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Que la pasión por las cirugías estéticas no ponga en peligro la vida

La Argentina es uno de los países con mayor cantidad de intervenciones estéticas. Lo que hay que tener en cuenta antes de una cirugía o tratamiento estético.
Martes, 11 de septiembre de 2018 11:32

En julio pasado, la muerte de una mujer en Buenos Aires tras someterse a una lipoaspiración volvió a poner sobre el tapete los riesgos de las intervenciones estéticas, que en la Argentina son muy frecuentes. 
Según los últimos datos, es la segunda cirugía plástica que más se practica en el país.
En un relevamiento difundido por la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (Isaps), la Argentina es el segundo país con mayor cantidad de intervenciones de Sudamérica y está en el puesto 16 a nivel mundial. Durante el último año se realizaron 272.420 cirugías estéticas. 
Según este informe, la cirugía de implantes mamarios sigue liderando cómo la práctica cosmética más popular del mundo, con el 15.8% de todos los procedimientos quirúrgicos. Muy cerca, en el segundo lugar, se encuentra la liposucción con el 14%.
Frente a esta realidad, El Tribuno dialogó con el cirujano plástico salteño Ricardo Lara (MN 50.057), quien es vicepresidente de la Región Noroeste de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (Sacper), para advertir sobre los riesgos de no acudir a profesionales idóneos en lugares adecuados para una intervención quirúrgica o procedimientos invasivos con fines estéticos. 
“La Sacper tiene adheridos unos 600 profesionales especializados en la estética, mientras que por fuera hay más de 3.000 ‘intrusos’ que realizan prácticas, como cosmetólogas, esteticistas y hasta médicos que colocan botox o ácido hialurónico y desconocen las gravísimas consecuencias que esto puede ocasionar, como la veintena de cegueras provocadas por colágeno, grasa o ácido hialurónico y las más de 300 muertes (en el mundo) por inyecciones de grasa en los glúteos para su levantamiento, que pueden causar una embolia en el pulmón”. 
El médico Michelle Carle, oftalmólogo del Retina Vítreo Associates Medical Group en Los Ángeles, publicó un estudio al respecto y advirtió que los rellenos pueden llegar accidentalmente a los pequeños vasos sanguíneos de la cara y seguir su camino a la arteria del ojo bloqueando el suministro de sangre de la retina. 
A esto se refiere Lara cuando advierte que dichas prácticas deben ser realizadas por cirujanos plásticos que conocen con precisión las medidas adecuadas y las zonas en las que deben colocarse. “Nosotros hacemos hincapié en la bioseguridad, porque sabemos donde están las venas, los nervios y mantenemos una formación permanente, además de compartir experiencias en los encuentros que realiza la Sacper”.
 “Por ejemplo, como médico cirujano puedo abrir un cerebro porque estoy habilitado para eso, pero en 3 horas puedo matar. No sé operar cerebros, no obstante tengo un título habilitante. Las instituciones no ejercen ni control ni regulación, entonces hay gente que hace cosas aunque no pueda hacerlo. Las cosmetólogas no pueden inyectar, pero inyectan. De la misma manera un profesional de la salud puede inyectar, pero si no tiene la capacitación adecuada sobre las dosis adecuadas habrá consecuencias. Esto tiene que ver con el conocimiento anatómico, pero el problema es que hay profesionales de la salud que toman esto como un negocio, hacen prácticas concernientes a nuestra especialización sin conocimiento y no miden el daño que pueden ocasionar”, aseveró Lara.

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En julio pasado, la muerte de una mujer en Buenos Aires tras someterse a una lipoaspiración volvió a poner sobre el tapete los riesgos de las intervenciones estéticas, que en la Argentina son muy frecuentes. 
Según los últimos datos, es la segunda cirugía plástica que más se practica en el país.
En un relevamiento difundido por la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (Isaps), la Argentina es el segundo país con mayor cantidad de intervenciones de Sudamérica y está en el puesto 16 a nivel mundial. Durante el último año se realizaron 272.420 cirugías estéticas. 
Según este informe, la cirugía de implantes mamarios sigue liderando cómo la práctica cosmética más popular del mundo, con el 15.8% de todos los procedimientos quirúrgicos. Muy cerca, en el segundo lugar, se encuentra la liposucción con el 14%.
Frente a esta realidad, El Tribuno dialogó con el cirujano plástico salteño Ricardo Lara (MN 50.057), quien es vicepresidente de la Región Noroeste de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (Sacper), para advertir sobre los riesgos de no acudir a profesionales idóneos en lugares adecuados para una intervención quirúrgica o procedimientos invasivos con fines estéticos. 
“La Sacper tiene adheridos unos 600 profesionales especializados en la estética, mientras que por fuera hay más de 3.000 ‘intrusos’ que realizan prácticas, como cosmetólogas, esteticistas y hasta médicos que colocan botox o ácido hialurónico y desconocen las gravísimas consecuencias que esto puede ocasionar, como la veintena de cegueras provocadas por colágeno, grasa o ácido hialurónico y las más de 300 muertes (en el mundo) por inyecciones de grasa en los glúteos para su levantamiento, que pueden causar una embolia en el pulmón”. 
El médico Michelle Carle, oftalmólogo del Retina Vítreo Associates Medical Group en Los Ángeles, publicó un estudio al respecto y advirtió que los rellenos pueden llegar accidentalmente a los pequeños vasos sanguíneos de la cara y seguir su camino a la arteria del ojo bloqueando el suministro de sangre de la retina. 
A esto se refiere Lara cuando advierte que dichas prácticas deben ser realizadas por cirujanos plásticos que conocen con precisión las medidas adecuadas y las zonas en las que deben colocarse. “Nosotros hacemos hincapié en la bioseguridad, porque sabemos donde están las venas, los nervios y mantenemos una formación permanente, además de compartir experiencias en los encuentros que realiza la Sacper”.
 “Por ejemplo, como médico cirujano puedo abrir un cerebro porque estoy habilitado para eso, pero en 3 horas puedo matar. No sé operar cerebros, no obstante tengo un título habilitante. Las instituciones no ejercen ni control ni regulación, entonces hay gente que hace cosas aunque no pueda hacerlo. Las cosmetólogas no pueden inyectar, pero inyectan. De la misma manera un profesional de la salud puede inyectar, pero si no tiene la capacitación adecuada sobre las dosis adecuadas habrá consecuencias. Esto tiene que ver con el conocimiento anatómico, pero el problema es que hay profesionales de la salud que toman esto como un negocio, hacen prácticas concernientes a nuestra especialización sin conocimiento y no miden el daño que pueden ocasionar”, aseveró Lara.

Que se debe tener en cuenta
“Primero y lo más importante es tener presente que se trata de un acto médico y por lo tanto debe realizarse en lugares habilitados para ese fin”, remarca Lara.
Lo recomendable es consultar a un médico que tenga especialidad en cirugía plástica o reparadora. 
En www.sacper.org.ar se puede consultar los especialistas en cirugía plástica de cada provincia que forman parte de la institución y pueden acreditar una actualización permanente. “Esos profesionales concurren a encuentros de formación en los que se comparten experiencias, les permiten estar actualizados y tener una curva de aprendizaje necesaria. No se hace a través de un click en una página que puede estar al alcance de cualquiera”, remarca.
“El fin es que el paciente salga satisfecho de la consulta y no busque lo más barato porque puede resultar dañino” agregó el especialista, quien recordó que “hay casos conocidos de intervenciones estéticas en cocinas o en lugares de muy baja complejidad, no aptos, por ejemplo”. 
Todo paciente debe tener acceso a la bioseguridad. El sentido de las cirugías estéticas es que no se note, que sean lo suficientemente naturales.

 

“En lo referente a cirugías no se trata de una competencia desleal en el mercado, sino que lo importante es brindar seguridad al paciente en un lugar adecuado”. Dr. Ricardo Lara - Cirujano plástico
 

Lo económico
Lara sostiene que hay que tener cuidado con los procedimientos “sospechosamente baratos. No se puede elegir por precio y es importante recordar que hay opciones no quirúrgicas y mini invasivas que resultan una alternativa”. 
En este sentido, la suba del dólar podría ocasionar mayores riesgos, ya que todos los insumos de cirugías estéticas se cotizan a precio dólar, desde botox hasta implantes mamarios. 
Por último, indicó que la estética es muy buena para mejorar la calidad de vida, “pero se sobrevalora si hay quienes creen que con una cirugía van a encontrar el éxito y van a llegar a la alfombra roja, o que van a mejorar la vida sexual o recuperar una pareja. Hay que entender que es un acto médico con un marco ético y legal”.
 

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