Fabiana va al colegio como una más. Fabiana sale al centro junto a su padre y comparte mañanas y tardes de café o gaseosas. Fabiana es muy conocida pero nadie sabe, hasta ahora, que esconde un secreto de colores maravillosos.
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Fabiana va al colegio como una más. Fabiana sale al centro junto a su padre y comparte mañanas y tardes de café o gaseosas. Fabiana es muy conocida pero nadie sabe, hasta ahora, que esconde un secreto de colores maravillosos.
Su talento es natural, no es diferente, es llamativo y contundente. Desde hace unos años, cuando descubrió el mundo de los colores, se quedó mezclada con los más puros.
Fabiana tiene 27 años y su papá da clases de pintura en un taller, donde ella se convirtió hace tiempo en una de las alumnas más destacadas.
Su papá, que imparte clases de pintura en un taller de barrio, comprendió que Fabiana ya no era su hija, sino una alumna más de las tantas del taller.
Enzo, su padre, le relató a El Tribuno con sorpresa y orgullo: "Un día decidimos hacer una exposición de los chicos y grandes que pintan en el taller. Buscamos un local e hicimos una muestra pequeña. Después vinieron otros compromisos y un día, tomando un café en la Posada del Sol, alguien vio que llevábamos pinturas para exponer".
“Está de más explicar detalles de su pintura, de su arte. Está lejos de mí decir lo que la gente puede interpretar por sí misma”, expresó el papá de Fabiana.
"Nos dieron un lugar y trajimos una pequeña muestra, incluidos algunos trabajos de Fabiana. Me sorprendí cuando la diseñadora de la muestra eligió casi todas las pinturas de Fabiana, excluyéndome incluso a mí, su profesor", dijo Enzo.
"Me quedo corto o peco de papá si acoto cosas del arte que la mayoría conoce. Solo digo que Fabiana no sabe lo que yo sé, pero pinta cosas del alma que solo el corazón puede entender", aseguró.
"Fabiana pinta los mundos con los colores del agradecimiento, de la ingenuidad y del amor y eso es una galería de colores de vida interminable", comentó.
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