La expresidenta Cristina Kirchner reapareció ayer en el Senado en medio del escándalo por la aparición de cuadernos que registrarían los movimientos de una trama de presuntas coimas en la obra pública durante el kirchnerismo.
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La expresidenta Cristina Kirchner reapareció ayer en el Senado en medio del escándalo por la aparición de cuadernos que registrarían los movimientos de una trama de presuntas coimas en la obra pública durante el kirchnerismo.
La líder de Unidad Ciudadana, que muy esporádicamente pone pie en el Senado, reapareció en esa Cámara para estampar su firma en el dictamen favorable al proyecto de legalización del aborto y tras ese acto se retiró.
Por la causa de presunta corrupción en la obra pública, la exmandataria fue citada a prestar declaración indagatoria por el juez federal Claudio Bonadio para el próximo 13 de agosto. La punta del ovillo de la investigación, que ya se convirtió en una megacausa judicial que incluyó la detención de exfuncionarios y empresarios, fue la entrega a un periodista del diario La Nación de ocho cuadernos que habría escrito el chofer de Roberto Baratta, los cuales registran con lujo de detalles todos los movimientos de dinero que se hicieron durante los viajes en su vehículo en un período de casi diez años.
Pese al viento en contra que significa este explosivo episodio judicial, que el kirchnerismo atribuye a una jugada de Bonadio y el Gobierno, la decisión de la exjefa de Estado es no tocar un ápice su agenda.
Fuentes de su entorno confirmaron que participará mañana del plenario de delegados Smata en Cañuelas, donde se espera que rompa el silencio autoimpuesto en el que se refugió en los últimos meses y que le reportó un alza en su imagen positiva. Para Cristina Kirchner ya es hora de salir del ostracismo político: siente que la cercanía con las elecciones del año que viene la obligan a pararse otra vez en el centro de la escena en la búsqueda de una plataforma amplia de la oposición.