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En tiempo adicional, Alemania resucitó y derrotó a Suecia

El equipo alemán no lograba levantar cabeza y de tiro libre en tiempo de descuento le gano a Suecia.
Sabado, 23 de junio de 2018 14:53

- La Selección alemana rozó este sábado un desastre histórico pero acabó ganándole in extremis a Suecia por 2-1 gracias a un golazo de Toni Kross en el descuento, que evitó la eliminación precoz de la vigente campeona del mundo, pero que la dejó llena de dudas de cara a la última fecha de la fase de grupos.
   El volante del Real Madrid clavó el balón en un ángulo del portero sueco cuando el vibrante partido disputado en Sochi se encaminaba hacia un empate que dejaba a Alemania al borde del abismo.
   Suecia se había puesto en ventaja por intermedio de Ola Toivonen a los 32 minutos y Marco Reus a los 48 había empatado para la Mannschaft, que aún jugaría los últimos minutos con diez tras la expulsión de Jerome Boateng en el 82.
   De la gloria al infierno a veces solo hay cuatro años, o dos partidos de Mundial, los que pasó Alemania de reinar en un Maracaná abierto únicamente para ellos a bordear el desastre en Sochi.
   Tras haberle roto el corazón a Argentina y destrozado el orgullo a Brasil en 2014, a la Mannschaft le esperaba su propio infierno en el tórrido verano del sur de Rusia.
   El descaro de México había desarmado a este poderoso equipo que llegaba a Rusia a igualar los cinco trofeos de Brasil, pero que rondó una debacle histórica. Nunca se había ido tan pronto de un Mundial Alemania desde el lejano 1938, cuando el mundo, el fútbol y la Copa eran otros.
 
   Dispuestos a redimir su orgullo, salieron los de Low como un huracán al Estadio Olímpico de Sochi. Si el campeón iba a irse, que fuera matando. Su ataque era un bombardeo: primero Reus, luego Draxler de tiro cruzado, más tarde Kimmich sacando petróleo por la derecha.
   Parecía que el buen humor de los suecos que teñían de amarillo el estadio iba a durar lo mismo que sus pinturas en la cara en esta húmeda noche a orillas del Mar Negro. Pero no se puede subestimar a los vikingos.
   O que se lo pregunten Marcus Berg. Solo necesitó un ataque Suecia para plantarse cara a cara con Neuer y forzar a Boateng darle un empujón para quitárselo de en medio. Reclamaron penal los suecos con fuerza, el juez no atendió sus protestas, pero quedó el mensaje: no iba a ser fácil.
   Por algo Suecia llegaba a Rusia con pesados cadáveres en el armario, como el de la laureada Italia, víctima suya en el repechaje europeo para Rusia-2018.
   Aquello sí que había sido un drama y a los suecos no les había temblando el pulso sin necesidad siquiera de Zlatan Ibrahimovic.
   Pero Alemania era un hueso durísimo que no pensaba entregarse, ni a ella, ni su proyecto de 12 años con Low a la ligera.
   Dominaba la Mannschaft y le sobraba calidad cuando tocaba el balón, pero tenía segundos en los que se desconectaba. Pequeños vahídos de concentración a los que Suecia aguardaba agazapada.
  Así fue en el minuto 32, cuando la vigente campeona perdió un incompresible balón en el medio campo, que acabó en los pies de Viktor Claesson.
   El centrocampista se lanzó entonces a un carrerón por la derecha hasta que levantó la cabeza y vio descolgado a Ola Toivinen, que batió los 1,93 m de Neuer con una parábola espectacular.
   Se caía Sochi, que en aquel momento era Suecia ante la incredulidad de una Alemania que no había venido para esto.
   Fueron unos minuos de desconcierto, de esos en los que la historia se cae encima, antes de que los tetracampeones retomaran los mandos, aunque en aquel momento el descanso era la mejor idea.
   
  Había que solucionar el desaguisado cuanto antes, y esta Alemania que ya había provocado varios lo sabía mejor que nadie. Así que no demoró ni tres minutos en tirar de rabia para poner las cosas en su sitio. Lo hizo Werner tras una internada por la izquierda que acabó pasando a Reus, para que el atacante del Borussia fusilara a Olsen desde el alma.
   Volvía Alemania, pero el desastre era tal a esas alturas que aún quedaba mucho que borrar.
   No sería por falta de insistencia. Lo rozó en varias ocasiones Reus, Kroos desde lejos y hasta de nuevo Werner, pero Suecia era un cerrojo y a los de Low aún les quedaba otro sobresalto: la expulsión de Boateng por doble amarilla en el 82.
   Con diez y al filo de la catástrofe, Alemania solo pudo respirar aliviada cuando en el 90+5 Kross se sacó de la chistera un saque de falta espectacular para poner el 2-1, apartando a su equipo del abismo. Lo celebraron como un título, quizás lo valga.
   Tras imponerse este sábado a Corea del Sur (2-1), México lidera el Grupo F con seis puntos, por delante de Suecia y Alemania, empatados con tres, y de Corea del Sur, última sin sumar.

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- La Selección alemana rozó este sábado un desastre histórico pero acabó ganándole in extremis a Suecia por 2-1 gracias a un golazo de Toni Kross en el descuento, que evitó la eliminación precoz de la vigente campeona del mundo, pero que la dejó llena de dudas de cara a la última fecha de la fase de grupos.
   El volante del Real Madrid clavó el balón en un ángulo del portero sueco cuando el vibrante partido disputado en Sochi se encaminaba hacia un empate que dejaba a Alemania al borde del abismo.
   Suecia se había puesto en ventaja por intermedio de Ola Toivonen a los 32 minutos y Marco Reus a los 48 había empatado para la Mannschaft, que aún jugaría los últimos minutos con diez tras la expulsión de Jerome Boateng en el 82.
   De la gloria al infierno a veces solo hay cuatro años, o dos partidos de Mundial, los que pasó Alemania de reinar en un Maracaná abierto únicamente para ellos a bordear el desastre en Sochi.
   Tras haberle roto el corazón a Argentina y destrozado el orgullo a Brasil en 2014, a la Mannschaft le esperaba su propio infierno en el tórrido verano del sur de Rusia.
   El descaro de México había desarmado a este poderoso equipo que llegaba a Rusia a igualar los cinco trofeos de Brasil, pero que rondó una debacle histórica. Nunca se había ido tan pronto de un Mundial Alemania desde el lejano 1938, cuando el mundo, el fútbol y la Copa eran otros.
 
   Dispuestos a redimir su orgullo, salieron los de Low como un huracán al Estadio Olímpico de Sochi. Si el campeón iba a irse, que fuera matando. Su ataque era un bombardeo: primero Reus, luego Draxler de tiro cruzado, más tarde Kimmich sacando petróleo por la derecha.
   Parecía que el buen humor de los suecos que teñían de amarillo el estadio iba a durar lo mismo que sus pinturas en la cara en esta húmeda noche a orillas del Mar Negro. Pero no se puede subestimar a los vikingos.
   O que se lo pregunten Marcus Berg. Solo necesitó un ataque Suecia para plantarse cara a cara con Neuer y forzar a Boateng darle un empujón para quitárselo de en medio. Reclamaron penal los suecos con fuerza, el juez no atendió sus protestas, pero quedó el mensaje: no iba a ser fácil.
   Por algo Suecia llegaba a Rusia con pesados cadáveres en el armario, como el de la laureada Italia, víctima suya en el repechaje europeo para Rusia-2018.
   Aquello sí que había sido un drama y a los suecos no les había temblando el pulso sin necesidad siquiera de Zlatan Ibrahimovic.
   Pero Alemania era un hueso durísimo que no pensaba entregarse, ni a ella, ni su proyecto de 12 años con Low a la ligera.
   Dominaba la Mannschaft y le sobraba calidad cuando tocaba el balón, pero tenía segundos en los que se desconectaba. Pequeños vahídos de concentración a los que Suecia aguardaba agazapada.
  Así fue en el minuto 32, cuando la vigente campeona perdió un incompresible balón en el medio campo, que acabó en los pies de Viktor Claesson.
   El centrocampista se lanzó entonces a un carrerón por la derecha hasta que levantó la cabeza y vio descolgado a Ola Toivinen, que batió los 1,93 m de Neuer con una parábola espectacular.
   Se caía Sochi, que en aquel momento era Suecia ante la incredulidad de una Alemania que no había venido para esto.
   Fueron unos minuos de desconcierto, de esos en los que la historia se cae encima, antes de que los tetracampeones retomaran los mandos, aunque en aquel momento el descanso era la mejor idea.
   
  Había que solucionar el desaguisado cuanto antes, y esta Alemania que ya había provocado varios lo sabía mejor que nadie. Así que no demoró ni tres minutos en tirar de rabia para poner las cosas en su sitio. Lo hizo Werner tras una internada por la izquierda que acabó pasando a Reus, para que el atacante del Borussia fusilara a Olsen desde el alma.
   Volvía Alemania, pero el desastre era tal a esas alturas que aún quedaba mucho que borrar.
   No sería por falta de insistencia. Lo rozó en varias ocasiones Reus, Kroos desde lejos y hasta de nuevo Werner, pero Suecia era un cerrojo y a los de Low aún les quedaba otro sobresalto: la expulsión de Boateng por doble amarilla en el 82.
   Con diez y al filo de la catástrofe, Alemania solo pudo respirar aliviada cuando en el 90+5 Kross se sacó de la chistera un saque de falta espectacular para poner el 2-1, apartando a su equipo del abismo. Lo celebraron como un título, quizás lo valga.
   Tras imponerse este sábado a Corea del Sur (2-1), México lidera el Grupo F con seis puntos, por delante de Suecia y Alemania, empatados con tres, y de Corea del Sur, última sin sumar.

 

 

 

 

 

 

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