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Hilda cumplió 103 años y reveló sus secretos para estar plena y saludable

Vive en la capital salteña. Nació en Casilda, Santa Fe en 1915. Asegura que una buena alimentación es importante para estar espléndida. Se define como “una fanática del chocolate, pero en su justa medida”.
Domingo, 19 de agosto de 2018 00:53

Hilda Martino cumplió 103 años el 6 de agosto pasado. Vive en la capital salteña pero nació en Casilda, una localidad del sur de Santa Fe. Es hija de inmigrantes italianos. 

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Hilda Martino cumplió 103 años el 6 de agosto pasado. Vive en la capital salteña pero nació en Casilda, una localidad del sur de Santa Fe. Es hija de inmigrantes italianos. 

“Mis padres vivían en Italia y llegaron Santa a Fe en 1900 junto a dos tías mías. Trabajaban en los campos de Arroyo Seco, ciudad del departamento Rosario. Tuve cinco hermanos: un varón y cuatro mujeres”, contó Hilda a El Tribuno.

Cuando tenía seis años, Hilda se paraba en la esquina de su casa, cerca de la vivienda de una profesora de piano. “Me encantaba escucharla. Así empezó a gustarme la música. Nos reuníamos en festejos y bailábamos con familiares y amigos. Bailábamos muy bien el tango. También disfrutaba sentarme en la puerta de mi casa y charlar con los vecinos”, recordó con gran emoción. 

Tras terminar la escuela primaria, empezó a estudiar corte y confección en un establecimiento de monjas y se recibió. 

En 1934 viajó a la capital federal para acompañar a una de sus hermanas, quien se había casado y mudado. En Flores, conoció a Francisco Benedetto. Se enamoraron, se casaron y tuvieron dos hijas. 

“Yo cosía muy bien, pero siempre fui ama de casa, me dediqué a los quehaceres del hogar y a cuidar a mis hijas. Mi esposo trabajaba y nos daba el sustento económico. Junto con sus hermanos tenían una pequeña empresa de transporte y hacían el recorrido urbano, de Plaza de Mayo hasta Mataderos”, manifestó Hilda.

La mujer es devota de la Virgen de Luján. “Es muy milagrosa. Me hizo milagros. Por eso a mis dos hijas les puse como segundo nombre Luján. Una se llama Alicia y es escribana. Mi otra hija se llamaba Hilda, como yo y falleció hace tres años. Era abogada”, recalcó. 

Tras vivir en Buenos Aires, Hilda y su esposo se mudaron a Santa Fe, donde se dedicaron al campo. Años después el hombre murió, por lo que la familia se vino a vivir a Salta.

“Yo me casé en 1956 con un salteño y viajaba a visitar a mis padres y hermana, pero cuando murió mi papá las convencí a ellas de que vinieran a vivir conmigo a Salta. Esto ocurrió en 1995”, manifestó Alicia Benedetto, la hija de Hilda Martino.
Hilda contó que le encanta Salta “porque todo lo que me pasó aquí siempre fue muy bueno”. 

Con orgullo la mujer exhibió a este matutino el altar con flores, estampitas e imágenes que tiene en su departamento de la zona céntrica, dedicado a la Virgen de Luján. 

Además lleva en sus bolsillos una medallita de oro de dicha Virgen. “Me la regalaron mis sobrinos de Santa Fe que vinieron a visitarme en 2005. A mí la virgencita me concedió un milagro porque mi yerno no veía bien y ella lo curó de la vista. Todas las noches le rezo a ella y a Cristo por los milagros concedidos y por permitirme vivir tan bien”, aseguró.

Rutina y alimentación

Hilda reveló sus secretos para estar plena y saludable. Tiene una rutina diaria que incluye caminar y una buena alimentación. En principio se levanta a las 9.30, cuando llega su cuidadora domiciliaria, quien la ayuda a asearse, vestirse y desayunar. Luego sale par dar una vuelta a la manzana para movilizar sus piernas. Camina muy despacito y siempre sostenida por su cuidadora, pero a pasos firmes. Los fines de semana sale a pasear con su hija y sus nietos. 

“El secreto para vivir tan bien es comer sano. A la mañana como bocaditos de pan tostado con dulce de membrillo. Al mediodía, por ejemplo, como pollo al horno con papas doradas. A la noche me preparan sopa, dos aceitunas negras con una rodaja de pan y después arroz con queso rallado. El postre es manzana al horno”, detalló. 

Una pequeña copita de vino también es infaltable. “Mi suegro tenía un viñedo y una vez ganó el premio del mejor vino en Santa Fe. Por ese entonces descubrí el gusto del buen vino. Yo tomo un poquitito de vino todos los días, disuelto con un poco de jugo dulce”, contó. 

Antes de acostarse a dormir, nunca debe faltarle un trocito de chocolate. “A mí todos me regalan chocolate porque saben que es mi obsesión. Todas las noches tengo que comer un bocadito y duermo tranquila”, dijo entre risas. 

“Tengo siete cuidadoras que me ayudan. Cinco los días de semana en diferentes horarios y dos los fines de semana. Siempre estoy muy bien acompañada y cuidada”, agregó. 

Hilda tiene tres nietos: un oncólogo, un ingeniero civil y una abogada, 12 bisnietos y cuatro tataranietos. Otro nacerá en los próximos días. 

El 6 de agosto, día en que ella cumplió sus 103 años hubo un festejo que incluyó torta, rica comida y un brindis. “Toda la familia se reunió. Éramos casi 30. Lo más lindo de mi vida es verme con toda mi familia. A la sociedad quiero decirle que no estén tan pendientes de sus celulares, como veo que muchos están, porque se pierden de compartir los momentos valiosos en familia, con amigos. Ojalá volvieran aquellas épocas en las que los niños podían sentarse a jugar en las veredas, finalizó. 
 

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