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25 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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La histórica casona de la Finca del Alto Molino

Hace 50 años se transformó en el primer Mercado Artesanal de la Argentina.
Sabado, 04 de agosto de 2018 23:17

Al oeste de la ciudad de Salta hay una casona colonial que desde 1968 aloja al primer Mercado Artesanal de la Argentina. Y fue, por más de 150 años, la sala de la Finca del Alto Molino. Además, es un solar histórico ya que fue testigo de acontecimientos de la guerra de la Independencia. Así fue que en el lugar hubo el 2 de junio de 1820, un enfrentamiento armado entre huestes güemesianas comandadas por José Zavala, y las fuerzas realistas.

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Al oeste de la ciudad de Salta hay una casona colonial que desde 1968 aloja al primer Mercado Artesanal de la Argentina. Y fue, por más de 150 años, la sala de la Finca del Alto Molino. Además, es un solar histórico ya que fue testigo de acontecimientos de la guerra de la Independencia. Así fue que en el lugar hubo el 2 de junio de 1820, un enfrentamiento armado entre huestes güemesianas comandadas por José Zavala, y las fuerzas realistas.

Mercedes

Pero además, la vieja casona fue erigida en un predio que en 1583, don Hernando Arias Velázquez recibió en mercedes del fundador de Salta, licenciado Hernando de Lerma. Sus sucesores conservaron el predio hasta 1733, cuando uno de los herederos, don Lorenzo Arias Velázquez, lo donó a la Compañía de Jesús. 

Y así fue que la Compañía entró en posesión de los molinos y “varias suertes de tierras donadas que están en la circunferencia de dichos molinos”, dice un escrito. La principal fuente de trabajo de la finca eran el cultivo de las tierras bajo riego y los dos molinos traccionados por las aguas del río Arias. De ahí, que la propiedad fuese conocida hasta fines del siglo pasado, como “Finca Alto Molinos”. 

Cuando en 1767 los jesuitas fueron expulsados de España y de América, sus bienes pasaron a ser administrados por las Juntas de Temporalidades. Fue entonces que los herederos de don Lorenzo Arias Velázquez reclamaron y con éxito, la reivindicación de las tierras y demás bienes donados en 1733.

Lomas de Medeiro

En 1801 el inmueble fue deslindado por don Nicolás León de Ojeda y, cuatro años más tarde, adquirido por Juan José Arias Velázquez y Vidaurre, cuyos herederos lo vendieron poco después a don José de Medeiro. De ahí que hasta la actualidad los salteños más viejos y memoriosos, sigan llamando a las colinas del oeste como “Las Lomas de Medeiro”. 

La casa nueva

El 10 de diciembre de 1807, la propiedad pasó por cesión directa a don Francisco Ignacio Medeiro de Iriarte. Por entonces, la quinta tenía una pirca perimetral de adobe, con cimientos de piedra y calicanto, unos trescientos metros de extensión y la altura era de una vara y cuarto (2.10 m)”. Su espesor era suficiente “como para contener firme las avenidas de las lomerías del poniente”.

En su interior había “dos calles que forman crucero de parras altas sostenidas por pilares de palo y además, 80 manzanos, membrillares y muchos otros frutales y hortalizas. Tenía junto a ella habitaciones y ramadones cómodos, todo entejado y bien enmaderado. La producción era de rastrojos de alfalfa, sembradíos de trigo y maíz, potrerillos y molinos”, dice un inventario de la época. También habla de la existencia de la “casa nueva” de teja y cimientos altos de piedra y cal, y con rodezno, piedra labrada y fierro” que sin duda es la sala que aún subsiste con modificaciones posteriores.

Finalmente, en 1950 las lomas pasaron a llamarse oficialmente Grand Bourg, en homenaje al general José de San Martín, por el centenario de su muerte.

La casona, en plena etapa de refacción en junio de 1968.

Lomas y finca cambian de nombre

El 21 de marzo de 1829, la “Quinta de Medeiro“ fue vendida a don Juan Gregorio Patrón, pasando a llamarse desde entonces “Lomas de Patrón”, o “Hacienda el Paraíso”, aunque a decir verdad, perduró el nombre de Medeiro. A mitad del siglo XIX, la finca fue heredada por don Robustiano Patrón Escobar, casado con Francisca Costas, que con sus hijos formaron más tarde la sociedad “Patrón Hermanos”. 

Complejo industrial

A partir de 1829, los Patrón levantaron en las adyacencias una curtiembre que fue precursora del desarrollo industrial salteño en el período poscolonial. También instalaron una fábrica de carruajes, entre otras actividades que desarrollaron gracias a la proximidad de la ciudad y del río.

Lo cierto es que a partir de 1847, en un sector de las tierras próximas a la sala, había crecido un complejo agroindustrial integrado por los molinos, la curtiembre y un aserradero, además de plantaciones de alfalfa, maíz, cebada, hortalizas, frutales y un nuevo cultivo: el tabaco. En el exitoso desarrollo de ese complejo agroindustrial, el paso de las aguas del río Arias fue fundamental. Ellas permitieron no solo obtener fuerza motriz sino también usarlas con fines industriales (curtiembre) y de riego. 
Por fin demos decir que pese a los sucesivos cambios societarios (Sociedad Inmobiliaria del Norte S.A., La Loma S.A., etc) la casona fue conservada por la familia Patrón hasta 1968, cuando la adquirió la Provincia de Salta, durante la gestión del general Héctor D’Andrea. 

¿Cuándo se inauguró el mercado? 

Si bien actualmente se acepta que el Mercado Artesanal de Salta tiene 50 años, la fecha exacta de su inauguración es algo incierta. Así por ejemplo, la Dirección Provincial de Turismo informó el 23 de junio de 1968 (El Tribuno, 24/06/68) que “próximamente se procederá a inaugurar en nuestra ciudad el primer Mercado Artesanal del país, en la antigua casa del Alto Molino -Avda. San Martín 2555- que fuera recientemente adquirida por el Gobierno de la Provincia y cuya refacción finalizada en los próximos días. En este edificio se habilitarán salas de exposición y ventas, y talleres para artesanos”. 

Más adelante, el ente de Turismo hace una invitación: “A través de esta columna, se hace un llamado a todos los artesanos de Salta, para que comercialicen su producción en el referido Mercado Artesanal...”. 

Lo rescatable de este primer informe, es que desmiente la versión de que el predio había sido donado.

Año 1968, avenida San Martín, vías, ripio y el Alto Molino.

Días después, el 26 de junio, la señora Lidia Gallo de Linares, directora interina de la Dirección de Turismo, visita con otros funcionarios la casona del Alto Molino ( Foto de El Tribuno del 27/06/68) donde se puede ver que está en plena etapa de refacción. Allí, la señora de Linares resalta la belleza del entorno del Mercado Artesanal (sic: “al pie de las Lomas de Medeiro”,) y adelanta que sería inaugurado el próximo 10 de julio. Y concluye su mensaje invitando a todos los artesanos de la provincia a participar de una reunión informativa. 

Postergación

El 10 de julio, Turismo da un comunicado informando que se postergaba la inauguración hasta el 15 de julio por “no haber concluido el trabajo de refacción a cargo de la Dirección de Arquitectura”. Pero el 15 de julio, tampoco se inauguró aunque en esta oportunidad, el organismo se llamó a silencio, al menos, hasta fin de mes.

Pese a ello, el 25 de julio la comuna de Tartagal anunció que enviaría al Mercado Artesanal, unas 200 piezas de alfarería y de tejidos de chaguar y lana, transformándose así, en el primer expositor de artesanías. 

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