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Edgar Wallace inaugura “Enmarañada” en el MAC

Se trata de una serie de esculturas en varillas de hierro que remiten a una trama con una multiplicidad de significados. Abre el 1 de septiembre, a las 20, en Zuviría 90.
Jueves, 30 de agosto de 2018 09:23
Fotografía: Jan Touzeau

 

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La maraña no goza de buena fama. Nos lleva a aquel sitio riscoso por el que trepa tanta maleza que lo vuelve impracticable. O a aquel asunto intrincado, de dificultosa resolución. Pero si la mirada está apta para apreciar lo sutil descubrirá que los conjunto de hebras bastas, desiguales y enredadas de nuestro entorno comunican y conforman la trama de la vida. 
“Enmarañada” se denomina la instalación de piezas escultóricas en hierro que el artista plástico Edgar Wallace inaugurará el próximo sábado, a las 20, en el Museo de Arte Contemporáneo (Zuviría 90). 
Wallace le contó a El Tribuno que las piezas que componen la muestra surgieron de unos dibujos en tinta que él había hecho años atrás. Se trató de una ejecución mecánica de la que no era del todo consciente. 
“Eran dibujos medio cósmicos y traté de despegarlos de las dos dimensiones para convertirlos a tres, en 2007, para una exposición en el Jardín Botánico de Buenos Aires. Con el tiempo me di cuenta de que tienen que ver con el interior y con el afuera”, explicó. Añadió que él encuentra esas líneas enrevesadas en la naturaleza y su mente las repone en la trayectoria del vuelo de una abeja, de un colibrí y de una mosca. 
“Incluso nuestra gesticulación tiene un ritmo vegetal de enredaderas y ramas, y es este canal energético el que a mí me mueve a hacer esto y tiene que ver con el universo donde vivo”, definió. Así, esos dibujos que en su estado primigenio fueron libres, despojados de un entorno, tinta china sobre papel blanco, continuaron una evolución hacia varillas de hierro o acero de distintos diámetros, pintadas en esmalte sintético de diversos colores y que habrán ofrecido a su creador por tiempos ductilidad y por tiempos resistencia. Y es esta “línea hecha materia” suspendida en el aire, entrando y saliendo de las paredes y piso de la vidriera del MAC, la que conducirá al espectador a un recorrido tan ilusorio como insospechado. A una experiencia en la que el acto de ver se impone a la interpretación.
Edgar Wallace nació el 21 de septiembre de 1974 en Buenos Aires. Se crió en una imprenta tipográfica y siempre se inclinó a dibujar y pintar porque tuvo facilidad. Después se alejó del dibujo, pero volvió a su síntesis, que es el arte. Transitó un largo recorrido, de cuño autodidacta, hasta que decidió convertirse en artista. Estudió pintura con Alfredo Londaibere. También dibujo y pintura, serigrafía en otros espacios e incursionó en el grabado y la escultura. Realizó muestras individuales y colectivas. Trabajó como asistente de Juan José Cambre y Ernesto Arellano y se desempeñó como docente. Fue montajista de la Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo.
De la vivencia de ser una voz subordinada hasta que reconstruyó su propia esencia rescató: “Estar ‘al mando’ de alguien es aprender de la experiencia y de la visión del otro. Siempre en el aprendizaje hay un feedback: cuando uno estudia con un maestro hay una devolución y uno está buscando encontrar al maestro interior. Es armar el rompecabezas, observar y observarse: uno saca más y en otros momentos mete más. Es muy nutritivo trabajar con otros para controlar el ego”.

La mirada del otro

Fotografía: Jan Touzeau

Edgar Wallace estuvo ausente del circuito del arte ocho años, en coincidencia con el nacimiento de su hijo. “Aunque tengo la conducta de trabajar habitualmente sobre cosas, estuve sin producir ni estar en contacto con el medio del arte. Fue necesario tomar distancia para reflexionar sobre dónde me estaba parando”, dice. Y la pregunta espontánea es si abandonó a su hijo arte por su hijo humano. “Sí, tiene una gran relación. A veces pienso en ‘parir’ una obra. Un amigo me decía: ‘Vos te comés artistas, maestros, y luego los vomitás’. Pienso que esa figura tiene una gran relación con la creación, el parir y dar a luz”, comentó. Y si los hijos humanos son de la vida, los hijos obras son del espectador. “Dejar que exista la lectura de otros sobre la obra es una aceptación, un desapego que debe tener el artista”, dijo. 

Otras propuestas

El 1 de septiembre, a las 20, el MAC renueva todas sus instalaciones. 
La Galería Cosmovisión. Arte & Diseño de Cafayate trae la muestra “Altares. Creencias y mitos religiosos”, obras de artistas locales que reflexionan sobre la visión contemporánea de la multiplicidad de significados que representan las imágenes y los conceptos religiosos. También el Sindicato del Dibujo presentará a ocho artistas y su visión sobre el dibujo en la planta baja. Por último, “Fe”, una selección de obras de la colección del MAC, a través de la cual los artistas han plasmado un tema nada sencillo. 
 

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