San Isidro Labrador fue honrado una vez más en el paraje Paso El Durazno y como todos los 15 de mayo, se le pidió que derrame bendiciones para los habitantes de la zona, para sus campos, animales y viviendas. A ellos se sumaron todos los devotos del santo que se llegan desde nuestra ciudad y de parajes vecinos para vivir una festividad religiosa muy cara a los sentimientos de los hombres y mujeres de campo en todas las latitudes de la provincia.
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San Isidro Labrador fue honrado una vez más en el paraje Paso El Durazno y como todos los 15 de mayo, se le pidió que derrame bendiciones para los habitantes de la zona, para sus campos, animales y viviendas. A ellos se sumaron todos los devotos del santo que se llegan desde nuestra ciudad y de parajes vecinos para vivir una festividad religiosa muy cara a los sentimientos de los hombres y mujeres de campo en todas las latitudes de la provincia.
La capilla que lleva el nombre de San Isidro se vio colmada de promesantes, que participaron de la celebración de la misa y luego acompañaron las imágenes del protector de los campos, la oficial y las acercadas por los tradicionales misachicos, en la procesión que se extendió a lo largo de la ruta provincial Ernesto Bernis que es la que cruza todo el paraje.
Un desfile gaucho
Culminada la procesión se disfrutó del desfile de los fortines gauchos que, como todos los años, se hacen presentes para honrar también a San Isidro Labrador, agradeciendo por los favores recibidos y pidiendo por un año más de protección divina.
Acompañaron a los vecinos del lugar la intendenta interina Liliana Nieva, el secretario de Gobierno, Javier Reynoso, funcionarios y concejales, docentes y alumnos de la escuela Constancio C. Vigil y gran cantidad de devotos del santo de los sembradíos.