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El intendente Cuenca recibió una finca de regalo

Sus avances en Las Colmenas empezaron en 2009 tras una dudosa cesión gratuita.
Sabado, 05 de mayo de 2018 20:57

El intendente de Rivadavia Banda Sur, Leopoldo Cuenca, se quedó en 2009 con parte de los derechos hereditarios de Las Botijas, una finca ubicada sobre la ruta provincial 13, en el límite de los departamentos Orán y Rivadavia. Según la cédula parcelaria de la matrícula 1.155 de Pichanal, un puestero criollo de la zona, Raúl Sabán, le cedió sus derechos a título gratuito.

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El intendente de Rivadavia Banda Sur, Leopoldo Cuenca, se quedó en 2009 con parte de los derechos hereditarios de Las Botijas, una finca ubicada sobre la ruta provincial 13, en el límite de los departamentos Orán y Rivadavia. Según la cédula parcelaria de la matrícula 1.155 de Pichanal, un puestero criollo de la zona, Raúl Sabán, le cedió sus derechos a título gratuito.

Sabán es nieto de Fidela Guerra de Romero, una mujer que había obtenido esa fracción rural de una legua cuadrada (1.874 hectáreas) por adjudicación treintañal en 1950. Muchos lugareños aún se preguntan qué motivó a Sabán, un campesino que vive en la indigencia, a regalarle sus derechos posesorios a Cuenca.

Herederos de Ramón Romero, que también discuten derechos de la sucesión de Las Botijas, denunciaron que Cuenca “se adueñó ilegalmente” de esas tierras.

Las Botijas colinda con Las Colmenas, finca que reúne más de 28.800 hectáreas en cuatro catastros de Orán que la empresa Tierra Vasca compró a su antiguo propietario, Jorge Rolando Sergi, en 2005.

Una de sus fracciones, identificada con la matrícula 2.107 de Orán, tiene 3.852 hectáreas y es la que laderos del intendente Cuenca ocuparon violentamente el pasado 18 de abril. Entre ese lote de Las Colmenas y la lindera finca Las Botijas existe una superposición de límites que Tierras Vascas pidió a la Justicia Civil y Comercial de Orán dirimir en 2007. De esa superposición de 50 metros, que la Justicia tiene sin resolver desde hace 11 años, Cuenca pretende valerse desde hace nueve años para adueñarse de casi 4.000 hectáreas de Las Colmenas.

Cuenta también con la actitud complaciente de fiscales y jueces que en la última década hicieron la vista gorda a las denuncias que titulares y poseedores de inmuebles rurales, concejales y el diputado Jesús Ramón Villa presentaron en el distrito judicial de Orán, con competencia en Rivadavia, por exacciones ilegales, malversación de caudales públicos, administración fraudulenta, enriquecimiento ilícito e incumplimiento de deberes, entre otros presuntos delitos.

Sus avances sobre tierras ajenas, además, son favorecidos por actuaciones policiales bochornosas.

El 11 de julio de 2017, en otro precedente de ocupación, Cuenca había solicitado al comisario de Rivadavia, Juan Magriña, que mande policías a “su finca” para que verifiquen una alambrada que había sido rota por “extraños”.

En el informe de los agentes enviados al lugar, en el móvil 1.481 del destacamento de La Unión, quedó constancia de que el comisario ordenó esa intervención por un “llamado del Polo Cuenca”. La familiaridad expresada en el uso del apodo del intendente no fue un detalle menor, como tampoco lo fue el hecho de que Cuenca confundiera la verdadera jurisdicción de las fincas Las Botijas y Las Colmenas (ambas de Orán) para que aquella inspección fuera realizada por policías de Rivadavia que responden claramente a sus influencias políticas.

Justicia con dos varas

En una denuncia que le tomó la Policía de Rivadavia en julio de 2017, Cuenca acusó a trabajadores de Tierra Vasca de romper una alambrada y causarle problemas con 100 cabezas propias y otras 150 de su suegro y un allegado.

En la denuncia quedó un espacio en blanco donde debían identificarse las marcas legales de esa hacienda. En el Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios no había constancia alguna de animales a nombre de Cuenca ni de su suegro.

La Fiscalía Penal de Pichanal, sin embargo, repartió imputaciones sin considerar los títulos de propiedad que Tierra Vasca acredita sobre esas tierras. Ante la parcialidad manifiesta de la Justicia, en agosto de 2017, Marcelo Pocovi decidió exponer los atropellos sufridos por su empresa ante la Oficina Anticorrupción.

El extorsivo acuerdo de Esquina Grande

El 16 de agosto de 2011, el intendente Leopoldo Cuenca hizo que 15 familias criollas de Esquina Grande le firmaran un extorsivo acuerdo para quedarse con la mayor parte de esa estancia de 35.409 hectáreas.

En aquel convenio, los puesteros asumieron el compromiso de cederle sus derechos posesorios sobre la parte de la finca que va desde las márgenes del río Teuco hasta el límite sur de Rivadavia.

De acuerdo con la cláusula tercera del acuerdo, que certificó la escribana María Alejandra Naser, el intendente se quedaría con 30.000 hectáreas (el 70% de la finca), luego de llevar adelante un juicio de prescripción adquisitiva contra los titulares registrales de Esquina Grande.

De esa forma, pastajeros fueron engañados por quien debería ser el primero en velar por sus intereses. Y eso no es todo: en la cláusula quinta, Cuenca puso que cualquier incumplimiento de las obligaciones asumidas por los campesinos le daría el derecho a accionar judicialmente contra ellos.

En Pelícano Quemado

En Pelícano Quemado, otra extensa finca de Rivadavia Banda Sur, Cuenca también se aprovechó de puesteros criollos para adueñarse de 7.505 hectáreas.

El caso fue denunciado en 2014 por el titular registral de la citada finca, Arnoldo González.

En los registros de Inmuebles el jefe comunal de Rivadavia Banda Sur no figura como titular de catastro alguno. Antes de asumir el primero de los mandatos que lleva como intendente, en 2003, era un quebrado carnicero de La Unión. Hoy es el acaudalado gobernante de uno de los municipios más

pobres del país, que no tiene tierras ni vacas a su nombre, porque no podría justificar con sus ingresos el exponencial crecimiento de su patrimonio.

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