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La dinámica de la doble negociación

Viernes, 07 de septiembre de 2018 00:00

La vida pública recuperó un formato conocido.

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La vida pública recuperó un formato conocido.

Como cada vez que un gobierno debió comprometerse a hacer ajustes para conseguir el financiamiento de un organismo multilateral, la Casa Rosada volvió a resignarse a operar como un intercomunicador entre Washington y el Consejo Federal de Inversiones (CFI).

Lo que se negocia en el Fondo Monetario Internacional debe ser convalidado por los gobernadores, que se reúnen en ese cuerpo interprovincial. Ellos administran su veto cuando se discute el presupuesto, sobre todo en el Senado. Mauricio Macri está sometido a esta dinámica. Reencarna, así, a Carlos Menem, a Fernando de la Rúa, a Eduardo Duhalde, quienes también debieron conseguir la aceptación federal de lo pactado para acceder a un préstamo stand-by. FMI y CFI: esas dos siglas, esos dos polos, sintetizan todo lo que pasa.

Alivio transitorio

En el oficialismo se advirtió ayer algún alivio. En el segundo día de reuniones, la relación con el Fondo quedó encarrilada. Sin que se conozca el cronograma, el adelanto de recursos estaría más o menos acordado.

Los primeros contactos se dedicaron a explicar la malhadada aparición de Macri, hace nueve días, para anunciar una aceleración de desembolsos que apenas había sido insinuada por Hacienda en contactos informales con los colaboradores de Christine Lagarde. Los funcionarios de Washington aceptaron disculpas detalladas por lo que había sucedido. Después comenzó la discusión.

¿Luis Caputo, el presidente del Banco Central, desistió de viajar para facilitar las aclaraciones?

A él se le atribuye haber recomendado al presidente aquella aparición en Facebook. En el Central explican otra cosa: que Caputo no se movió de Buenos Aires para vigilar la situación cambiaria.

Fuera del Fondo, nada

Durante una parte de la jornada, los inversores acompañaron el estado de ánimo oficial. Se entusiasmaron con la versión de que Nicolás Dujovne estaba gestionando un préstamo del Tesoro norteamericano, similar al que Bill Clinton y Robert Rubin facilitaron a México en 1994. La especulación se inspiró en el respaldo de Donald Trump a Macri, seguido por la extensa reunión de los enviados argentinos con el subsecretario David Malpass, de la que participó por un momento el secretario Steven Mnuchin. Pero cuando Dujovne desmintió que ese préstamo se estuviera tramitando, el mercado se deprimió.

El ministro de Economía aclaró que no se están buscando fuentes de financiamiento fuera del Fondo, lo que indicaría que tampoco se espera un salvavidas de China. Macri lo había solicitado en una carta que entregó a Xi Jinping durante la cumbre sudafricana de los Brics.

La agenda del Gobierno con el Fondo es más compleja que la aceleración del préstamo stand-by. La idea de adelantar desembolsos abre una incógnita sobre el financiamiento de la Argentina para 2020 y 2021, años en los que no se sabe quién estará al frente del timón.

Por eso comenzó a conjeturarse un pedido de dinero adicional.

Las nuevas negociaciones

Además, el Central pretende que Washington flexibilice el uso de reservas para domar el mercado de cambios. El mayor defensor de la libre flotación es el demócrata David Lipton, representante de los Estados Unidos en el Fondo. Lipton tiene un aliado explícito: Dujovne negó el lunes que Caputo necesite más instrumentos para defender una paridad determinada del peso con el dólar. No es el único límite que el Central aspira a remover: Federico Sturzenegger pactó un nivel de reservas muy exigente para diciembre de este año y marzo del que viene. Pero este aspecto del acuerdo podría conversarse en diciembre. Para ese entonces, Macri deberá atravesar las grandes aguas: que el directorio del FMI apruebe una revisión general de las variables que se comprometieron para septiembre durante la negociación que se hizo en junio.

En el otro frente, el del CFI, también hay una renegociación. Los gobernadores del PJ solicitaron una reunión con el Presidente. El pedido tuvo un carácter institucional. Aunque la hilacha partidaria asomó por la presencia de Sergio Massa en la reunión donde alumbró la iniciativa. Los peronistas enmascaran con modales caballerescos una creciente agresividad. Apelan a una excusa: la Casa Rosada se negó a incorporar al gabinete más representantes de la UCR. Alfredo Cornejo, el presidente de ese partido, dijo: "Vamos a ayudar al Gobierno desde afuera". La distancia del aliado justifica un mayor alejamiento del rival.

El dossier

Entre los principales dirigentes peronistas circula un dossier que analiza la propuesta oficial de presupuesto y ofrece una alternativa. La negociación empezó antes de que se celebre la reunión con Macri. Por ejemplo: ayer, el Gobierno decidió incorporar el decreto con las nuevas retenciones al proyecto de presupuesto, tal como exigía Miguel Pichetto, el jefe del PJ en el Senado.

Así desaparecería el principal nubarrón que amenazaba ayer todo el plan fiscal: una avalancha de medidas cautelares.
Aún está abierta la discusión material de la medida: el PJ va a cuestionar la retención de $4 por dólar, con el argumento de que cobija un incentivo para que el exportador no liquide divisas y provoque una depreciación, de modo de licuar el gravamen.
En su transacción con el Gobierno los ministros de Hacienda peronistas llegaron a otros acuerdos, que aumentarían los ingresos en $140.000 millones, de los cuales $82.000 serían coparticipables. Allí está la suspensión de la rebaja de la alícuota de Ganancias de 35% a 30%, equivalente a $ 40.000 millones más; también se sugirió, y el oficialismo aceptó a través de un proyecto de los diputados Massot y Laspina, modificar el piso a partir del cual las empresas pueden ajustar sus balances por inflación, lo que mejoraría los ingresos en $79.000 millones; se contempla también la restitución del 1% de impuesto a los bienes personales radicados en el exterior, que supone una recaudación suplementaria de $30.000 millones.

Patrimonio

Para mortificación de quienes cuentan con un gran patrimonio fuera del país, en el PJ promueven que se prohiban los fideicomisos irrevocables, un instituto que se discutió en el caso Eurnekián, que llegó hasta la Corte.
El peronismo ya avisó al Gobierno que no aprobará la generalización del impuesto las ganancias para los jueces, una idea que comparten el ministro de Gobierno de Salta, Marcelo López Arias, y Germán Garavano, quien salvó su cargo de ministro de Justicia gracias a Fabián Rodríguez Simón, el influyente Pepín. Teléfono para Angelici. Los negociadores de Cambiemos ya admitieron esa reticencia, cuyo principal abanderado fue Pichetto.

El menú

El PJ visitará a Macri con un menú de propuestas sobre el recorte de gastos. Los gobernadores, a quienes el Presidente recibirá el martes, aceptan que se les transfieran los subsidios al transporte. Sobre todo porque esa delegación castiga a la provincia de Buenos Aires en unos $24.000 millones. Y también a varios municipios gobernados por radicales: el principal es el de Córdoba, donde Ramón Mestre deberá desembolsar $1500 millones. Juan Schiaretti sigue siendo un fan de Macri. Así cualquiera.
Con las nuevas retenciones los peronistas reclamarán la restitución del fondo sojero. Amenazan con recursos de amparo municipales, con el argumento de que con las partidas que ahora el Gobierno retacea se financian trabajos que deberían suspenderse.
La obra pública es otro capítulo de la discusión. El PJ pedirá que no se suspenda el financiamiento, por lo menos en sus provincias. En todo caso, que el recorte se reduzca a Buenos Aires, donde Macri pensaba ganar las elecciones con cemento.
Este reclamo federal converge con el de Gerardo Martínez, de la Uocra, uno de los principales aliados del Presidente en la CGT. Los gremios están coordinados con los gobernadores. Mantienen el paro del 25, pero temen que se les atribuya una desestabilización. Están inquietos por una cifra que se filtró de los números oficiales: para este año, Economía prevé una inflación del 42%, número destacado en colorado en los papeles del PJ. Sin embargo, los sindicatos están más alarmados por otra novedad. Con la disolución de los ministerios de Salud y de Trabajo no saben quién es el responsable político del financiamiento de las obras sociales. ¿Seguirá siendo Jorge Triaca? ¿Deberán hablar con Carolina Stanley, nueva jefa de ese universo? Muchos cambios para ellos, ya que también se fue Mario Quintana.

Gustavo Lopetegui

A propósito de ese desplazamiento: el otro vicejefe de Gabinete, Gustavo Lopetegui, conserva su oficina e interviene en las discusiones con la misma autoridad que tuvo siempre. ¿Su metamorfosis fue una ficción misericordiosa para embalsamar la sensibilidad budista de Quintana?
El movimiento principal de la jefatura de Gabinete fue el ingreso de Andrés Ibarra, quien ya ocupó su función actual en Boca Juniors como gerente general. Ibarra proviene de Socma, lo que habilitó a un irreverente a diagnosticar: “Macri socmatizó la crisis”.
 La gestión política pasa por otro meridiano.
Desde que el mar se puso turbulento, el Presidente delegó todo el poder de negociación con el PJ en Marcos Peña, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Emilio Monzó y Rogelio Frigerio.
Si se admite una imagen analógica, son los telefonistas.
 Los encargados de que lo que exigen el FMI y el CFI, en algún momento, haga juego.
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