Antes de partir hacia Malvinas, el teniente de la Fuerza Aérea oriundo de Río Cuarto, Luis Darío Castagnari, le encomendó a su esposa: “Si no vuelvo, quiero que traigas mi cuerpo y me entierres junto a Gustavito".
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Antes de partir hacia Malvinas, el teniente de la Fuerza Aérea oriundo de Río Cuarto, Luis Darío Castagnari, le encomendó a su esposa: “Si no vuelvo, quiero que traigas mi cuerpo y me entierres junto a Gustavito".
Tras 36 años de lucha, María Cristina Scavarda lo logró y los restos de su esposo descansarán junto a su hijo, fallecido a los tres años producto de un cáncer.
“Hablé con el secretario de Derechos Humanos (Claudio Avruj) y me confirmó que iba a ser trasladado en diciembre”, informó hoy la mujer en declaraciones a LV16 Radio Río Cuarto.
Luis Castagnari y su familia
“Va a ser un regalo de cumpleaños; cumplo años el 8 de diciembre, el día de la Virgen”, manifestó Scavarda. Y destacó que, en lo posible, los restos de Castagnari “estarán antes”.
La mujer detalló -en diálogo con LV16- que Aeropuerto 2000 se hará cargo de los gastos del traslado, mientras que Parque Perpetual realizará la cremación de forma gratuita.
María Cristina Scavarda
Cabe destacar que las cenizas de Castagnari serán depositadas junto a su hijo en la funeraria de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús. "Mi hijito ya estaba cremado y está en la funeraria de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús que es el lugar donde nos casamos con mi esposo; ahí también van a ser depositadas las cenizas de él para que descanse junto a nuestro hijito, como él me lo pidió”.
Luis Darío Castagnari
“Voy a cumplir con lo que él me pidió”, expresó María Cristina, en el medio de la emoción.
Una Navidad diferente
La mujer reconoció que “fue una larga lucha” y destacó que la noticia traerá felicidad a toda la familia: “va a ser una felicidad muy grande para todos, nos va a traer calma, va a ser una Navidad diferente”, dijo y agregó: “para mis hijos tener la paz de tener a su padre acá y a mis nietos que me pedían que los llevara a la tumba de su abuelo a llevar una flor y no podía”.
Fuente y fotos: El Puntal de Río Cuarto