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Meghan Markle acumula más errores que aciertos desde su boda con Harry

Meghan Markle demostró que incorporó las normas básicas de la conducta monárquica.
Domingo, 22 de julio de 2018 18:40

Con su boda de ensueño se abría para Meghan Markle un periodo de imprevistos en una estructura organizada para neutralizarlos de antemano. Exactamente hace 63 días que la esposa del príncipe Harry es miembro de la corona británica. Su robusta agenda social se vio plena de acontecimientos en los que demostró que no tiene inconvenientes con las normas básicas de la conducta monárquica, pero analistas especializados en ceremonial y protocolo no dejaron de notar que hubo otras normas que aún no incorporó y en ciertas ocasiones fue evidente hasta para los más desprevenidos su incomodidad. 
La contrapartida es que como se trata de la figura del momento, un espejo en cuyas aguas se reflejan miles de mujeres en el mundo, cada vestuario elegido por la duquesa de Sussex se convierte en noticia.
El Tribuno consultó a María Belén Bordón, asesora de imagen, diplomada en ceremonial y protocolo y directora de Capacitación e Imagen Corporativa de FUNHOHA, cómo vio el desempeño de Markle bajo los flashes más críticos de la sociedad británica. 
Para ella los indicios que explican cada conducta de Meghan se hallan desde la misma línea sucesoria del trono y desde el día que puso sus pies en el atril de la iglesia. 
“Desde el día uno Meghan rompió con el protocolo real y esta flexibilización se debe a que el príncipe Harry nació tercero en la línea de sucesión al trono de Gran Bretaña (después de su padre, el príncipe Carlos, y su hermano, el príncipe William). Con la llegada al mundo de George, luego de la pequeña Charlotte y recientemente con Louis, hijos de los duques de Cambridge, quedó en la sexta posición. Haciendo gala de su versatilidad, progresismo y adecuándose a los nuevos cambios sociales, la corona en la iglesia dejó de lado las normas protocolares ortodoxas, buscando así la aceptación de sus súbditos y logrando fortalecer los lazos con ellos”, evaluó María Belén.
La asesora fue hasta la genealogía del príncipe para rescatar una figura mítica, que no dejó de ser un norte para los hijos del príncipe Carlos. 
“Siendo la corona inglesa una de las más longevas y poderosas del planeta, con el matrimonio de Harry y Meghan hizo posible uno de los deseos de la recordada Lady Di, que no era otro que casarse por amor, sin importar la condición social u origen del cónyuge”, señaló. 
Luego se refirió al beneplácito que manifestó ante esta unión la reina Isabel. 
“Creo que en el fondo la reina Isabel II veía en el espíritu de su nieto y en su rebeldía, el espíritu de la inolvidable Lady Di, que tanto sufrió por haberse casado sin amor y fue una forma de reparar errores del pasado monárquico, porque -quieran o no- hubo un antes y un después de la muerte de Diana, llamada por el pueblo británico la Princesa de Corazones, que se ganó el reconocimiento y el amor de todo el mundo y era Harry, su hijo pequeño, el que transformaría las reglas palaciegas”, comentó María Belén.

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Con su boda de ensueño se abría para Meghan Markle un periodo de imprevistos en una estructura organizada para neutralizarlos de antemano. Exactamente hace 63 días que la esposa del príncipe Harry es miembro de la corona británica. Su robusta agenda social se vio plena de acontecimientos en los que demostró que no tiene inconvenientes con las normas básicas de la conducta monárquica, pero analistas especializados en ceremonial y protocolo no dejaron de notar que hubo otras normas que aún no incorporó y en ciertas ocasiones fue evidente hasta para los más desprevenidos su incomodidad. 
La contrapartida es que como se trata de la figura del momento, un espejo en cuyas aguas se reflejan miles de mujeres en el mundo, cada vestuario elegido por la duquesa de Sussex se convierte en noticia.
El Tribuno consultó a María Belén Bordón, asesora de imagen, diplomada en ceremonial y protocolo y directora de Capacitación e Imagen Corporativa de FUNHOHA, cómo vio el desempeño de Markle bajo los flashes más críticos de la sociedad británica. 
Para ella los indicios que explican cada conducta de Meghan se hallan desde la misma línea sucesoria del trono y desde el día que puso sus pies en el atril de la iglesia. 
“Desde el día uno Meghan rompió con el protocolo real y esta flexibilización se debe a que el príncipe Harry nació tercero en la línea de sucesión al trono de Gran Bretaña (después de su padre, el príncipe Carlos, y su hermano, el príncipe William). Con la llegada al mundo de George, luego de la pequeña Charlotte y recientemente con Louis, hijos de los duques de Cambridge, quedó en la sexta posición. Haciendo gala de su versatilidad, progresismo y adecuándose a los nuevos cambios sociales, la corona en la iglesia dejó de lado las normas protocolares ortodoxas, buscando así la aceptación de sus súbditos y logrando fortalecer los lazos con ellos”, evaluó María Belén.
La asesora fue hasta la genealogía del príncipe para rescatar una figura mítica, que no dejó de ser un norte para los hijos del príncipe Carlos. 
“Siendo la corona inglesa una de las más longevas y poderosas del planeta, con el matrimonio de Harry y Meghan hizo posible uno de los deseos de la recordada Lady Di, que no era otro que casarse por amor, sin importar la condición social u origen del cónyuge”, señaló. 
Luego se refirió al beneplácito que manifestó ante esta unión la reina Isabel. 
“Creo que en el fondo la reina Isabel II veía en el espíritu de su nieto y en su rebeldía, el espíritu de la inolvidable Lady Di, que tanto sufrió por haberse casado sin amor y fue una forma de reparar errores del pasado monárquico, porque -quieran o no- hubo un antes y un después de la muerte de Diana, llamada por el pueblo británico la Princesa de Corazones, que se ganó el reconocimiento y el amor de todo el mundo y era Harry, su hijo pequeño, el que transformaría las reglas palaciegas”, comentó María Belén.

Una conquista

De acuerdo con María Belén Bordón “la duquesa de Sussex nos ha conquistado desde el principio con su naturalidad, su sencillez, su autenticidad, ya que no niega su pasado, ni sus orígenes sino -al contrario- los enaltece, como vimos en su casamiento, en donde la cultura afroamericana se unió con la corona inglesa”.
Además, recordó que en su carrera como actriz también se había ganado el respeto de espectadores y críticos con su papel protagonista en la serie “Suits”, así como también por su trabajo activo en la Organización de las Naciones Unidas en eventos relacionados con la lucha por la igualdad de género. 
“Puede decirse que ‘una imagen es auténtica si resalta lo natural’. Y esta premisa que tenemos los asesores de imagen se cumple en la persona de Meghan: transmite, cautiva y seduce, por su espontaneidad, frescura, sencillez, ingenuidad y carisma”, sintetizó.

Estilo

La transformación de estilo de Meghan Markle ya duquesa quedó en evidencia durante una celebración para el príncipe Carlos, cuando siguiendo la línea protocolar, la nueva integrante de la corona británica optó por un vestido de mangas largas con transparencias en tono rosa empolvado de la firma Goat. La falda pasando la rodilla y medias largas para tapar las piernas. “El dress code son una seria de reglas adoptadas socialmente que especifican la manera correcta para vestirse en determinadas situaciones sociales. Como sabemos Meghan tuvo que abandonar su carrera de actriz. Por ello, en actos oficiales no puede cruzar las piernas, ni firmar autógrafos (por seguridad). Tampoco puede sacarse selfies”, destacó María Belén. 
Acotó que “ella está siendo asesorada para aprender a comportarse correctamente e incorporar las normas de etiqueta y protocolo, pero en las últimas semanas observamos a Meghan cometiendo ciertos errores protocolares como realizar una muestra de cariño en público a su esposo y cruzar las piernas en los actos a los cuales acompañó a la reina Isabel II”. Añadió que además de entendible Meghan resuelve estos furcios con su sonrisa impecable. “Todo se le puede perdonar y hasta le aporta frescura y es un guiño positivo para la corona”, dijo María Belén.
Añadió que cruzar las piernas o los tobillos son hábitos de postura arraigados a la cultura occidental y sinónimos de femeneidad. “Me parece que de un día para otro es difícil de cambiarlo. Por lo que le llevará su tiempo y seguro se adecuará correctamente”, dijo la asesora.
Por último, el estilo de Meghan fue ponderado por María Belén. “Siempre acierta en la elección de los colores. Seguro tiene claro que su temperatura de piel es cálida. Por ende, los colores que más la benefician son los rosas empolvados, nude, pasteles, maíz, rojo, cálidos, verde oliva, celestes, azules, dorados y marrones”, detalló.
Acerca del maquillaje dijo que la favorece el denominado “make up no makeup”. “Megan destaca con una buena máscara sus pestañas, una base ultraliviana y la boca solo con un gloss transparente o nude”, enumeró. Añadió que sus elegidos son los vestidos, en parte porque a la reina le parecen apropiados para todo acto oficial y también porque lo marca el protocolo real.
“Meghan, segura de sí misma y con estilo propio, apuesta por vestidos de estilo rectos y camiseros. Repite el cuello bote, que sabe que le da un toque de sofisticación extra. También sabe distinguirse de su cuñada Kate Middleton, más conservadora. Meghan apuesta por las transparencias sutiles”, concluyó.

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