearzi, espacios en los que no sólo se acepten las diferencias sino en las que también se respeten y creen condiciones tales que los chicos no tengan la necesidad de agredir a otros para “sentirse bien”.

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