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“Recuerdo una pelea muy heavy de la que nadie se enteró”

Omar “Mono” Vargas, papá del seleccionado Matías que nació en Salta, recordó sus tiempos en Gimnasia y Tiro, siendo parte del equipo que ascendió a Primera en 1997. "Tengo un cariño muy grande por Gimnasia", dijo.
Domingo, 19 de agosto de 2018 22:43

Casi nadie lo recuerda, pero Omar Vargas fue uno de los pocos jugadores que pasó por Salta y aportó lo suyo para un ascenso. Sucedió en la década del 90. El Mono, así le dicen al sanjuanino hoy radicado en Mendoza, llegó a Salta precisamente en diciembre del 96 para reforzar a Gimnasia y Tiro, “junto con Ramiro Leone”, recuerda. La segunda mitad de esa campaña de Nacional B terminó con un ascenso a Primera, en Córdoba, frente a Talleres. Omar es, además, el padre de Matías, el jugador de Vélez que nació en estas tierras y que fue convocado por Lionel Scaloni a la Selección. El exjugador albo dialogó con El Tribuno no solo para contar sus sensaciones y orgullo tras la convocatoria de su hijo, sino también para rememorar su corto pero muy recordado pasado en Gimnasia y Tiro. 

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Casi nadie lo recuerda, pero Omar Vargas fue uno de los pocos jugadores que pasó por Salta y aportó lo suyo para un ascenso. Sucedió en la década del 90. El Mono, así le dicen al sanjuanino hoy radicado en Mendoza, llegó a Salta precisamente en diciembre del 96 para reforzar a Gimnasia y Tiro, “junto con Ramiro Leone”, recuerda. La segunda mitad de esa campaña de Nacional B terminó con un ascenso a Primera, en Córdoba, frente a Talleres. Omar es, además, el padre de Matías, el jugador de Vélez que nació en estas tierras y que fue convocado por Lionel Scaloni a la Selección. El exjugador albo dialogó con El Tribuno no solo para contar sus sensaciones y orgullo tras la convocatoria de su hijo, sino también para rememorar su corto pero muy recordado pasado en Gimnasia y Tiro. 

¿Qué significó Gimnasia y Tiro para usted?
 En lo personal tengo un cariño muy grande por Gimnasia y Tiro, es un club en el que me sentí campeón y aprendí muchas cosas. 

¿Cuándo estuvo en Salta por última vez?
Después tuve un paso no muy grato en Juventud Antoniana. El técnico era Hubert Piozzi, pero el club recuerdo que tenía muchos problemas, muy distinto fue lo de Gimnasia.

¿Qué más recuerda de su paso por el albo?
Era un grupo bárbaro, tengo los mejores recuerdos, tanto del club como de todos mis compañeros. Durante muchos años he perdido relación, pero ese grupo siempre lo recuerdo porque era fantástico desde lo humano y me quedó grabado. Hoy compartimos un grupo de WhatsApp con (Miguel) Ibáñez, (Palito) Álvarez, (Pedro) Guiberguis, entre otros.

Omar Vargas reside actualmente en Mendoza. Foto Diario Los Andes

¿Cómo fue su llegada a Salta aquella vez?
D la mano de Savador Ragusa, después lo echan y llega (Ricardo) Rezza. Nuca fui del agrado de Ricardo, pero igualmente jugué varios partidos. Mi experiencia en Salta ha sido fabulosa. Salta me encantó y si estuviera más cerca iría seguido. Me dicen que Salta creció, que está muy lindo, nos gustaba mucho pasear en San Lorenzo con mi familia.

¿A quién más recuerda?
A (a Juan Carlos) Ibire, sé que sigue en el club, también de un muchacho que hacía la parte administrativa, Villagra. La verdad que recuedo a muchos, por ahí no recuerdo los nombres pero sí recuerdo a mucha gente del club.

¿En Juventud lo habían tratado mal?
Los hinchas de Juventud fueron excelentes conmigo, sé que es gente muy seguidora, pero el club en ese momento no estaba bien, nada que ver como estaba Gimnasia. Ahora no sé cómo serán los dos. 

¿Alguna anécdota de esa campaña del ascenso?
Muchas. Estuve siete u ocho meses en Gimnasia pero fueron meses muy fuertes, teníamos un grupo muy intenso. Recuerdo que Pablo Saldaño vivía haciendo bromas. Me acuerdo mucho de Guiberguis, competíamos por el puesto pero él era una persona maravillosa. Y una vez en Córdoba, en un partido que perdimos 5 a 1, se armó un lío bárbaro en el vestuario. Y lo resolvimos puertas adentro, sin que nadie se entere, ni el periodismo. 

¿Cómo fue esa pelea, se llevaban mal?
A causa del resultado salieron un par de broncas y yo estaba en el grupo que tuvo que separar. Recuerdo que fue todo muy heavy, pero fue increíble la madurez con la que lo resolvimos, sobre todo Rezza. Nos dio una clase de liderazgo y después logramos el objetivo. Eso me quedó grabado para toda la vida. Fue un momento feo, pero que se volvió muy positivo. Nunca nadie se enteró, y había periodistas en el vestuario que nunca dijeron nada.
 

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