María de los Ángeles Rojas
El Tribuno
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María de los Ángeles Rojas
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Entre 1498 y 1499 Miguel Ángel esculpió una obra de gran dimensión que se encuentra en la basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano. Refleja en esta escultura el momento cuando la Virgen recoge en su regazo el cuerpo de su hijo muerto, tras el descenso de la cruz. “Sin embargo, su tratamiento es contrario al espíritu gótico. Elimina todo tipo de expresión del dolor de la madre para crear una imagen de suave melancolía, que quizá enlazara con algunas ideas recogidas tradicionalmente por los Evangelios apócrifos en los que la Virgen recuerda la primera vez que tuvo a su hijo recién nacido entre los brazos, conociendo entonces a través de una revelación su futura pasión”, evalúa el licenciado en Historia del Arte Vicente Camarasa en un artículo de su blog “El señor del biombo”.
Esta obra clásica del Renacimiento ha interpelado a analistas y críticos del mundo en sus más de quinientos años de existencia. Ahora artistas y fotógrafos de Salta, Tucumán, Córdoba y Buenos Aires la resignificaron en doce proyectos fotográficos que estarán abiertos al público a partir de hoy y durante un mes en el Museo de Arte Contemporáneo (Zuviría 90).
Hernán Ulm, cocurador de la muestra junto con Belkys Scolamieri, explicó que los asistentes podrán ver “esa pluridimensionalidad de una imagen que todo el mundo pensaría que está agotada, porque la hemos visto tanto que ya es parte de la memoria común. Lo interesante va a ser confrontar esa memoria común con miradas que resignifican el sentido de la imagen”.
El fotógrafo tucumano Alejandro Gómez Tolosa, por ejemplo, justamente invirtió el tema de origen gótico, la piedad. “Tomé el concepto de la impiedad, porque la piedad entendida desde el sentido religioso conlleva a las leyes de Dios”, señaló. Los personajes que aparecen en su fotografía son una mujer y un hombre semidesnudos que exhiben tatuajes. “A quien está en el lugar de la Virgen María con los tatuajes, los borceguíes y el cabello teñido se le atribuye toda la potencia, mientras que quien estaría en el papel del Cristo de alguna manera se lo ve más débil, subyugado a eso, a esa potencia de romper esquemas que tiene lo femenino. Por lo general, en la obra de Miguel Ángel lo masculino está más presente; sin embargo, yo quería que lo femenino fuera lo más fuerte”, señaló Gómez Tolosa. Si como decía Camarasa ya resultaba llamativa la actitud de la Virgen María, pensativa, melancólica, inmersa en sí misma y en sus recuerdos, aquí la mujer mira fijamente la cámara en una actitud que Gómez Tolosa ideó “totalmente profana”.
Parte de la teatralización de su imagen es el artista cordobés Alejandro Bobo Theiler.
En su tríptico, retratado por el fotógrafo Ulises Barrancos, buscó otorgarle una mayor profundidad a una experiencia que viene realizando en relación con el vínculo performático con los objetos que produce. Él trabaja con elementos escultóricos, textiles y cerámicos, y en su relectura incluyó una muñeca de gran formato.
“Imaginé introducir un muñeco en esa escena para interpelar la idea del cuerpo, de la vida, de la muerte, y con todo lo que implica el muñeco en la cultura y también la relación con el otro. Un espejo muy fuerte es el cuerpo del muñeco con el cuerpo humano”, especificó Bobo Theiler. Por otro lado, también surgen interpretaciones interesantes de cómo extrapoló posiciones (lados izquierdo y derecho de la obra original). En el tercer cuadro el cuerpo yacente o en potencia resucitado desaparece, emulando el movimiento y el duelo que toca a todo artista al desprenderse de su obra. Al respecto, Bobo Theiler señaló que efectivamente “es un creador y la creación sale de cuadro, asciende, va hacia otro destino, es un objeto entregado. Allí está la condición humana de la filiación o la paternidad, el duelo del desapego, que puede implicar -según la visión de cada uno- algo divino, traumático, natural, de todo aquello que se crea y se entrega”.
El salteño Roly Arias, por su parte, destacó el rol de performance actoral que implicó la realización de su imagen, de la que también es protagonista, que se escenificó en España.
“Lo que considero artístico generalmente está circunscripto a un tablero de dibujo, y esta vez pasé a ser casi un actor. No lo haría todo el tiempo, pero lo considero una ganancia, tanto por la experiencia como por el trabajo colectivo, que tiene que ver con ceder lo que sucede, el concepto, al fotógrafo”, dijo.
La muestra, además de las obras en sala, tiene un soporte en la web, donde el visitante podrá enriquecer su experiencia con datos de los artistas y videos que dan cuenta del backstage de los proyectos. También habilitaron un código QR para que quienes concurran al MAC puedan cargar las fotos en sus celulares.
Muchos participantes
Los artistas y fotógrafos que intervienen en “La piedad” son Roly Arias, Salo Gerchinhoren, Daniela Romero, Martín Córdoba, Gero Córdoba, Isidoro Zang, Federico Winer, Cristian Kessel, Natalia Petri, Pablo Rosa, Hernán Ulm, Daniela Ulm Yarad, Paula Ulm Yarad, Belén Scigalszky, Nico Barry, Esteban Drincovich, Marcelo Abud, Renata Kulemeyer, Alejandro Gómez Tolosa, Diego Heluani, Aldana Ojeda Delgado, Lautaro Quiroga, Alejandro Bobo Theiler, Ulises Barranco, Pablo Curutchet, Agustina Pesci, Carola Desiré Bruzzesi, Matías de la Guerra, Sofía Torres Kosiba, Juan Manuel Amonelli y Verónica Maggi.