Lo que algunos productores de la zona de Anta venían advirtiendo finalmente sucedió. El martes, cerca de la medianoche, en una finca ubicada en el paraje El Manantial, Darío Rubén Matorras, de 56 años, mató con un arma de fuego a Ricardo Luis Romero, de 32, cuando lo descubrió llevándose dos vacas de su finca. Al ser interceptado por el dueño de la finca el cuatrero sacó un arma de fuego y disparó, logrando herirlo, pero el propietario del ganado sacó una pistola y repelió la agresión, matando al cuatrero. Matorras, que terminó haciendo justicia por mano propia, fue trasladado al hospital.
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Lo que algunos productores de la zona de Anta venían advirtiendo finalmente sucedió. El martes, cerca de la medianoche, en una finca ubicada en el paraje El Manantial, Darío Rubén Matorras, de 56 años, mató con un arma de fuego a Ricardo Luis Romero, de 32, cuando lo descubrió llevándose dos vacas de su finca. Al ser interceptado por el dueño de la finca el cuatrero sacó un arma de fuego y disparó, logrando herirlo, pero el propietario del ganado sacó una pistola y repelió la agresión, matando al cuatrero. Matorras, que terminó haciendo justicia por mano propia, fue trasladado al hospital.
Presagio
Pequeños y medianos productores, junto a sus abogados, se reunieron el lunes pasado con el secretario de Seguridad provincial, Jorge Ovejero, en las oficinas del Sistema de Emergencias 911, Mitre y Ameghino. De la reunión también participaron jefes de la Policía de Anta, encargados de la Policía Rural, la Brigada de Investigaciones y Unidad Regional. La reunión había sido convocada por Eduardo Rodríguez, director de la Cámara Regional de la Producción.
Los productores dejaron en claro la enorme preocupación por la inacción de la Justicia en esa zona. De manera premonitoria, uno de los productores adelantó lo que unos días después terminó sucediendo en Apolinario Saravia. “Ante la inacción de la justicia en Anta, los productores sentimos que algo tenemos que hacer, vamos a bajar al cuatrero que encontremos robando”, apuntó un productor de El Quebrachal.
La falta de respuestas también impulsó a varios productores, entre ellos el ingeniero Moya, a poner el grito en el cielo. Moya se hizo presente en El Tribuno, donde expuso la enorme “incertidumbre” que reina en un ambiente contaminado por el entramado político/judicial.
“La impunidad desalienta no solo las futuras inversiones de este productor, sino de todos aquellos que estén en las mismas condiciones”, dijo el ingeniero Jorge Moya, y agregó: “Muy pocos serán los que se animen a arriesgar su capital y esfuerzo sin la certeza de que su propiedad estará a asegurada por los poderes del Estado”, dijo indignado.
El hecho
Sobre el hecho con desenlace fatal que se produjo en Apolinario Saravia, según fuentes de la investigación, fue el mismo Matorras quien tras ser trasladado del lugar hacia un instituto médico señaló que descubrió a un hombre que se estaba llevando dos vacas de su propiedad. Previo a preguntarle qué hacía, le ordenó que dejara los animales que se estaba llevando; a lo que Romero -el cuatrero- le respondió que lo mataría, sacó un arma y disparó contra él. Uno de los disparos impactó en la ingle de Matorras, quien a pesar de estar herido pudo sacar su pistola e hirió mortalmente al cuatrero.
Luego Matorras fue trasladado por su hijo al hospital de Apolinario Saravia, desde donde fue derivado al hospital San Bernardo de Salta capital.
De la camioneta del hijo de Matorras, en la que fue trasladado al hospital, los policías secuestraron una pistola calibre 22 y el hijo del finquero, de 18 años, quedó detenido de manera preventiva.
El diagnóstico medico sobre Romero decía que falleció por una “herida con arma de fuego con ingreso sin salida, con orificio en la región de la vejiga”.
Graves sospechas
El Tribuno averiguó que Ricardo Luis Romero, quien tenía 32 años, el cuatrero que terminó pagando con su vida tras enfrentarse con el dueño de los animales que intentó robar, tenía antecedentes penales. Según trascendió, había sido denunciado por violencia familiar, liberado hace algunas semanas luego de estar tras las rejas. En ese mismo tenor, fuentes consultadas también señalaron que tanto Romero como su círculo íntimo tendrían protección política en la zona de Anta gracias a un presunto vínculo que la hermana de Romero tendría con alguien de la Fiscalía Penal de esa jurisdicción. “No era la primera vez que cuatrereaba impunemente, esta vez se encontró con la horma de su zapato y la pagó. Matorras es un tipo de carácter”, señaló un hombre del lugar.