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La exhumación de Güemes y Alvarado 

Un diario opositor creó dudas sobre los restos del general Alvarado. 
Sabado, 28 de julio de 2018 21:45

Gracias a la edición de “Nueva Epoca” del día 19 de octubre de 1918, conocemos detalles de la ceremonia de exhumación de los restos de Güemes y Alvarado. Decía: “Esta mañana a las 10 se congregaron en el cementerio, el interventor nacional, el ministro de Gobierno, jefe de Policía, intendente municipal general Solá y miembros de las familias de los generales Güemes y Alvarado, cuyos restos reposan en aquella necrópolis. Allí, en presencia del Escribano Mayor de Gobierno, encargado de labrar el acta, se procedió a la apertura de la urna de mármol en la que se encontraban los restos del general Güemes, que por propias manos de las señoras Güemes de Latorre y Güemes de Arias, fueron depositados en la nueva urna de bronce construida en el Arsenal de Guerra. Esta estará hasta mañana 20 de octubre, bajo custodia del Ejército hasta su trasladado a la Catedral”.

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Gracias a la edición de “Nueva Epoca” del día 19 de octubre de 1918, conocemos detalles de la ceremonia de exhumación de los restos de Güemes y Alvarado. Decía: “Esta mañana a las 10 se congregaron en el cementerio, el interventor nacional, el ministro de Gobierno, jefe de Policía, intendente municipal general Solá y miembros de las familias de los generales Güemes y Alvarado, cuyos restos reposan en aquella necrópolis. Allí, en presencia del Escribano Mayor de Gobierno, encargado de labrar el acta, se procedió a la apertura de la urna de mármol en la que se encontraban los restos del general Güemes, que por propias manos de las señoras Güemes de Latorre y Güemes de Arias, fueron depositados en la nueva urna de bronce construida en el Arsenal de Guerra. Esta estará hasta mañana 20 de octubre, bajo custodia del Ejército hasta su trasladado a la Catedral”.

General Alvarado

Con respecto a los restos de Alvarado, el mencionado diario dijo: “Los restos del general Alvarado, depositados en la tumba de la familia, no fueron hallados hasta el momento de escribir estas líneas, pues en el panteón donde deben estar, existen más de veinte cajones, y ninguno resultó ser de él”. 

A las 12 y faltando por abrirse varios cajones, el Dr. Carlés se retiró del cementerio quedando el resto de las autoridades encargadas de dar con el cadáver del militar desaparecido. 

Aparece Alvarado

Finalmente por la tarde, y luego de abrirse varios cajones del mausoleo, apareció el féretro del general Alvarado, cuyos restos fueron colocados luego en una urna que fue entregada en custodia al Ejército. 

Cuando el diablo y la política comicial metieron la cola en el homenaje 

Un diario tucumano llegó a negar que los restos de Alavarado eran auténticos.

Como dijimos al principio de este relato, el clima político que rodeó la inauguración del Panteón de las Glorias del Norte, no fue el ideal. La reciente intervención de la provincia y la vecindad de los comicios ayudaron a empañar el acontecimiento. Y en ese sentido, el diario salteño Nueva Epoca, de orientación conservadora, tuvo una actitud curiosa. Al principio apoyó la iniciativa de crear el panteón patriótico, pero repentinamente cambió su postura justo en el día de la inauguración, no cubriendo el acontecimiento que antes había promocionado. 

Pero Nueva Epoca fue más lejos aún. En su edición del 21 de octubre de 1918, es decir, al día siguiente de la inauguración, transcribió una infame nota de El Orden, un diario de Tucumán: “Decididamente, -dijo- ha tenido poca suerte la simpática iniciativa del Dr. Carlés, de reunir en un Panteón los restos de los principales Héroes del Norte. Los delegados de las provincias interesadas en el homenaje, además de no ser todo lo representativas que pudo esperarse, han llegado a Salta con mal pie. La recepción no estaba organizada. Hubo displicencia en el agasajo a los embajadores. Los forasteros anduvieron desperdigados por las calles de Salta, en procura de un alojamiento que no es fácil obtener, ni aun a los conocedores, por afluencia de la gente de la campaña que acudió a la capital atraída por las fiestas. Eso fue poco honroso para Salta y preparaba mal el animo para el acto de exhumación del sábado 19 de octubre que ha sido, como lo informó nuestro corresponsal, ridículo, irreverente y chocante”. 

Y sigue: “La escena del cementerio que describe nuestro corresponsal en Salta con respecto a los restos del general Alvarado, es digno de un novelón. Esa pesquisa en el cementerio en busca de los restos del general Alvarado que no han sido encontrados, no obstante haberse llevado al Panteón un féretro como si se tratara del auténtico, revela cosas desagradables: despreocupación e información deficiente. 

Como si todo eso no fuese suficiente, el Dr. Bernardo Frías, creyó oportuno despacharse contra España y denigrar a Rondeau. 

La piqueta demoledora de los empujes radicales estuvo muy en carácter en esta demolición de la historia y el respeto a los muertos. Y es que la piqueta en manos de los radicales no es cosa fácil de manejar. El Dr. Carlés, por fortuna, no tiene hechas las manos para manejar las armas de don Hipólito”. 

Razones

¿Cómo se explica este abrupto cambio de Nueva Epoca? Es, sin duda, la visión parroquial de la política. Un comentario de Tribuna Popular, diario salteño de orientación radical, explica todo: “La inauguración del Panteón por parte de la Intervención nacional no busca réditos políticos sino homenajear la memoria de los valientes defensores de la libertad...”. Sin embargo, los hombres de la Unión Provincial de entonces siguieron creyendo que lo del Panteón y fundamentalmente, el retorno de Güemes a la Catedral, tenía un sentido político electoral. Y más aún, consideraron que era una repuesta para los que no querían el Monumento de Güemes en la plaza 9 de Julio. Y para colmo de males, a fin de año los radicales se alzaron con el triunfo de don Joaquín Castellanos.

En cuanto a la nota del diario tucumano El Orden, sobre la mentira de los restos de Alvarado, solo se puede decir que refleja la vieja animadversión de Bernabé Aráoz por Güemes. Además, a los del Jardín, nunca les cayó bien que el Panteón de las Glorias del Norte de la República estuviese en Salta. 
 
 

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