Un niño de 6 años se convirtió en la víctima 112 de los siniestros viales registrados en lo que va de 2018. La cifra de marras grafica de manera patética que nuestra provincia se ha convertido en el sepulcro de una pandemia que ninguna medicina puede controlar. La tragedia de ayer ocurrió en la ruta nacional 68 que conduce a Cafayate, donde el serpenteante camino aconseja manejar siempre con precaución. Se trata del segundo menor que muere en el lapso de dos días en un accidente de tránsito.
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Un niño de 6 años se convirtió en la víctima 112 de los siniestros viales registrados en lo que va de 2018. La cifra de marras grafica de manera patética que nuestra provincia se ha convertido en el sepulcro de una pandemia que ninguna medicina puede controlar. La tragedia de ayer ocurrió en la ruta nacional 68 que conduce a Cafayate, donde el serpenteante camino aconseja manejar siempre con precaución. Se trata del segundo menor que muere en el lapso de dos días en un accidente de tránsito.
Era cerca del mediodía cuando un llamado al Sistema de Emergencia 911 alertó sobre el espectacular vuelco de un automóvil en la peligrosa curva de Osma, a la altura del kilómetro 135. En el vehículo viajaba un matrimonio, junto a sus dos hijos, una niña de 9 años y un nene de 6, además de un adolescente de 16, que sería hermano de uno de los integrantes de la pareja. Cuando los primeros auxilios de la comisaría de Coronel Moldes llegaron a lugar encontraron al automóvil volcado a un costado de la ruta y al matrimonio y a los dos menores envueltos en un mar de llanto. El más pequeño del grupo familiar, identificado como David Siquila, de 6 años, estaba sin vida, con signos evidentes de las gravísimas lesiones que había sufrido.
El deceso del niño fue confirmado minutos después al ser examinado por el médico del Samec. Se informó que los sobrevivientes presentaban lesiones de distinta consideración y por ese motivo fueron trasladados al hospital de Coronel Moldes. Las fuentes consultadas indicaron que horas más tarde tres de ellos fueron dados de alta, ya que las lesiones que sufrieron no eran de gravedad. En tanto que el cuarto fue derivado al hospital San Bernardo, aparentemente con diagnóstico de fractura. El escueto parte policial y la reserva con que la fuerza se maneja en estas cuestiones impidió conocer mayores detalles del hecho.
El siniestro vial fue protagonizado por un auto Peugeot 207, patente ODG 405, conducido por Cristian Siquila, de 34 años, con domicilio en el barrio San Ignacio, en la zona Este de la capital salteña. La familia Siquila se dirigía a Cafayate para participar de unos días de vacaciones, aprovechando el receso escolar. Según lo que El Tribuno pudo establecer en el lugar, el auto habría derrapado a la salida de la peligrosa curva, donde otra veces ya ocurrieron siniestros viales. Un cartel señalizador indica que se debe circular a una máxima de 40 kilómetros por hora. Lo que se pudo advertir ayer es que ningún vehículo respeta lo que señala el citado cartel.
Al parecer el Peugeot 207 circulaba a una velocidad superior, y que por ese motivo el conductor perdió el control del rodado luego de superar la mitad de la curva. El auto se salió de la cinta asfáltica y en la estrecha banquina hizo un trompo de 180 grados y quedó volcado de costado en la misma mano con la trompa en dirección inversa, en medio de unos arbustos. Una de las hipótesis que se manejan es que para evitar el impacto con la arboleda el conductor pudo haber accionado los frenos y por eso el auto volcó.
De las consultas realizadas en el lugar se supo que el pequeño David habría salido despedido del vehículo y como consecuencia de ello sufrió gravísimas lesiones que le provocaron la muerte en el acto. Lo que no se sabe es si salió por la puerta o por el parabrisas. Los otros cuatro quedaron en el interior y la más afectada fue la madre del niño, ya que el auto quedó recostado del lado del acompañante. Los peritos no descartan que Siquila se haya tirado a la banquina por una mala maniobra de otro vehículo.