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DOCUMENTAL. El Cono de Arita y el Salar de Pocitos, finalistas de las Siete Maravillas Naturales Argentinas

Volcanes, lagos azulados, cuevas, salares y una cultura indígena viva transforman a Tolar Grande en un mundo de ficción.
Domingo, 30 de septiembre de 2018 08:27

Video: Federico Medaa

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Video: Federico Medaa

El Cono de Arita y el Salar de Pocitos, dos de los principales atractivos de Salta, ya son finalistas de la campaña Las Siete Maravillas Argentinas, certamen que busca establecer los iconos naturales que representarán al país a nivel turístico mundial.
Para adentrarnos en el por qué estas formaciones son consideradas excepcionalmente atractivas e interesantes, El Tribuno de propone recorrer en imágenes el infinito paisaje de Tolar Grande, la localidad que alberga a estas maravillas geológicas.

Adentrarse en Los Andes es como ingresar a un mundo sagrado en el que se respiran aromas de una cultura andina milenaria. Los volcanes Incahuasi, Guanaquero, Aracar, Salin, Pulares, Arizaro, Socompa y Llullaillaco, vigilan celosamente los tesoros de los indígenas que en otros tiempos los utilizaron como espacios ceremoniales. En ellos se encuentran diseminados los vestigios de antiguos caminos y cementerios centenarios.

Tolar Grande es un pequeño pueblo ubicado a unos 357 kilómetros de la ciudad de Salta, en el corazón de la Puna salteña, departamento Los Andes. Para llegar a la localidad se transita la ruta nacional 51 hasta San Antonio de los Cobres. Desde este último punto, se debe tomar la ruta provincial 27 que desemboca en el pequeño poblado situado a 3.500 msnm, que cuenta con alrededor de 300 habitantes.
Se formó como muchos pueblos de la zona andina salteña, en los alrededores de la estación de trenes. Sus paisajes llaman la atención por sus impactantes montañas de colores rojizos y los infinitos espacios donde reina el silencio y los vientos moldean las cumbres.

El Cono de Arita, la pirámide volcánica más perfecta del planeta

El Salar de Arizaro se ubica entre los salares más grande del mundo y contemplarlo es impactante. Su nombre en lengua indígena quiere decir dormidero de los buitres, a causa de la gran cantidad de cóndores que habitan en la zona. Se llega al lugar partiendo desde Salta capital por la ruta nacional 51. Hay que atravesar la Quebrada del Toro hasta San Antonio de los Cobres. Luego se debe tomar la ruta 27 hasta Tolar Grande. Lo aconsejable es enfrentar el viaje en vehículos doble tracción y con guía, durante la primavera y el otoño. Unos 80 kilómetros más adelante se encuentra el Cono de Arita, considerado el más perfecto del planeta. Es de sal y lava negra. Se eleva unos 200 metros sobre de la superficie y está enclavado en el centro mismo del Arizaro. Su nombre en aymara significa filoso o punzante. 


Los atractivos que presenta esta escarpada geografía constituyen una verdadera tentación para todos aquellos que practican el turismo aventura y disfrutan de la naturaleza. El Cono de Arita es uno de los lugares más elegidos por los visitantes.

Los volcanes Incahuasi, Guanaquero, Aracar, Salin, Pulares, Arizaro, Socompa y Llullaillaco, son considerados por las comunidades puneñas como lugares sagrados.

Salar de Pocitos

El Salar de Pocitos es otro de los atractivos que deslumbra a los visitantes, especialmente en verano cuando a la vera de la ruta provincial 27 se forma un enorme lago celeste como el cielo. Para configurar el sorprendente escenario natural, en el extremo oeste se levanta el imponente Cerro Macón, de más de 5.600 metros. 
El Salar de Pocitos se encuentra emplazado en un lugar estratégico, por donde cruzan todos los caminos que recorren la Puna y van hacia Chile. Se ha convertido en los últimos años en un importante polo minero, con el que de a poco va retornando la vida al pueblo, que había quedado prácticamente abandonado. Solo 15 familias, oriundas del lugar, residen allí. Una escuela, un colegio secundario itinerante y una radio FM, son muestras de su inquebrantable deseo de superarse y permanecer. Vagones abandonados desde la década del 90, son vestigios de un pasado que buscan dejar atrás. Ya existen dos emprendimientos gastronómicos en el lugar. El Salar de Pocitos, de la mano de sus inigualables atractivos busca posicionarse como una de las Siete Maravillas Naturales del País. 

Ojos de mar 

En el extenso territorio de Tolar Grande también se hallan los denominados “ojos de mar”, pequeñas lagunas que albergan estromatolitos, microorganismos prehistóricos vivos, en un medioambiente muy semejante al que originó los primeros seres vivos hace más de 3.500 millones de años.
Son innumerables los atractivos que se pueden visitar en esta zona. Uno de ellos es el El Arenal, situado a unos 3 kilómetros de distancia del pueblo. Allí se llega en vehículos de doble tracción. Es el punto óptimo para divisar la cordillera de los Andes.
Cerca, a 2 kilómetros hacia el oeste, dentro del salar, se encuentran dos pequeños cerros llamados Los Miradores desde donde se pueden apreciar cerros de sal y bancos de yeso y el formidable salar de Arizaro en cuyo centro se erige como una pirámide el famoso Cono de Arita.

El Túnel del Hombre Muerto, ubicado a unos 13 kilómetros al suroeste del pueblo atraviesa por completo un pequeño cerro. Mide casi 200 metros y su interior está revestido de estalactitas e inmensas columnas de sal. Otro atractivo que el visitante no pude dejar conocer es la laguna Santa María, habitada por flamencos rosados.

Deporte y turismo

Sin duda la región constituye el escenario natural preferido de miles de aventureros y deportistas argentinos y de diversos países del mundo, quienes combinan la práctica de diversas disciplinas como competencias 4x4, maratones, mountain bike, entre otras, con turismo y esparcimiento. Tolar Grande, sin lugar a dudas es uno de los lugares del planeta más dotado de belleza.
 

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