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Hace 50 años el mundo se estremecía por el asesinato de “Bob” Kennedy

Hace 50 años, el candidato demócrata Robert Kennedy fue herido de muerte en Los Angeles, Estados Unidos.
Sabado, 09 de junio de 2018 21:21

Hace medio siglo, Robert Francis “Bob” Kennedy, hermano del expresidente asesinado, John F. Kennedy, fue herido mortalmente el 5 de junio de 1968. Ocurrió cuando celebraba su triunfo electoral sobre el senador republicano Eugene J. McArthy, en la carrera presidencial de Estados Unidos. 

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Hace medio siglo, Robert Francis “Bob” Kennedy, hermano del expresidente asesinado, John F. Kennedy, fue herido mortalmente el 5 de junio de 1968. Ocurrió cuando celebraba su triunfo electoral sobre el senador republicano Eugene J. McArthy, en la carrera presidencial de Estados Unidos. 

El duelo comicial por las primarias fue en Los Angeles, ciudad donde Kennedy había resuelto esperar los números definitivos en el Hotel Ambassador.

Al conocer su triunfo, “Bob” Kennedy, rebosante de alegría, bajó de su aposento al Salón Embassy donde lo esperaban partidarios, periodistas y cámaras de televisión. En el salón, Kennedy habló a los presentes desde un estrado, sin que ni él ni sus seguidores imaginaran que esas serían casi las últimas palabras de su vida. “Creo -dijo- que todas estas primarias (elecciones) han indicado claramente que todos podemos trabajar juntos y que lo sucedido durante los últimos tres años -la desilusión, la violencia y la divisiones entre negros y blancos, pobres y ricos, pueden ser conciliadas”.

Luego de los aplausos, bajó del estrado y se abrió camino hacia un corredor. Lo hizo estrechando manos y agradeciendo las felicitaciones de sus partidarios. Ese corredor lo llevaba hacia la cocina del hotel, pues quería tomar un ascensor de servicio para regresar a su departamento. 

El ataque

Cuando Robert “Bob” Kennedy caminaba y estrechaba la mano de un ayudante del restaurante, cerca de una hilera de heladeras, se escuchó de pronto la descarga de una arma de fuego. De inmediato se le vio caer herido al tiempo que se producía una gran confusión, agravada por los primeros gritos de la multitud: “Dispararon contra Kennedy”; “Mataron a Bob”. 

Por unos minutos el herido permaneció en el suelo junto a su esposa que estaba embarazada esperando el undécimo hijo. Cuando llegó el enfermero para trasladarlo hasta la ambulancia, Bob pronunció las que serían sus últimas palabras: “Por favor, no por favor, no me lleven...”. De inmediato, Kennedy fue trasladado hasta un centro de emergencia donde recibió los últimos sacramentos de la Iglesia Católica. A poco, se lo trasladó al hospital del Buen Samaritano, donde el joven senador y aspirante a la presidencia de Estados Unidos, se debatió entre la vida y la muerte hasta que al día siguiente falleció.

Informes médicos

Horas antes del desenlace, el hospital había informado brevemente: “El senador Robert F. Kennedy se aferra hoy milagrosamente a la vida después de haber sido herido de bala a quemarropa por un inmigrante jordano. El atacante que alojó una bala en el cerebro del parlamentario, se había mezclado entre las numerosas personas que estaban celebrando la victoria de las elecciones primarias en el estado de California”. 

Otro boletín médico dado 14 horas después del ataque, había informado que “el senador de 42 años, “sigue muy grave y su estado de salud no ha registrado mejoría alguna”.

Al poco tiempo, se supo que el cirujano que había trabajado tres horas para extraer la bala de la cabeza de Kennedy había dicho: “Es posible que Bob no sobreviva y si ello ocurre, quedará con graves trastornos cerebrales”. Más tarde se conoció un nuevo boletín médico. “Los resultados de una serie de pruebas realizadas por el equipo médico, no son concluyentes ni revelan mejoría perceptible en el estado del senador Kennedy. Su pulso, la presión sanguínea y su actividad cardíaca es buena y pese a que puede respirar por si mismo se le ha aplicado un respirador artificial”, concluía el último parte.

Murió luego de 25 horas de agonía 

El 6 de junio de 1968 a las 8.44 de EE.UU., y a veinticinco horas del ataque, el senador Robert “Bob” Kennedy, expiró en el hospital del Buen Samaritano. Lo acompañaban su esposa Ethel Kennedy y su cuñada Jacqueline Kennedy, quien cuatro años antes había vivido idéntica situación en Dallas. 

Luego de los trámites de rigor, el cuerpo del senador Kennedy fue colocado en un féretro para ser inmediatamente trasladado a Nueva York.

El cortejo partió del hospital Buen Samaritano, y en las afueras estaba reunida una multitud que lo despidió sollozando mientras le lanzaban flores y agitaban pañuelos. La caravana hacia el aeropuerto, a 32 kilómetros de la ciudad, fue escoltada por 15 policía en motocicletas. A su paso por una ancha avenida, miles de personas también despidieron al senador difunto con flores, pañuelos y lágrimas. 

En el aeropuerto, los familiares ocuparon la parte trasera de un avión presidencial, junto al féretro, mientras que el resto de la comitiva lo hizo en la parte delantera. 

El vuelo hasta Nueva York duró cuatro horas y de inmediato el féretro fue conducido para su velatorio hasta la catedral de San Patricio, en la Quinta Avenida. Allí permaneció hasta que el sábado 8 de junio, cuando se ofició la misa fúnebre antes de efectuarse el sepelio.

En la solemne misa, el senador Edward Kennedy, rindió tributo a su hermano Robert Francis, ante el altar mayor del templo. Y como manda el protocolo, en el transcurso de la ceremonia religiosa, el ataúd de Bob Kennedy permaneció cubierto por la bandera de Estados Unidos. A un costado del catafalco, permaneció de pie, otro hermano del difunto, Ted Kennedy, senador por Masachussets.

Finalmente, el féretro de Robert Francis Kennedy fue conducido al Cementerio Nacional de Arlington para recibir sepultura muy cerca de su hermano, el expresidente John F. Kennedy, también asesinado.

 

 

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