El fiscal Fernando Fiszer solicitó la pena de prisión perpetua para un hombre de 43 años acusado de matar a puñaladas a su expareja y a la hija de esta en la casa donde vivían del barrio porteño de Villa Lugano. El hecho sucedió en julio de 2017.
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El fiscal Fernando Fiszer solicitó la pena de prisión perpetua para un hombre de 43 años acusado de matar a puñaladas a su expareja y a la hija de esta en la casa donde vivían del barrio porteño de Villa Lugano. El hecho sucedió en julio de 2017.
El titular de la Fiscalía General 16 ante los Tribunales Orales Criminales y Correccionales solicitó la pena máxima para Rolando Javier Choque, por el delito de "homicidio cuadruplemente agravado por haber ocurrido en una relación de pareja; por haber mediado alevosía; por haber constituido un femicidio; y por haber tenido como propósito causar sufrimiento a la persona con la que mantuvo una relación de pareja".
El fiscal determinó en su investigación que Choque mató a Isabel Tapia y a su hija Jazmín dentro del departamento en el que vivían, entre las 6 y las 12 del jueves 7 de julio del año pasado con un cuchillo de carnicero. Atacó a la niña en el pecho e hirió a la mujer en la espalda, pecho, brazo y mano.
Durante el juicio oral y público que se lleva adelante, hubo varios testimonios que describían la relación conflictiva que llevaban la mujer y el acusado los últimos meses.
El fiscal Fiszer sostuvo, tras la investigación, que primero se produjo una discusión entre el acusado y su expareja para ese entonces, situación que fue admitida por Choque durante su indagatoria ante el Tribunal.
En esa discusión ella le planteó que debía irse de la casa y, en ese momento, él fue a buscar el cuchillo y la atacó, lo que generó sus lesiones en el antebrazo que fueron catalogadas como "de defensa". Luego, la mujer salió de la cocina y se dirigió al comedor, y fue en ese momento, cuando se despertó la niña y se acercó hasta su madre.
La mujer le dio la espalda a Choque y fue hacia su hija para intentar protegerla de la situación, pero sin posibilidad alguna de defensa, Isabel recibió seis puñaladas mientras intentaba hacer de "escudo" entre el agresor y su hija.
El hombre no se detuvo y por último hirió a Jazmín a altura del esternón, tras los crímenes el femicida acomodó los cuerpos, los tapó con un acolchado e intentó remover la sangre que había quedado en el pasillo y en la puerta de la cocina con un trapo.