¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

12°
20 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Cuti y Roberto armaron la guitarreada y nadie quedó sin cantar en lo de Ternán

El dúo santiagueño pasó por Salta y recordó anécdotas e historias del cancionero popular. Fueron propulsores en el resurgimiento de este género. Su música se mantiene vigente en todo el país
Lunes, 06 de agosto de 2018 11:00

¡Qué noche papá! Ya se convirtieron en un clásico las grandes guitarreadas en la casa del notable compositor Roberto Ternán. Los nombres más significativos del folclore nacional se llegan al lugar para compartir un vino manso, además de traer a la memoria anécdotas del canto popular.
El corazón inmenso del Chato y la incondicionalidad de su esposa Lili, permiten que este “refugio” (San Lorenzo) visualice encuentros memorables, con personajes que reflejan grandes historias en el cancionero popular.
Hace unos días, Cuti y Roberto asomaron por la “coqueada” para saludar a su gran amigo de andanzas... no se resistieron y enseguida se puso la carne en la parrilla.
El legendario Pitín Zalazar dio el “aura” para la guitarreada, y sobraron los postulantes. Cotín Cornejo, Víctor Figueroa y Villagrán le dieron el toque campestre a la velada, mientras los chicos de Claroscuro le sumaron armonía y buen gusto. Sin distraer la atención, ¡que bien que andan estos changos salteños... ojalá le encuentren el agujero al mate. Con esta puesta en escena los santiagueños no aguantaron más... y con guitarra en mano echaron a volar sus notables creaciones.
“¿Té acordás Chato de esta canción? ¿Y recordás esta otra?”, se escuchaba a Cuti, y la misma interrogación sentenció la boca de Roberto. Y así se fueron sucediendo las obras que crearon en conjunto, como la chacarera “Dejame que me vaya” o “Pedime que vuelva”.
“Que hermoso encontrarse con grandes amigos, como Roberto y Pitín. Nuestra llegada fue para acompañar a Marina y Hugo Jiménez, que junto al Ballet Salta, se presentaron en el Teatro Provincial. Nos une una amistad de varias décadas y no podíamos desistir esta invitación. Estos bailarines son embajadores de la danza nacional en el mundo”, contó Roberto.
La noche prosiguió y la “viola” pasaba de mano en mano... las anécdotas también de boca en boca... lógicamente no podía dejarse de lado cuando se los marcó como uno de los propulsores del resurgimiento del folclore.
“Veníamos con Roberto de compartir en el conjunto Los Carabajal, yo también formé parte de Los Manseros Santiagueños. En 1998 nos planteamos formar el dúo, con un formato diferente y un nuevo estilo musical. Le agregamos saxo y piano a la banda, y eso impactó de manera increíble en la gente joven. Nos llovían los contratos en el plano nacional. Tuvimos algunas críticas pero mayores fueron los halagos”, acotó Cuti.
Tampoco se esquivó su relación con Los Nocheros. “En una ocasión que actuamos en la capital salteña, nos presentaron a Los Nocheros. Ellos recién empezaban con este nombre. Kike Teruel nos pidió una mano y no dudamos ni un instante. En Buenos Aires los hicimos actuar en varios lugares. En los festivales donde nos contrataban, exigíamos que los incluyan a ellos. Así se fueron abriendo puertas”, enfatizó Roberto.
La increíble historia de Los Carabajal comenzó a tejerse en la ciudad santiagueña de La Banda, con don Francisco Carabajal y doña María Luisa Paz. El matrimonio trajo al mundo doce hijos varones: Héctor, el mayor de todos, es el padre de Roberto, mientras Cuti es el menor de los doce hermanos, o sea tío de su compañero de escenario.
Las horas también alcanzaron para recordar que los partidos de fútbol en Cosquín entre folcloristas y los periodistas cordobeses.
“Teníamos un equipazo, en nuestra familia siempre hubo buenos jugadores, eran partidos a muerte, siempre nos favorecía el resultado, aunque ellos publicaban que nos habían ganado. También tuvimos un memorable encuentro de fútbol contra los galancitos (Ricardo Darín, Carlos Calvo, entre otros), en el estadio de Boca Juniors”, resaltó Cuti.
Las chacareras se sucedieron, con Cuti con vinito tinto, y Roberto saboreando un espumoso champagne.
La lista de invitados se completó con los doctores Carlos Martínez y Claudio Torfe, quienes estaban atentos ante cualquier eventualidad o exceso de “agua bendita”, pero muy lejos de eso... todo fue fiesta y cordialidad. Lógicamente no faltaron las ocurrencias de Pita López.
La luna se fue escondiendo, llegó la hora de volver a casa, los momentos lindos pasan rápido. La música santiagueña sigue vigente, y Cuti y Roberto más aún...

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

¡Qué noche papá! Ya se convirtieron en un clásico las grandes guitarreadas en la casa del notable compositor Roberto Ternán. Los nombres más significativos del folclore nacional se llegan al lugar para compartir un vino manso, además de traer a la memoria anécdotas del canto popular.
El corazón inmenso del Chato y la incondicionalidad de su esposa Lili, permiten que este “refugio” (San Lorenzo) visualice encuentros memorables, con personajes que reflejan grandes historias en el cancionero popular.
Hace unos días, Cuti y Roberto asomaron por la “coqueada” para saludar a su gran amigo de andanzas... no se resistieron y enseguida se puso la carne en la parrilla.
El legendario Pitín Zalazar dio el “aura” para la guitarreada, y sobraron los postulantes. Cotín Cornejo, Víctor Figueroa y Villagrán le dieron el toque campestre a la velada, mientras los chicos de Claroscuro le sumaron armonía y buen gusto. Sin distraer la atención, ¡que bien que andan estos changos salteños... ojalá le encuentren el agujero al mate. Con esta puesta en escena los santiagueños no aguantaron más... y con guitarra en mano echaron a volar sus notables creaciones.
“¿Té acordás Chato de esta canción? ¿Y recordás esta otra?”, se escuchaba a Cuti, y la misma interrogación sentenció la boca de Roberto. Y así se fueron sucediendo las obras que crearon en conjunto, como la chacarera “Dejame que me vaya” o “Pedime que vuelva”.
“Que hermoso encontrarse con grandes amigos, como Roberto y Pitín. Nuestra llegada fue para acompañar a Marina y Hugo Jiménez, que junto al Ballet Salta, se presentaron en el Teatro Provincial. Nos une una amistad de varias décadas y no podíamos desistir esta invitación. Estos bailarines son embajadores de la danza nacional en el mundo”, contó Roberto.
La noche prosiguió y la “viola” pasaba de mano en mano... las anécdotas también de boca en boca... lógicamente no podía dejarse de lado cuando se los marcó como uno de los propulsores del resurgimiento del folclore.
“Veníamos con Roberto de compartir en el conjunto Los Carabajal, yo también formé parte de Los Manseros Santiagueños. En 1998 nos planteamos formar el dúo, con un formato diferente y un nuevo estilo musical. Le agregamos saxo y piano a la banda, y eso impactó de manera increíble en la gente joven. Nos llovían los contratos en el plano nacional. Tuvimos algunas críticas pero mayores fueron los halagos”, acotó Cuti.
Tampoco se esquivó su relación con Los Nocheros. “En una ocasión que actuamos en la capital salteña, nos presentaron a Los Nocheros. Ellos recién empezaban con este nombre. Kike Teruel nos pidió una mano y no dudamos ni un instante. En Buenos Aires los hicimos actuar en varios lugares. En los festivales donde nos contrataban, exigíamos que los incluyan a ellos. Así se fueron abriendo puertas”, enfatizó Roberto.
La increíble historia de Los Carabajal comenzó a tejerse en la ciudad santiagueña de La Banda, con don Francisco Carabajal y doña María Luisa Paz. El matrimonio trajo al mundo doce hijos varones: Héctor, el mayor de todos, es el padre de Roberto, mientras Cuti es el menor de los doce hermanos, o sea tío de su compañero de escenario.
Las horas también alcanzaron para recordar que los partidos de fútbol en Cosquín entre folcloristas y los periodistas cordobeses.
“Teníamos un equipazo, en nuestra familia siempre hubo buenos jugadores, eran partidos a muerte, siempre nos favorecía el resultado, aunque ellos publicaban que nos habían ganado. También tuvimos un memorable encuentro de fútbol contra los galancitos (Ricardo Darín, Carlos Calvo, entre otros), en el estadio de Boca Juniors”, resaltó Cuti.
Las chacareras se sucedieron, con Cuti con vinito tinto, y Roberto saboreando un espumoso champagne.
La lista de invitados se completó con los doctores Carlos Martínez y Claudio Torfe, quienes estaban atentos ante cualquier eventualidad o exceso de “agua bendita”, pero muy lejos de eso... todo fue fiesta y cordialidad. Lógicamente no faltaron las ocurrencias de Pita López.
La luna se fue escondiendo, llegó la hora de volver a casa, los momentos lindos pasan rápido. La música santiagueña sigue vigente, y Cuti y Roberto más aún...

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD