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El carro y el caballo

Lunes, 16 de julio de 2018 00:00

En varias jornadas en apoyo del emprendedurismo, promovidas por Nación, Provincia, Municipio y Cámaras, así como en planteos gremiales mágicos en los que el trabajo se resuelve por leyes con prescindencia de la existencia o no de fuentes de trabajo, se ignora el verdadero origen del problema. Ningún problema socioeconómico se resuelve con incentivos, cursos o leyes. No hay ley que arregle el San Isidro que no sea la rentabilidad del Ingenio, no hay curso que genere emprendimientos si el aparato productivo y comercial está postrado.

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En varias jornadas en apoyo del emprendedurismo, promovidas por Nación, Provincia, Municipio y Cámaras, así como en planteos gremiales mágicos en los que el trabajo se resuelve por leyes con prescindencia de la existencia o no de fuentes de trabajo, se ignora el verdadero origen del problema. Ningún problema socioeconómico se resuelve con incentivos, cursos o leyes. No hay ley que arregle el San Isidro que no sea la rentabilidad del Ingenio, no hay curso que genere emprendimientos si el aparato productivo y comercial está postrado.

Hace dos años que el Gobierno nacional se esfuerza en esa dirección y esto es bueno solo que es como preparar la mesa sin tener la comida.

Con la presión impositiva, las tarifas y los intereses en tasas astronómicas no hay forma de producir en la Argentina y menos de emprender. La otra herramienta que promueve el Gobierno son la ley pyme, la de Competencia, la de Compre nacional, la de Promoción de la inversión, etcétera. Normas que brindan un marco propicio, pero que serán eficaces dentro de una macroeconomía que permita una ecuación positiva de producción. El emprendedurismo existe cuando hay actividad productiva y comercial; si no, los esfuerzos son vanos.

Considerando los ingentes esfuerzos y costos que estas acciones demandan, debería el Gobierno crear las condiciones que realmente demanden emprendedores.

La economía no se pone en marcha por la acción de emprendedores, es al revés, se necesita lograr el equilibrio entre poder adquisitivo del mercado y la rentabilidad de todas las empresas chicas, medianas y grandes después, como consecuencia virtuosa aparece el emprendedurismo que es clave para el desarrollo Mientras no pongamos el caballo delante del carro, no recuperaremos el equilibrio y las consecuencias seguirán a la vista.

 

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