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Claudia Piñeiro: “Obviamente, no pensamos que es un bebé sino un embrión"

Claudia Piñeiro, reconocida escritora, expresó hoy a El Tribuno su postura en relación al proyecto de interrupción voluntaria del embarazo que se debate en el Senado. 
Lunes, 23 de julio de 2018 18:06

Sufrió ataques por su postura abierta a favor del proyecto de la interrupción voluntaria del embarazo. La escritora Claudia Piñeiro remarca que el Estado no puede abandonar a las mujeres que abortan y dijo que hay incoherencias entre las personas que rechazan la iniciativa. 

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Sufrió ataques por su postura abierta a favor del proyecto de la interrupción voluntaria del embarazo. La escritora Claudia Piñeiro remarca que el Estado no puede abandonar a las mujeres que abortan y dijo que hay incoherencias entre las personas que rechazan la iniciativa. 

¿Por qué el aborto tiene que ser ley en la Argentina?

Tiene que ser ley porque es una cuestión de salud pública. Si la ley no sale, muchas mujeres no dejarán de abortar. Muchas de las personas que se oponían a la educación sexual en los colegios ahora cambiaron. Quizá se pueda bajar la cantidad de abortos, ojalá así sea. Pero igual seguirá habiendo, no los van a eliminar. Entonces hay que darles una solución a esas mujeres. Si tienen dinero irán a una clínica, lo pagarán, lo harán con los mismos médicos que dicen, a veces en cámara, que no se debería aprobar la ley. Por otro lado, está la mujer que se va a clavar una aguja de tejer o usará el misoprostol que conseguirá de alguna manera y que se puede infectar o desangrar. No hay derecho a que el Estado abandone a esas mujeres. 

¿Al ponerte al frente de esta postura viste reacciones agresivas? Como vivís esto, ¿te desanima?

A nadie le gusta que lo agredan, sobre todo diciendo cosas que son muy feas o metiéndose con tu familia. Cuando empecé este debate pensé que mucha gente se sentiría ofendida, que me iban a decir que no leerían más mis libros, tienen todo el derecho de pensar eso. Lo que no imaginé es que la agresión iba a ir un paso más allá. Dicen que objetaron mi participación en un debate, no era un debate, era un trabajo. No es que yo iba a hablar del aborto ni de mí siquiera. Yo iba a entrevistar a un escritor, Leonardo Padura, de hecho lo haré, es un cubano que viene a la Argentina para hablar de su novela. Un montón de gente hizo un grupo de WhatsApp. Llamaron a la fundación que estaba organizando esa charla para que me den de baja. Entonces no solamente es una cuestión de censura, sino de impedirme trabajar. Es muy grave para la democracia. 

¿Por qué crees que se generan estas reacciones?

Yo creo que hay un punto en que es muy difícil continuar el debate y tiene que ver, sobre todo, con las creencias religiosas. Yo respeto mucho que en esta provincia hay mucha gente de fe católica y evangelista. También conozco mujeres católicas que están a favor del aborto legal, seguro y gratuito, pero entiendo que desde la religión se baja un discurso en contra porque sostienen que se está matando a un inocente. Obviamente, las mujeres que estamos de acuerdo con la ley de la interrupción voluntaria del embarazo no pensamos que eso es un bebé y una madre, sino que es un embrión y que una mujer tiene derecho a planear su vida. Y si queda embarazada a pesar de haber utilizado los métodos anticonceptivos, tiene derecho a interrumpirlo como alguien que no supo de esos métodos. Lo que me parece interesante para que reflexionen todas esas personas es que la sociedad se ha puesto de acuerdo con respecto al concepto desde cuando la vida humana tiene que ser preservada pase lo que pase. En el caso de violación, desde 1921 ya acordó en el Código Penal que ese embrión se puede desechar, incluso lo dice sin plazo. Yo creo que el aborto tiene que ser hasta la semana 14. La sociedad argentina ya se puso de acuerdo por la Ley Justina, que aprobaron un montón de legisladores que están en contra de la ley del aborto. La Ley Justina permite hacer determinadas maniobras para que un corazón que late en una persona deje de latir y se pueda entregar esos órganos para ser donados, porque ya no hay trabajo cerebral. Le late el corazón, igual que el embrión, pero en eso nos pusimos de acuerdo, que es importante para nuestra sociedad tomar la decisión de que se pueden donar esos órganos porque esa vida se va a interrumpir porque no hay trabajo cerebral. En el caso de la fertilización in vitro también los embriones se descartan. Entonces hay mucha incoherencia. .

 

 

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