Gimnasia y Tiro deberá rearmarse entre las cenizas luego de lo que fue la frustración del último equipo en los play offs de octavos de final, por penales, frente a Sportivo Belgrano de San Francisco.
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Gimnasia y Tiro deberá rearmarse entre las cenizas luego de lo que fue la frustración del último equipo en los play offs de octavos de final, por penales, frente a Sportivo Belgrano de San Francisco.
Y tras darse a conocer desde esferas afistas de que por ahora no habrá cambio de estructura en el torneo de la B Nacional, lo que se impone por estas horas en la entidad millonaria es la intención de parar la pelota, bajarse del frenético baile que impone protagonismo y mete presión de resultados por sobre los proyectos.
Al menos, eso es lo que se comenta muy por lo bajo en los pasillos de la Vicente López, que la realidad se aproxima más a armar un equipo austero, sin incorporación en masa de refuerzos foráneos. Esto contemplaría solo dejar de escatimar en la contratación de refuerzos en puestos clave y completar la plantilla con jugadores de la zona (no se descarta que la lupa se pose sobre futbolistas como Fabricio Reyes y Miguel Puntano), además de otorgarles a los valores del semillero del club un lugar más protagónico, a diferencia de otros años. Las apariciones y posterior consolidación en los últimos años del zaguero Álvaro Cazula y del delantero Luciano Herrera en el 2017, respaldarían la voluntad de fortalecer más el semillero para lo que viene.
De todas maneras, para volcar en un papel las ideas y ejecutar, primero los dirigentes albos deberán mantener una extensa charla con el DT Víctor Riggio para terminar de definir la continuidad del estratega y para determinar si ambas partes pueden llegar a unificar sus criterios en cuanto al Gimnasia a reconstruir para el segundo semestre del año. En relación con esto habrá más claridad en el panorama en los próximos días, además de la continuidad o no de algunos jugadores del proceso anterior.