¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

15°
28 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

“Intento aportar para que más gente se acerque a la vida salvaje” 

El periodista, fotógrafo y pintor naturalista busca despertar el interés de las nuevas generaciones por el cuidado de las especies.
Domingo, 15 de julio de 2018 00:07

El periodista, fotógrafo, documentalista y pintor naturalista Elio Daniel Rodríguez hace un año y medio creó la página web Noroeste Salvaje, en la que registra sus inmersiones en la naturaleza de una manera grata para el lector -que casi es transportado a la experiencia de un fuego crepitante de campamento azuzando los relatos-, pero con la rigurosidad bibliográfica de quien sustenta su labor con investigación y contacto con especialistas. Este medio digital se ofrece al cibernauta en atractivas multientradas y con imágenes de excelencia. Daniel aspira a que este material sea objeto de estudio de niños y adolescentes y disparador de actividades dentro y sobre todo fuera del ambiente áulico. 

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

El periodista, fotógrafo, documentalista y pintor naturalista Elio Daniel Rodríguez hace un año y medio creó la página web Noroeste Salvaje, en la que registra sus inmersiones en la naturaleza de una manera grata para el lector -que casi es transportado a la experiencia de un fuego crepitante de campamento azuzando los relatos-, pero con la rigurosidad bibliográfica de quien sustenta su labor con investigación y contacto con especialistas. Este medio digital se ofrece al cibernauta en atractivas multientradas y con imágenes de excelencia. Daniel aspira a que este material sea objeto de estudio de niños y adolescentes y disparador de actividades dentro y sobre todo fuera del ambiente áulico. 

¿Qué diferencia a Noroeste Salvaje de otras publicaciones de su tipo?

Noroeste Salvaje se sitúa en el Noroeste argentino, para hablar de su naturaleza, para que pensemos nuevamente su mundo salvaje y como herramienta para que lo protejamos. Como otras cosas en la vida un sitio web se imagina, se construye en el pensamiento, se idealiza en nuestros anhelos y luego se hace palpable como la realidad lo va permitiendo, a veces superando nuestras propias idealizaciones y otras no llegando a alcanzarlas, pero sí aproximándose algo o mucho, dependiendo del empeño, la pasión y el conocimiento que pongamos en ello y de la ayuda con la que contemos, que, en el caso del diseñador que trabajó en hacer realidad mis ideas, Carlos Alfredo Liquitaya, fue mucha. 

¿Cómo hacés para conocer los intereses de los lectores y reorientar los temas?

Me interesa escuchar qué es lo que necesita o quiere saber la gente sobre nuestra naturaleza y trato en la medida de mis posibilidades y contando con el enorme apoyo de los amigos que publican en la página de dar respuesta a esas inquietudes, pero también tomo decisiones saliéndome de esa línea. Por ejemplo, desde hace casi tres años estoy estudiando la fauna de ortópteros (langostas, grillos y tucuras) de nuestra región y periódicamente publicamos sobre el tema en la página. Alguien me podrá decir que las langostas no le interesan o no le gustan a nadie, pero creo que son seres variados en aspecto, comportamiento, coloración y tamaño y en general la gente sabe muy poco de ellas, así es que quiero que las conozcan y, si cabe la expresión, que las “entiendan” un poco más. 

¿Has pensado en inmersiones vivenciales para las escuelas? 

Tengo pensado organizar minicursos de observación de pájaros combinados con talleres de dibujo de aves. Se pueden aprender muchas cosas sobre la naturaleza y sobre la vida pintando aves. Como decía David Allen Sibley: “Dibujar pájaros es mucho más que dibujar pájaros”.

¿Qué recuperás del niño observador de la naturaleza que fuiste que te ponga un norte para elaborar los contenidos de divulgación que hubieses querido tener y cómo te actualizás para que estos sean atractivos para las nuevas infancias? 

No tengo recuerdos de ningún momento en mi vida en que no me haya atraído la naturaleza. Cuando era muy niño, nada me gustaba más que ver pájaros, arrastrarme por el suelo viendo a las hormigas llevar pedacitos de hojitas hacia el hormiguero, subirme a los árboles y quedarme horas, trepar a la montaña o descubrir una huella en el barro y tratar de develar el misterio de su autor. Lamentablemente, en la actualidad mucho de eso se ha perdido, un poco por el temor a la inseguridad que experimentan muchos padres y un poco por distanciamiento físico, ya que el campo queda más lejos, pero creo que si le preguntás a un chico en su primera infancia si prefiere ir a la plaza o quedarse frente a una computadora lo más seguro es que elija la plaza, el cerro o el río. Es que somos parte de la naturaleza. Yo decía hace poco en la presentación de un libro que el problema es que no les estamos dando la oportunidad a ellos, no les mostramos la naturaleza y cuando lo hacemos nos equivocamos. Yo mismo cometí errores en esto. Muchos padres prefieren tener a sus hijos quietos, “seguros”, escondidos del mundo real y expuestos a los mil peligros del mundo virtual. No queremos que se ensucien con barro y no queremos que en el campo se pinchen con alguna espina. Si se suben a los árboles pensamos que se pueden caer y no dejamos que se metan al río porque se pueden resfriar. Una grave consecuencia de todo esto es que si los niños no conocen y, por tanto, no disfrutan de la naturaleza: ¿para qué desearían protegerla cuando se conviertan en adultos? En Noroeste Salvaje intento aportar un grano de arena para que más personas vuelvan a tender puentes hacia la vida salvaje. Ojalá se pueda.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD