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Precios y salarios, el dilema de Macri

Jueves, 16 de agosto de 2018 00:00

Si sacamos hoy una fotografía a nuestra economía después de la última devaluación, el aumento significativo en las tarifas, comparado con la evolución de los sueldos -muy por debajo de la inflación proyectada- y el impacto en los precios relativos de bienes y servicios, observamos que existen muchos temas no resueltos.

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Si sacamos hoy una fotografía a nuestra economía después de la última devaluación, el aumento significativo en las tarifas, comparado con la evolución de los sueldos -muy por debajo de la inflación proyectada- y el impacto en los precios relativos de bienes y servicios, observamos que existen muchos temas no resueltos.

Y allí se destacan precios y salarios.

En un escenario de aumento de la inflación, enfriamiento del consumo y disminución de la actividad económica, agravado en el pasado trimestre por la sequía en el campo, merma de la producción industrial y la obra pública en caída, todas las noticias que se acumulan son malas para el empleo.

Hirviendo en el frío

Estanflación, o recesión con inflación, es la definición de este escenario. Por supuesto, salir de este estado no será tarea fácil ni corta en el tiempo, ya que el Gobierno en el corto plazo no podrá aplicar políticas para superar la crisis; no tendremos demasiados créditos en el mercado externo (en dólares) y la única fuente de financiamiento seguro serán los desembolsos trimestrales del Fondo Monetario Internacional. Y allí están las condiciones para que eso se produzca: que se cumplan metas fiscales, monetarias y de reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).

Los resultados ya anunciados son disminución del gasto público, no a la emisión monetaria para cubrir déficits, tipo de cambio flotante que acompañe a los precios, retracción del crédito en el mercado interno y tasas de interés por encima de la inflación ya que, está claro, la suba generalizada de precios no deberá superar el 32% anual para evitar una nueva revisión del acuerdo con el FMI, que en ese caso aconsejará aplicar políticas de ajuste aún más duras.

La apuesta de nuestro país en el programa acordado con el Fondo Monetario Internacional consistió en mostrar que el Gobierno está dispuesto a disminuir los déficits fiscal y externo (mayores exportaciones) en un plazo de tres años, mostrando a los mercados internacionales estos logros para poder recuperar el crédito y tentar a la mayor cantidad de inversiones para que crezca la economía. Hoy lo más importante será disminuir la inflación.

"Pass through"

Uno de los escenarios más temidos entre los ministros de economía de cualquier país después de una devaluación descontrolada es lo que se conoce como "pass through", que consiste en analizar el traslado del porcentaje de devaluación a precios de los bienes y servicios.

También, muy temido entre los funcionarios es el efecto contagio que se traduce en permanentes remarcaciones como consecuencia no solo de las devaluaciones sino también de otros precios y/o costos.

Y es así que ante esta realidad nadie quiere perder rentabilidad y surge una nueva teoría que es la de los "aumentos preventivos o de reposición".

Dos hechos recientes nos muestran el pass through. En febrero de 2014 durante la gestión de Axel Kicillof hubo una devaluación del 23% y el índice de precios durante ese año ascendió al 38%. Luego en diciembre del 2015 y saliendo del cepo con Alfonso Prat Gay hubo una devaluación del 35% y la inflación llego al 41% en 2016.

En cambio por ejemplo en Brasil durante el primer semestre el real se devaluó un 18% respecto al dólar y la inflación en este mismo período solo aumentó un 1,8%. Esto ocurre porque se piensa en moneda local y las tasas de interés son reales y positivas.

Por la misma historia de inestabilidad macroeconómica de nuestro país, la unidad de medida de valor dejó de ser el peso argentino para pasar a ser el dólar, y por supuesto hace que los ahorros se protejan en esta moneda.

Los analistas suelen dividir a las devaluaciones en dos categorías, las "exitosas" o "fracasos", según sea la incidencia de los aumentos de precios respecto a las devaluaciones

Si analizamos lo ocurrido en el primer semestre en Argentina determinamos que la inflación posdevaluación es hasta ahora exitosa porque la caída de la demanda (disminución de ventas) ejerce un fuerte freno para que no aumenten los precios.

Con una suba del tipo de cambio en el primer semestre, que alcanzó un porcentaje más alto del 55%, observamos que el índice de precios al consumidor llegó al 16%, pudiendo afirmar que hasta ahora el traslado a precios de la devaluación ha sido del 30%, considerada como exitosa pero con un alto costo social y político.

Por la recesión muchas empresas especialmente las alimenticias están calculando sus costos computando un dólar a $22,50, consecuencias que otras tantas dejen de vender porque no conocen el valor de reposición de sus productos, corriendo el riesgo de que exista desabastecimiento hasta que se acomoden los precios relativos respecto de la cotización de la moneda estadounidense.

Agenda estratégica

Los salarios en este esquema para controlar y bajar la inflación juegan un papel estratégico. Los sueldos no deben subir por encima de los precios; en otras palabras: actualmente se deben controlar dos variables, los aumentos de salarios que actúan como ancla de la inflación en un esquema de reducción del gasto público y la estabilidad y previsibilidad en la cotización del dólar.

La recesión en el mercado interno y la cotización de la divisa norteamericana serán las variables de ajuste en la lucha contra la inflación, sabiendo que el plan B de este modelo es mucho más duro que el actual y el costo será tremendamente superior.

 

 

 

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