Sin lugar a dudas, Carlos Alberto Tevez es el ídolo por excelencia del pueblo xeneize, una de las estrellas que brilla con mayor incandescencia en la constelación de figuras de la historia de Boca. Y una temporada magra no logró opacar lo que representa en el corazón y en la consideración de los hinchas.
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Sin lugar a dudas, Carlos Alberto Tevez es el ídolo por excelencia del pueblo xeneize, una de las estrellas que brilla con mayor incandescencia en la constelación de figuras de la historia de Boca. Y una temporada magra no logró opacar lo que representa en el corazón y en la consideración de los hinchas.
Fue otro de los “protegidos” por la hinchada xeneize cuando las cosas no le salían, cuando su rendimiento no era el mejor, cuando no aparecía en todo su esplendor en instancias finales y en los superclásicos, en los que siempre se pide un “plus” a los jugadores distintos y de jerarquía; cuando arreciaban las críticas por todos los sectores y aún cuando se le cuestionó haberse marchado al lejano fútbol de China y haber optado por la tranquilidad de su familia y el mayor bienestar económico por sobre un Boca al que dejó a mitad de camino, en la temporada 2016/17 que concluyó con el título del conjunto azul y oro en la Primera División, mieles de las cuales no pudo gozar el futbolista oriundo de Fuerte Apache.
Carlitos, pese acumular más sombras que luces en los cuatro últimos meses, también fue parte del campeón, al que retornó con sed de revancha tras su paso por el Shanghai Shenshua, allí donde recibió más críticas que elogios.
En enero volvió para sumar su séptimo título con la camiseta de Boca en su tercer ciclo en el club, luego de haberse alzado con el torneo Apertura 2003, el torneo de Primera 2015, la Copa Argentina de ese mismo año, y los inolvidables lauros internacionales que lo consagraron (Copas Libertadores e Intercontinental 2003 y Sudamericana 2004).
En su regreso, el Apache apenas completó 10 partidos jugados y marcó solo tres goles (ante Banfield, San Lorenzo y San Martín de San Juan), todos jugando como “9” de área, posición por la cual tuvo conflictos y roces puertas adentro con el DT Barros Schelotto. No rindió del mismo modo jugando como extremo y apareció poco y nada en la Supercopa y en algunos partidos clave de la Superliga.