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El encuentro de dos generaciones de las letras salteñas

Santiago Sylvester y Salvador Marinaro presentaron sus libros en la Casa de Salta y hablaron de sus trabajos.
Jueves, 16 de agosto de 2018 00:00

Dos generaciones de salteños se reunieron en Buenos Aires para presentar sus nuevas producciones literarias. El escritor sub-30 Salvador Marinaro junto a Santiago Sylvester, miembro de la Academia Argentina de Letras, hablaron de sus trabajos en el ciclo poético de la Casa de Salta.

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Dos generaciones de salteños se reunieron en Buenos Aires para presentar sus nuevas producciones literarias. El escritor sub-30 Salvador Marinaro junto a Santiago Sylvester, miembro de la Academia Argentina de Letras, hablaron de sus trabajos en el ciclo poético de la Casa de Salta.

En este marco, Leonor Fleming, coordinadora del encuentro destacó lo especial de llegar al décimo año del ciclo de poesía en la casa de Salta. "Queremos aplaudir a los artistas y a todos los asistentes que, con su entusiasmo nos han impulsado para continuar con estos encuentros", sintetizó.

En seguida, el editor Martín Maigua, continuó: "Es una alegría para mí como salteño traerles el libro de Salvador y acompañar a la presentación del gran poeta Santiago Sylvester. Con mi compañera llevamos adelante la editorial Nudista, con el interés de construir un catálogo federal, con una mirada que apunta a los cruces estéticos, generacionales y de geografías", comentó.

Conversación y decencia

Con poetas y catedráticos en el público, entre los que se destacaron Leopoldo "Teuco" Castilla, Julio Salgado, María Casiraghi, Carlos Aldazábal, Cristina Piña y Guillermo Siles, entre otros, Sylvester explicó que "La conversación" es una retrospectiva de cinco décadas: "Esta antología recoge medio siglo de escritura. Me ha tocado el trabajo de mirarme a mí mismo. Uno siempre se mira a sí mismo, así que no es para tanto, pero me ha tocado revisar la obra propia. Y es un enorme trabajo porque no cabía todo, por suerte, porque siempre digo que las obras completas son una equivocación. Mirando para atrás, tengo que reconocer que la poesía me ha dado una manera de vivir, muchos amigos, viajes y una manera también de estar solo. Eso también se aprende y me ha servido muchísimo para tener una vida bastante intensa y llena de entusiasmo", afirmó el autor y recitó los versos de "Nada como una buena salud" y "La antepasada".

Por su parte, Salvador Marinaro dijo sobre "Una tristeza decente" que ese libro "representa para mí un recorrido de aprendizaje. Tuve la terrible mala educación de publicar un libro a los 19 años, no sé qué se me pasó por la cabeza. Me presenté al premio de la provincia y salió. Después, el tiempo pasa y uno tiene que enmendarse. Esa forma de enmendarme me llevó diez años, en los que estuve aprendiendo. El resultado es este libro, que tiene que ver con el aprendizaje de estar buscando qué es ese aparato lógico que llamamos cuento. Tuve la gracia de contar con muchos maestros en el camino entre ellos Liliana Heker- pero sobre todo es un recorrido propio. Me interesan los personajes que están en los bordes, sumergidos en una tristeza que no se puede decir. Creo que eso es lo más importante de la narrativa. Además me enorgullece mucho estar al lado de Santiago, más que por los nombres propios, por los lenguajes. Él representa un cambio en un momento en donde se descubre el lenguaje moderno en Salta", subrayó y compartió "La obra de Mastroverdi".

Entrevista mutua

Luego, en una charla entre ambos, Sylvester le preguntó a Marinaro sobre sus experiencias en Shanghái, donde reside: "Fue como llegar a Marte, la diferencia cultural más abismal que existe, uno es un absoluto turista. Aunque pasen años y uno se incorpore a la cultura, nunca se deja de ser el extranjero. El distinto es uno y eso es algo que la cultura china nunca te deja de marcar", comentó.

Marinaro, por su parte, consultó a Sylvester por el título de su libro, editado por Visor: "Creo que tengo un tono conversado. Un crítico una vez escribió sobre una obra mía que era un silogismo conversado. No lo cuento para jactarme, sino porque creo que dio en la tecla. Muy a pesar mío, tengo una cabeza silogística, no me gusta, pero es así". La velada concluyó con un cuento de Marinaro empanadas y buen vino, para brindar.

Porque la buena literatura se festeja siempre.

 

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