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Eva de Dominici: “Me dejo llevar por mi intuición y por lo que me conmueve profundamente” 

El día de Eva de Dominici se inició bien temprano en un hotel del barrio porteño de Palermo. Allí se reunió, desde la primera hora de la mañana, con diferentes medios del país. Ocurre que el 27 de septiembre un nuevo protagónico la lleva a la pantalla grande. De la mano de la realizadora salteña, Bárbara Sarasola-Day, la actriz le da vida a Martina quien -junto a Manuel- cruza la frontera desde Bolivia como “mula”, pero nada sale como lo esperaban. 
Sabado, 22 de septiembre de 2018 09:45

 

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Marina Cavalletti 
El Tribuno



Son las seis de la tarde cuando la joven recibe a El Tribuno. Ha cambiado varias veces su atuendo para los diferentes móviles de televisión y antes del diálogo toma varias selfies que postea en sus redes sociales. Tal vez porque Eva, además de ser una actriz que sorprende a cada paso, es toda una millennial y se debe a sus seguidores. En una conversación intensa, la intérprete recordó el rodaje en el Chaco salteño, el vínculo con sus padres y el final de su relación con Joaquín Furriel, entre otras cosas. Además, asegura que es “bastante impulsiva”.
¿Cómo describirías a tu personaje en “Sangre blanca”?
Martina es una persona normal que se encuentra en una situación extraordinaria. Ella es ajena a todo lo que le pasa, y todo lo que le pasa es desagradable. La película está contada desde ese lugar, es todo muy incómodo. Nada le pertenece. Entonces ella va errática por la vida, sin rumbo. Tiene un compañero de viaje, pero no sabe a dónde va. Quiere hacer un poco más de plata y con lo perdida que está ni siquiera toma conciencia que se está metiendo en un juego que le queda realmente muy grande y del que no va a saber cómo salir.
¿Qué te marcó del rodaje en el Chaco salteño?
Nos recibieron con mucho amor, estuvo buenísimo. La gente venía al rodaje todo el tiempo, teníamos público y eran muy amorosos. La pasamos muy bien, nos hicieron sentir en casa.
¿Desde qué lugar abordaron el vínculo padre e hija con Alejandro Awada?
No lo trabajamos porque no había vínculo. Ella se encuentra con una persona muy cercana, su padre biológico, quien es a la vez completamente desconocido porque nunca tuvieron una relación y él la ha negado toda la vida, ha negado su existencia. En ese sentido, no tuvimos que generar una relación o vínculo de confianza, de compañerismo o de complicidad. Para nada. Son padre e hija únicamente por la sangre, no hay otra cosa que los una. Es más, nosotros nos conocíamos de antes y teníamos más relación que la que tienen los personajes, entonces tuvimos que construir la distancia y la incomodidad.
La película juega con la incomodidad, pero a la vez es muy atrapante. ¿A qué lo atribuís?
“Sangre blanca” habla sobre los límites que uno traspasa y que no tienen vuelta atrás. Expone qué hacés en una situación límite, cómo reaccionás cuando no ves la salida. Uno a veces termina tomado las peores elecciones del mundo. Y eso se ve en la película: no hay salida limpia posible. Es un thriller sobre una chica que está completamente desamparada y se mete en este juego que le queda enorme. Termina en una situación sin salida y recurriendo a la persona menos pensada: atraviesan la frontera con su novio, que muere porque le explota una cápsula de cocaína en el organismo y ella tiene que entregar la droga que hay en su cuerpo y también la que hay en el cadáver. De ahí parte la película, de lo que hace ella con eso. Y además con la ilusión de recuperar la relación con su padre. A pesar de la situación caótica que está viviendo, tiene la esperanza de que su padre le muestre algo de afecto y de que puedan recuperar alguna relación. Ella siente mucha vergüenza al llamarlo para eso, porque quisiera que su papá esté orgulloso de ella. Creo que todos tenemos un poco de eso. Por más que uno adore o al contrario, no quiera ni ver a los padres, siempre tiene esa necesidad de aprobación. A los hijos, cuando un padre está ausente, les termina marcado la vida. Y eso a ella la marcó.
¿Y cómo es la relación con tus padres, en tu vida real?
Es muy diferente, yo me llevo muy bien con mis dos papás, siempre me apoyaron en todo. Imagino que debe ser muy duro no tener esa presencia... que te abandonen. Los primeros vínculos marcan la personalidad.
Decías que tu personaje toma decisiones de manera errática. ¿Cómo sos vos al elegir un proyecto?
Si siento que va, lo deja fluir. Soy así, no pienso tanto las cosas. Si hay algo que va, lo hago. Soy bastante impulsiva, a veces me he metido en líos por ser así. Tengo lo mío. No estoy tan perdida como Martina. La intuición juega un rol muy importante en mí y confío en eso. Obviamente que también pienso mucho con la cabeza, pero camino más por lo emocional. Soy una persona súper sensible, lloro mucho, siento todo con profundidad.
¿Cómo estás del corazón, tras tu ruptura con Joaquín Furriel?
Estoy muy bien del corazón. Joaquín es alguien a quien quiero muchísimo. A pesar de que ya se terminó la relación como pareja, quedó una relación hermosa.
¿Y cómo sigue tu año?
Hay muchos proyectos interesantes, pero no hay nada confirmado. Así que nada que pueda adelantar por ahora.

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