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La libertad de prensa, condición esencial para la democracia

La agenda de la SIP para la asamblea de octubre, en Salta, aborda los desafíos principales para el derecho de los pueblos a la opinión, a la participación ciudadana y al acceso a la información
Domingo, 15 de julio de 2018 00:00

El siglo XXI trajo una serie de transformaciones en la convivencia de las personas y de las naciones que alteran costumbres, pero sobre todo modifican la construcción del conocimiento y de la imagen del mundo.

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El siglo XXI trajo una serie de transformaciones en la convivencia de las personas y de las naciones que alteran costumbres, pero sobre todo modifican la construcción del conocimiento y de la imagen del mundo.

Los medios de comunicación siempre tuvieron relaciones complejas con los gobiernos, pero en la actualidad se observan mecanismos de destrucción de la credibilidad y la confianza que ponen en riesgo la existencia de la prensa independiente.

El crimen organizado, que en Latinoamérica viene profundizando su entrelazamiento con el poder político, se convierte en un factor decisivo en países de la región: los cárteles de México y la guerrilla residual en Colombia son los casos emblemáticos y han provocado masacres de periodis tas.

Además, la tecnología ofrece un espacio anárquico para que determinadas certezas, difundidas sin pruebas ni fundamentos, se instalen como "noticias falsas". Este fenómeno, que condiciona a todo el sistema informativo, también establece certezas dogmáticas que interfieren en la convivencia ciudadana.

Esta es la problemática que abordará en Salta la Sociedad Interamericana de Prensa cuando se reúna entre el 19 y el 22 de octubre para su 74ª Asamblea General.

Una advertencia dramática

Ese panorama preocupante para el periodismo y para la democracia quedó bien descripto en la Declaración Conjunta sobre la Independencia y la Diversidad de los Medios de Comunicación en la Era Digital, publicada el 2 de mayo pasado. Los firmantes fueron los relatores David Kaye, de la ONU; Harlem Desir,de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa; Edison Lanza, de la OEA, y Lawrence Mute, de la Comisión Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos.

Del extenso texto se desprende una sólida defensa de la actividad periodística. Destacan que la información que requiere el ciudadano para su vida en la comunidad no se limita a la que va a aplicar en el momento de sufragar, sino en general para formarse una idea del mundo y del futuro, organizar su actividad y educar a sus hijos.

La democracia

Destacan la importancia de la pluralidad de medios para garantizar "una amplia gama de información e ideas, en el apoyo al funcionamiento de sociedades democráticas, una ciudadanía bien informada, el estado de derecho, la participación en los asuntos públicos y la rendición de cuentas de las instituciones públicas".

Pero esa información sobre "asuntos de actualidad y noticias de buena calidad" deben ser "precisas y presentadas de manera profesional". La irritación de los gobiernos contra la prensa y el fomento al llamado "periodismo militante" lleva a confusión sobre el rol de los medios.

La "línea editorial" es un parámetro de interpretación en base a determinados supuestos, que se aplica a la edición de la noticia; la ideología militante, en cambio, dibuja la noticia. La diferencia se establece analizando una y otra. Cuando la línea editorial oculta la realidad, ya no muestra su visión, sino que falsea la información. Se convierte en militancia.

Esa confusión la estimulan los gobiernos que financian medios militantes y alientan una confrontación. De ese modo erosionan el desempeño de los medios a los que el poder hostiga con una suerte de "bullying" a través de las redes o de programas televisivos financiados por el Estado.

Los condicionamientos

En la última asamblea, en Medellín, el secuestro y asesinato a manos de las FARC de Paúl Rivas, Javier Ortega y Efraín Segarra, de El Comercio de Ecuador, causó un tremendo impacto. En esa ocasión no pasaron por alto los ataques de los gobiernos de Venezuela, Panamá, Cuba y Bolivia, entre otros, así como el hostigamiento inédito, y ajeno a todas las tradiciones estadounidenses, que instaló Donald Trump desde enero de 2017.

"La libertad de prensa es concomitante con la posibilidad de opinar de los pueblos", sostiene la SIP. Las amenazas actuales son de índole jurídica, política, tecnológica y económica. El documento de mayo destaca "leyes que limitan de manera indebida la expresión, el bloqueo de sitios web y el número sin precedentes de periodistas encarcelados".

También "el abuso de recursos del Estado" para tratar de controlar a los medios y los ataques sistemáticos orientados a erosionar el patrimonio más importante de la profesión, que es la credibilidad.

 

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