¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

20°
23 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

El temor a desaparecer se cierne sobre Chiyayoc

La incomunicación y falta de servicios hace que las familias jóvenes migren a la ciudad.
Domingo, 05 de agosto de 2018 00:00

Cornelio Herrera (42) es concejal de Iruya. Nació en San Juan, una comunidad cercana a Chiyayoc, aún más dispersa que esta y donde actualmente viven 12 familias. Su papá era de Chiyayoc y Cornelio, como representante del pueblo colla a nivel nacional, conoce al dedillo las 18 comunidades en el municipio de Iruya. Mientras que aguarda con los demás que se cuezan el asado de cabrito y los papines andinos, relata que en aquellas latitudes hay "más que necesidades, derechos incumplidos del Estado provincial y nacional". "Más que nada faltan los servicios básicos, la escuela, el camino, la energía eléctrica. Seguimos usando la vela y el mechero y para un joven querer estudiar con eso es dificultoso, incluso la misma distancia que hay de aquí adonde llegan los vehículos. Las familias no tienen paneles solares", enumera, impotente.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Cornelio Herrera (42) es concejal de Iruya. Nació en San Juan, una comunidad cercana a Chiyayoc, aún más dispersa que esta y donde actualmente viven 12 familias. Su papá era de Chiyayoc y Cornelio, como representante del pueblo colla a nivel nacional, conoce al dedillo las 18 comunidades en el municipio de Iruya. Mientras que aguarda con los demás que se cuezan el asado de cabrito y los papines andinos, relata que en aquellas latitudes hay "más que necesidades, derechos incumplidos del Estado provincial y nacional". "Más que nada faltan los servicios básicos, la escuela, el camino, la energía eléctrica. Seguimos usando la vela y el mechero y para un joven querer estudiar con eso es dificultoso, incluso la misma distancia que hay de aquí adonde llegan los vehículos. Las familias no tienen paneles solares", enumera, impotente.

Las familias chiyayoquenses emigran a los centros urbanos donde están disponibles las fuentes de trabajo. Abandonan la producción orgánica de papa, oca, maíz, haba, arveja y carne de oveja, cordero y cabra, porque los pequeños productores no ven ganancia, sobre todo por las enormes distancias que deben cubrir hasta los destinos. "El potencial de agricultura y ganadería es grandísimo aquí. Hay gente con 20 mil hectáreas, montes enteros de 7.000 ha, o San Pedro como 25 mil ha, o Santiago con 120 mil ha, pero necesitamos que llegue un camino a Chiyayoc, San Juan, Rodeo del Valle Delgado, Matansilla del Valle Delgado. Para llegar al mercado de Salta tenemos 420 km", se desahoga. El camino es la esperanza, sobre todo porque en los últimos años vieron desaparecer varias comunidades como Abra de Araguyó y Casa Grande.

"No hay un plan de vivienda, de agua potable ni de paneles solares. Las familias jóvenes deciden con todo derecho emigrar y dejar sus tierras, a pesar de que son propietarios con título comunitario", advierte Cornelio. La desmemoria en Chiyayoc no es un terreno de paso, sino una condición permanente. "Acá no se tiene registrado desde cuándo estamos ni de dónde descendemos. Teóricamente desde siempre estuvimos aquí... Yo mismo lo he dejado para ir a hacer la secundaria a Salta capital y la universidad a Corrientes. Volvemos por sentimiento, pero volver aquí y no tener los servicios básicos es dificultoso", señala Cornelio. Agrega que "Chiyayoc" es un vocablo del "quechua aimara que designaba algún yuyo de la comunidad". Asunción Ramos (38), que cría unas nietas en el pueblo que abandonaron sus hijos, invita a la mesa, que ya está servida.

La papa andina bañada en picante de ají neutraliza el cansancio en los cerros y espanta las historias de crecidas de ríos, incomunicación y despeñamientos.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD