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La apacible Bronnitsy cobija los sueños argentinos de campeón

El lugar elegido ofrece toda la tranquilidad para que la Selección pueda concentrarse en su objetivo.
Jueves, 14 de junio de 2018 22:40

Parece hasta casi ambivalente el escenario que otorgan las calles de Bronnitsy, donde la Selección argentina vela sus sueños de campeón mundial, con la historia que tienen sus tierras, aunque el visitante piense que es una aldea sacada de un cuento de Tom Sawyer.
Es que en esta localidad, de la que se tiene registro desde 1453, no solo es donde Argentina se prepara para afrontar el Mundial, sino que tiene tradición ecuestre y además es reconocida como un punto de referencia para la industria de la joyería.
Llegar hasta Bronnitsy desde Moscú es todo un desafío, dado que se sale de una gran urbe cosmopolita para llegar a un “pueblo” en el que viven algo más de 22.000 habitantes y que en Argentina sería considerado casi como una ciudad.
Un intrincado encadenamiento de autopistas y rutas en las que los camiones son el denominador común, rodea a un paisaje mayoritariamente verde, en el Oblat de Moscú, que sería la zona aledaña a la capital rusa y que en total tiene más de siete millones de habitantes.
Todo es tranquilidad, y uno de los brazos del río Moscú parece cobijar los sueños del plantel que conduce Jorge Sampaoli.
En mundiales pasados argentina tuvo como búnker José C. Paz (Argentina 78), Alicante (España 82), el club América (México 86), Trigoria, en Roma (Italia 90), Babson College en Boston (USA 94), L’etrat (Francia 98), Naraha en Japón (Corea/Japón 2002), Herzogenaurach (Alemania 206), Pretoria (Sudáfrica 2010), Belo Horizonte (Brasil 2014) y ahora Bronnitsy.
Con un centro que se reduce a algunas pocas cuadras, pero con rasgos de haber sido un lugar en donde el tiempo parece que no quiere irse, Bronnitsy ofrece toda la tranquilidad para que la Selección pueda forjar su sueño de campeón.
Al momento de tratar de comer algo, un pequeño puesto atendido por una mujer ofrece sandwiches y alguna fritura que permite saciar el momento, y entre sonrisas se hace entender que ella es de Armenia.
Hay que andar muy por el interior del pueblo para encontrar el búnker argentino, aunque los carteles de bienvenida en ruso y castellano permiten una mejor localización.
Todo es apacible, hasta se diría que fue escrito por el gran Mark Twain, porque nada resultaría tan previsible como la vida en esas calles.
En la guía turística que se ofrece a los visitantes al Mundial se marca como lugares a conocer el Complejo de Catedrales en la Plaza de Timofeev, donde se encuentra la iglesia ortodoxa rusa del arcángel San Miguel, además del templo de ícono de la Madre de Dios de Jerusalén.
Pero lo que destaca a esta localidad es que es el punto elegido por el equipo nacional de remo para entrenar y preparar sus competencias, sobre el lago Béiskoye.
En la plaza principal, con sus jardines cuidados pero no mucho más, un grupo de voluntarios de FIFA hacen alusión a que en ese lugar también se respira un poco del Mundial, aunque no lo parezca.
 

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Parece hasta casi ambivalente el escenario que otorgan las calles de Bronnitsy, donde la Selección argentina vela sus sueños de campeón mundial, con la historia que tienen sus tierras, aunque el visitante piense que es una aldea sacada de un cuento de Tom Sawyer.
Es que en esta localidad, de la que se tiene registro desde 1453, no solo es donde Argentina se prepara para afrontar el Mundial, sino que tiene tradición ecuestre y además es reconocida como un punto de referencia para la industria de la joyería.
Llegar hasta Bronnitsy desde Moscú es todo un desafío, dado que se sale de una gran urbe cosmopolita para llegar a un “pueblo” en el que viven algo más de 22.000 habitantes y que en Argentina sería considerado casi como una ciudad.
Un intrincado encadenamiento de autopistas y rutas en las que los camiones son el denominador común, rodea a un paisaje mayoritariamente verde, en el Oblat de Moscú, que sería la zona aledaña a la capital rusa y que en total tiene más de siete millones de habitantes.
Todo es tranquilidad, y uno de los brazos del río Moscú parece cobijar los sueños del plantel que conduce Jorge Sampaoli.
En mundiales pasados argentina tuvo como búnker José C. Paz (Argentina 78), Alicante (España 82), el club América (México 86), Trigoria, en Roma (Italia 90), Babson College en Boston (USA 94), L’etrat (Francia 98), Naraha en Japón (Corea/Japón 2002), Herzogenaurach (Alemania 206), Pretoria (Sudáfrica 2010), Belo Horizonte (Brasil 2014) y ahora Bronnitsy.
Con un centro que se reduce a algunas pocas cuadras, pero con rasgos de haber sido un lugar en donde el tiempo parece que no quiere irse, Bronnitsy ofrece toda la tranquilidad para que la Selección pueda forjar su sueño de campeón.
Al momento de tratar de comer algo, un pequeño puesto atendido por una mujer ofrece sandwiches y alguna fritura que permite saciar el momento, y entre sonrisas se hace entender que ella es de Armenia.
Hay que andar muy por el interior del pueblo para encontrar el búnker argentino, aunque los carteles de bienvenida en ruso y castellano permiten una mejor localización.
Todo es apacible, hasta se diría que fue escrito por el gran Mark Twain, porque nada resultaría tan previsible como la vida en esas calles.
En la guía turística que se ofrece a los visitantes al Mundial se marca como lugares a conocer el Complejo de Catedrales en la Plaza de Timofeev, donde se encuentra la iglesia ortodoxa rusa del arcángel San Miguel, además del templo de ícono de la Madre de Dios de Jerusalén.
Pero lo que destaca a esta localidad es que es el punto elegido por el equipo nacional de remo para entrenar y preparar sus competencias, sobre el lago Béiskoye.
En la plaza principal, con sus jardines cuidados pero no mucho más, un grupo de voluntarios de FIFA hacen alusión a que en ese lugar también se respira un poco del Mundial, aunque no lo parezca.
 

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