16 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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“En Sangre blanca quise mostrar el eslabón más débil del narcotráfico”

La directora salteña Bárbara Sarasola Day estrenará su nuevo largometraje. Se refirió a su experiencia durante el rodaje, que muestra a los más desprotegidos en la cadena del narcotráfico. 
Lunes, 24 de septiembre de 2018 10:05

A pocos días del desembarco de su nuevo largometraje en todos los cines del país, la realizadora conversó con El Tribuno sobre su experiencia de rodaje en el Chaco salteño. 
El próximo jueves, 27 de septiembre, la cartelera cinematográfica contará entre sus estrenos con “Sangre blanca”, que muestra a los más desprotegidos en la cadena del narcotráfico: las mulas. El filme, protagonizado por Alejandro Awada y Eva de Dominici, cuenta con la dirección de la salteña Bárbaba Sarasola Day. “Lo que quería contar en esta película no era simplemente el narcotráfico, sino el eslabón más débil de ese negocio, que son esas personas que por desesperación o por una necesidad económica extrema se prestan a ser mulas. Es una problemática que sucede en las fronteras de todos los países de Latinoamérica y en el mundo también, en Europa pasa lo mismo”, opina la cineasta en diálogo con El Tribuno.

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A pocos días del desembarco de su nuevo largometraje en todos los cines del país, la realizadora conversó con El Tribuno sobre su experiencia de rodaje en el Chaco salteño. 
El próximo jueves, 27 de septiembre, la cartelera cinematográfica contará entre sus estrenos con “Sangre blanca”, que muestra a los más desprotegidos en la cadena del narcotráfico: las mulas. El filme, protagonizado por Alejandro Awada y Eva de Dominici, cuenta con la dirección de la salteña Bárbaba Sarasola Day. “Lo que quería contar en esta película no era simplemente el narcotráfico, sino el eslabón más débil de ese negocio, que son esas personas que por desesperación o por una necesidad económica extrema se prestan a ser mulas. Es una problemática que sucede en las fronteras de todos los países de Latinoamérica y en el mundo también, en Europa pasa lo mismo”, opina la cineasta en diálogo con El Tribuno.

Locaciones salteñas

En su ópera prima, Deshoras, la joven seleccionó locaciones salteñas, gesto que reiteró en éste, su segundo largometraje. En este sentido, la artista revela: “Lo filmé en Salta porque es lo que conozco y me siento en casa. Fui a Salvador Mazza porque me acordaba del lugar y tenía muchas ganas de filmar en el Chaco salteño, le tengo un cariño enorme a sus lugares y quería volver ahí. Elegí Salvador Mazza porque es muy tropical y además porque es zona fronteriza. En nuestro país tenemos muchísimos kilómetros de fronteras, entre terrestre y marítima. Lindamos con cinco países, es un montón. Aunque el concepto de frontera sea algo totalmente arbitrario”, subrayó.
 Además, al trazar similitudes y distancias entre sus filmes, destacó: “Quería meterme en un género como el thriller. Deshoras tenía algunos elementos de suspenso, si bien es un drama, pero quería llevar algunos elementos al extremo y decidí hacer un thriller con esta película. Sangre Blanca tiene algo de policial y también esa fibra dramática, con la relación padre e hija disfuncional, que va creciendo de una manera muy particular adentro de la película. Lo que tienen en común con Deshoras son los vínculos familiares corridos un poco de lugar y algo de jugar juegos que quedan grandes, como le pasa al personaje de Martina: cruza un límite del que no puede volver”, describió.

Matriarcado

Sarasola Day teje una notable intimidad en sus historias, con roles fuertes, de hombres y mujeres que, en algún punto accionan en equipo. Así, sobre la actualidad en cuestiones de género y la influencia en su producción, declaró: “Vengo de una familia de un matriarcado muy fuerte. Crecí rodeada de mujeres muy poderosas. Cuando escribo, no imagino mujeres que están al lado de un príncipe azul, o en todo caso, no me interesa”, enfatizó.

Paso fronterizo

Finalmente, sobre la trastienda de Sangre blanca, en el paso fronterizo, la directora explicó: “Rodar allí fue una experiencia increíble para nosotros, como equipo técnico y elenco. Nos encontramos con una recepción muy amorosa y en el rodaje teníamos público constante. Además, es una región que suele ser más registro de documental que de ficción. Entonces, hacer ficción, con famosos que reconocen de tele y del cine fue todo un acontecimiento, y para nosotros también. Nos intrigaba mucho la idea de ir. Fue una experiencia de vida para todos los que estuvimos. Estuvo buenísimo. La historia es entretenida y creo que al público le va a gustar. Te mantiene en tensión, no te despegás del asiento y a la vez la relación padre e hija es el corazón de la película. Yo voy a estar eternamente agradecida con Salvador Mazza, con Tartagal y su gente. Valió la pena cada kilómetro y haber filmado ahí, sin dudas”. 
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