¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

21°
18 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

La sangre no llega al río

Domingo, 16 de septiembre de 2018 00:00

Entre el "podría haber sido peor", "el campo no tiene por qué quejarse porque cuando tuvo problemas lo defendimos" y "ahora tienen un tipo de cambio más competitivo" las diferentes explicaciones que salen desde las filas oficiales intentan dar una explicación coherente al contrasentido de reimplantar tributos distorsivos.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Entre el "podría haber sido peor", "el campo no tiene por qué quejarse porque cuando tuvo problemas lo defendimos" y "ahora tienen un tipo de cambio más competitivo" las diferentes explicaciones que salen desde las filas oficiales intentan dar una explicación coherente al contrasentido de reimplantar tributos distorsivos.

La respuesta

Algunos datos que se conocieron en la semana dan cuenta de la respuesta productiva a esa medida. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, el maíz perderá 200.000 hectáreas en la campaña 2018/19 respecto de las primeras estimaciones.

Aunque todavía hay un aumento del área, los cálculos de la entidad indican que en Córdoba y en el NOA los productores que preveían sembrar el maíz antes de la reimplantación de los derechos de exportación modificaron su decisión. "Se cambiará el maíz por planteos de soja con menos tecnología, en busca de minimizar el riesgo financiero", dijo el informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la entidad. Se esperaba un área sembrada para la producción de granos y de forrajes de 6,8 millones de hectáreas y ahora se calculó en 6,6 millones de hectáreas. Aquí se demuestra que la reimplantación de las retenciones implica que hay un dólar diferencial para la actividad: es más caro para comprar insumos que para vender la cosecha. Ya se ha visto en otros tiempos.

Otras quejas

En el mediano y largo plazo, los tiempos reales de la agricultura, ese diferencial en el valor del dólar le termina quitando incentivos a la inversión en tecnología: semillas, fertilizantes y fitosanitarios. A eso se suma que la protección arancelaria a algunos de estos insumos, como los fertilizantes, impide la competencia entre empresas.

Un mejor tipo de cambio tampoco resuelve otros problemas que se agravaron con la crisis financiera. La tasa de interés al 60% está afectando a las pymes agropecuarias. Financiarse con tarjetas o con créditos en pesos implica un riesgo más que considerable. Las elevadas tasas de interés también están afectando a las economías regionales y dificultan el financiamiento para renovar equipos de riego, maquinaria e instalaciones. Mientras el escenario macroeconómico no se estabilice, el despegue que necesitan las economías regionales no será rápido.

Además, quienes creen que la devaluación, por sí sola, mejora las perspectivas de las actividades agropecuarias no tienen en cuenta que la Argentina no es el único país con una moneda que perdió su valor. India, el principal mercado mundial para las legumbres, también ha devaluado su moneda.

"Fue como una doble Nelson", describe Adrián Poletti, de Incrementar consultoría agropecuaria. "Todos los cultivos que tienen un precio por debajo de US$500 por tonelada se tornan inviables porque hay que sumar los gastos de procesamiento y logística", añade.

Otras actitudes

Frente a ese escenario, el Gobierno se esfuerza para explicar que se trata de una "situación de emergencia" y una medida "transitoria". El presidente Mauricio Macri dio la cara. Pese a que semanas antes Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) habló de "traición" por parte de la Casa Rosada por haber anunciado la suba de retenciones tras decir que no lo iba a hacer, el Presidente participó de la jornada organizada por la entidad, Jonagro. En otras épocas la respuesta de la máxima autoridad del Estado hubiera sido otra.

"Esta vez han sido todos los sectores a los que les hemos pedido este último esfuerzo temporal", dijo el Presidente, quien admitió que los derechos de exportación son un impuesto "malísimo". E insistió "esto tiene que ser para acompañar una transición donde tenemos que terminar con 70 años de frustraciones". Días antes fue el secretario de Gobierno de Agroindustria, Luis Miguel Etechevehere, quien dio la cara en un congreso sobre cooperativismo agropecuario organizado por Coninagro. Ni Macri ni el ahora secretario recibieron expresiones de rechazo: al contrario, fueron aplaudidos. Acaso sea la memoria de crisis peores. El tiempo develará la incógnita.

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD